Ningún fracaso puede derrotar a la perseverancia: el factor crítico de los ganadores

6 junio 2016

Ponte en situación. Acabas de recibir una llamada telefónica del abogado de un familiar del que no sabías nada desde hace tiempo. Te ha dejado en herencia un millón de euros. El dinero está depositado en una caja fuerte de un banco suizo para que lo recojas. Sólo hay un inconveniente: la combinación de la caja fuerte se encuentra en un estuche de plata en la cima del monte McKinley, en Alaska, con una altura de 6.193 metros, la más alta de Norteamérica.

Rocky

Las instrucciones son precisas: has de coronar la cima escalando y hacerte con la clave. Si cumples el cometido en un plazo de doce meses, el dinero pasará a formar parte de tu patrimonio; de lo contrario, lo pierdes para siempre.

Párate a pensarlo por un momento: ¿Lo harías? ¿Serías capaz de hacerlo? No se trata de un ascenso imposible, muchos escaladores han hecho cumbre allí; eso sí, exige planificación, preparación y entrenamiento físico y mental para conseguirlo.

Te preguntarás porque te cuento esta historia. Muy sencillo. ¿Sabes cuál es el factor más importante para el éxito? La Determinación (por conseguirlo). Hace algunos años la consultora estratégica McKinsey realizó un estudio para conocer cuáles eran los factores más relevantes a la hora de tener éxito –eso que todos deseamos–, y si bien el informe hablaba de un conjunto de factores claves, en el número uno de la lista estaba la Determinación.

¿Y qué es la Determinación? La Determinación es el compromiso con nuestras metas; la Determinación es darlo todo por una causa; la Determinación es hacer lo que haga falta el tiempo que haga falta. La Determinación no admite excusas, sólo resultados.

Sustituye en el ejemplo anterior de la montaña McKinley, la palabra cima por sueño o deseo –el tuyo propio–, y a partir de ahí tienes la ecuación hecha. La cuestión nunca es si algo es o no posible, sino cómo conseguirlo. Sólo se trata de descubrir qué hacer (por ensayo y error) y no parar.

La determinación

Ya en este mismo portal de Sintetia, en el artículo Media docena de cosas que no debes olvidar, decíamos que «el precio del éxito es el precio del aprendizaje; y el precio del aprendizaje es el precio del tiempo invertido en dominar una tarea». De lo que se trata es de tener una estrategia de salida (meta), diseñar un plan, ponerse en movimiento, focalizarse y comprometerse con el resultado para cuando no haya resultados seguir buscando caminos hasta dar con la tecla. Como apunta Robert Kiyosaki, uno de los personajes incluidos en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 9ª edición): «Comprometerse con uno mismo es la primera obligación para el éxito. Si tiene un sueño dedique los años necesarios para cumplirlo, que todo gire en torno a él. Aprenda de las personas que admira y han cumplido metas, y relaciónese con gente exitosa que pueda ofrecerle conocimiento y experiencias útiles en la vida».

La vida y los obstáculos

Si de verdad quieres algo –y no sólo de boquilla–, nada ni nadie te va a impedir que lo consigas, lo cual no quiere decir que sea fácil. Ninguna meta que merece la pena lo es. La vida siempre nos pone a prueba, y la forma que tiene la vida de ponernos a prueba son los obstáculos. Los obstáculos son la forma que tiene la vida de ver si queremos lo que decimos que queremos; los obstáculos son la forma que tiene la vida de distinguir entre dos tipos de personas: los que dicen que quieren algo de los que realmente lo quieren. Los primeros desisten y los segundos insisten.

Si realmente sabes lo que deseas en la vida, el desánimo no es una opción. El éxito es una cuestión de perseverar cuando los demás ya han renunciado. La experiencia demuestra que muchas veces el éxito no tiene nada de especial, simplemente se trata de seguir avanzando sin pararse. Quizás por eso el escritor Honoré de Balzac decía que «la constancia es el fondo de la virtud». Quien resiste, vence. Ningún fracaso puede derrotar a la perseverancia.

Como se dice en Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edición): «¿Tu principal obstáculo? Que pierdas la Fe, que creas que es inalcanzable y entonces abandones. Tu mayor enemigo son las dudas sobre ti mismo. La mayoría de la gente abandona porque al no ver resultados (muchos los quieren de un día para otro), desiste. En esta vida nadie fracasa, sólo hay gente que baja los brazos».

Sarah Reinertsen ejemplo de perseverancia

Si deseas algo con toda tu alma, ningún obstáculo será lo suficientemente grande (por más que lo parezca) para hacerte abandonar. Acabarás rebasándolo. Siempre ha sido así a lo largo de la historia. Por el camino tendrás sentimientos de duda e inseguridad, miedos, bajones emocionales, dolores y otras muchas cosas, pero tu férrea Determinación (nada de vaguedades ni condicionalidades) por conseguir lo que quieres te hará vencerlos. Si tienes alguna duda al respecto lee el caso Rocky Balboa del que escribíamos hace ya más de cuatro años. Su historia es un claro ejemplo de de Determinación.

Francisco Alcaide Hernández

Conferenciante, formador y escritor en liderazgo y motivación

Autor del bestseller Aprendiendo de los mejores (9ª edic.) y

Tu futuro es HOY (2ª edic)

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Artículo