Combatir el fracaso: Extracto del libro ‘Sobrevivir al Fracaso’

3 junio 2015

“¿Es posible salvar mi negocio del fracaso?”, me preguntó por correo electrónico una mujer a quien llamaremos Rosa.

La orgullosa dueña de un restaurante en una zona de oficinas en la ciudad de México se dio cuenta de que su negocio estaba en números rojos; mes a mes se tronaba los dedos para pagar la nómina.

Las ventas del restaurante de Rosa disminuyeron desde que nuevas opciones de comida rápida abrieron en la zona. Por si fuera poco, la cocinera que había estado con ella desde el principio acababa de renunciar.

Después de diez años su restaurante estaba quebrado (como le sucede al 90% de los negocios en México durante su primera década de vida). Nadie lo dice, pero al arrancar un negocio, éste tiene más probabilidades de fracaso que de éxito.

Todas las semanas recibo mails como el de Rosa, pertenecen a personas que acaban de fracasar en un negocio o que atraviesan un momento complicado y me contactan en busca de ayuda.

Si algo de lo que leíste te suena familiar y tu negocio cerró o está en un mal momento, lo más importante que debes de saber es que no estás solo: 75% de los valientes que ponen un negocio fracasan antes de cumplir dos años.

Sobrevivir_Al_Fracaso

La buena noticia es que ya sabemos cuáles son las principales causas por las que los negocios fracasan en México y todas pueden corregirse y prevenirse. Es decir, hay negocios al borde del fracaso que pueden salvarse.

El mundo de los negocios está lleno de historias como la de Rosa, de empresarios y emprendedores desesperados por ver su negocio en el borde del fracaso; incluso de gente que iría a visitar a un brujo con tal de salvar su negocio. En su búsqueda por respuestas o un poco de esperanza, algunos de estos empresarios en apuros prefieren escribirme un mail. Espero que este libro y en especial este capítulo les sirvan de algo.

A Rosa le respondí que lamentaba mucho la situación de su negocio y la invité a la próxima Fuckup Night para conocerla en persona y poder platicar de frente sobre un tema tan relevante para ella y su familia.

Después de las historias de fracaso, Rosa se acercó y me dijo: “Hay un momento en la vida en el que vemos cómo el fracaso se acerca lentamente. Algunos se paralizan, no hacen nada y sucumben. Escuchar estas historias de fracaso me hizo ver que tengo que reinventarme”. Tiene toda la razón, es posible combatir el fracaso.

Un ejemplo perfecto de perseverancia a la hora de combatir y vencer el fracaso es el de Iluméxico, una empresa social, mexicana, que lleva iluminación con paneles solares a comunidades rurales.

Hace unos años el ingeniero Manuel Weichers, fundador de la empresa, empezó a trabajar con una comunidad en el estado de Veracruz. “Fue un proceso de electrificación en el que todo salió mal, la comunidad estaba muy enojada, yo creía que nos iban a linchar”.

Para empezar, Manuel compró los focos a un proveedor chino que le quedó mal, se los entregó tarde y defectuosos. Luego, instaló en las casas de la comunidad focos de leds que convirtieron el pueblo en un antro y generaron la inconformidad de los pobladores.

Manuel iba y venía a la comunidad, arreglando desperfectos y calmando ánimos. Al final logró electrificar el pueblo, con pérdidas económicas pero con todos los huesos completos. “Estuve a punto de fracasar, y lo más sencillo hubiera sido rendirme, pero la perseverancia y el éxito final en ese proyecto me abrieron muchas oportunidades”.

Para combatir el fracaso es importante aprender a ver el negocio con perspectiva y no dejarse llevar por la operación. “No por mirar un árbol dejes de ver el bosque”, me aconsejó hace un par de años Adolfo Ortega, uno de los periodistas de negocios más respetados en México, cuando era mi jefe. Yo estaba editando un reportaje que tenía múltiples fallas por lo que, sin darme cuenta, empecé a dejar de ver el reportaje como un todo y me enfoqué en párrafos individuales; así llegué a un punto en el que el reportaje ya no tenía sentido ni ritmo.

Cuando Adolfo me dijo la analogía del árbol y el bosque me dio una de las mejores lecciones de negocios y de periodismo en la vida.

Si se mira un negocio con perspectiva es mucho más sencillo identificar cuando, por ejemplo, surge un nuevo competidor que crece rápidamente y capta a los clientes que tú no has podido alcanzar. Si el enfoque del director de la empresa está solo en la operación diaria es probable que se entere de la existencia de un nuevo competidor cuando ya es demasiado tarde.

Si un emprendedor tiene los ojos abiertos y no se deja llevar por el día a día del negocio es más sencillo que identifique cuando el equipo está pasando por una Chrisis, o bien, cuando está saturado de trabajo y requiere de integrar a nuevas personas.

Una buena forma de lograr esa perspectiva es distanciándose temporalmente del negocio y descansando. Es indispensable, de vez en vez, dejar que pasen más de 48 horas sin hacer absolutamente nada relacionado con el negocio. Tu mente lo agradecerá, regresarás con más energía, nuevas ideas y una mejor perspectiva.

Algunos de los grandes cambios que se hacen en los negocios suceden justo después de que el director ha regresado de sus vacaciones, pues durante ese periodo libre de e-mails, juntas y emergencias su cerebro empieza a funcionar de una forma diferente, a partir de otras conexiones neuronales.

Por ejemplo, Bill Drayton, fundador de Ashoka, cada año se retira durante una temporada a la naturaleza, ahí reflexiona acerca del rumbo de la organización y después regresa a la oficina para hacer los ajustes necesarios.

Las pausas son indispensables para prevenir el fracaso, combatirlo y tener la claridad mental indispensable para ver cuando éste se acerca.

Señales de alerta

Si reconoces varias de las señales de alerta enlistadas a continuación es probable que tu negocio esté en riesgo.

Banco

  • Tu banco te ha rebotado cheques porque tu cuenta bancaria no tiene fondos.
  • Tu banco se niega a darte un préstamo o a incrementar tu límite de crédito.

Impuestos

  • No has pagado impuestos en los últimos dos meses.
  • No llevas la contabilidad formal y, por lo tanto, no sabes cuántos impuestos tienes que pagar.

Deudas

  • Tu flujo de efectivo no alcanza para pagar las deudas.
  • En más de dos ocasiones no has cumplido los términos de pago que acordaste con tus proveedores o acreedores.
  • Algunos de tus acreedores te han amenazado o demandado.

Deudores (aquellos que te deben dinero)

  • No te pagan a tiempo.
  • No sabes cuántos deudores tienes en total.
  • Solamente buscas a tus deudores cuando te quedas sin flujo de efectivo, pues no tienes quien se dedique a esa labor.

Gestión y liderazgo

  • La empresa es una dictadura en la que una sola persona toma todas las decisiones sin aceptar retroalimentación.
  • Los líderes de la empresa no pueden tomar decisiones o ejecutarlas porque no poseen información suficiente o tienen información errónea.
  • Los líderes de la empresa están desenfocados del “core business”.
  • Los líderes de la empresa no tienen reuniones regulares para hablar acerca de la dirección de la misma ni conciertan juntas de consejo.
  • Empresa pobre empresario rico, en otras palabras: los directores tienen salarios gigantes que exprimen los recursos de la empresa.
  • El equipo se ve desmotivado o se enferma constantemente.

Información que se desconoce

  • Utilidad bruta y neta.
  • Costos.
  • Ventas al mes y al año.
  • Punto de equilibrio.
  • De dónde viene el 80% del trabajo.
  • De dónde viene el 80% de la utilidad.
  • Quién es tu competencia real en el mercado y quiénes representan un riesgo.

Finanzas

  • Has refinanciado en varias ocasiones la requisición de activos.
  • Piensas que solo necesitas que te caiga una gran cantidad de dinero para solucionar este problema.
  • Has adquirido préstamos personales o hipotecado tu casa para que el negocio continúe.
  • Sientes que no tienes buena reputación para salir a buscar inversionistas, incluso entre tu familia y amigos.

Tu mismo(a)

  • Sientes que eres la única persona que puede tomar decisiones en el negocio.
  • No puedes levantarte a trabajar los lunes.
  • Te sientes aliviado cuando llega la noche del viernes.
  • No abres tus cartas.
  • No revisas tu mail.
  • No tomas llamadas.
  • No puedes dormir.
  • Te sientes muy solitario en el trabajo.Sobre la autora:

Leticia Gasca, co-founder y CEO del Instituto del Fracaso y Fuckup Nights (www.fuckupnights.com), el movimiento de emprendedores con presencia en +130 ciudades +40 países

Artículo escrito por Colaboración

1 Comentario

  1. Victoriano Maldonado Moncada

    Excelente artículo, felicidades.
    Como puedo suscribirme?

    Responder

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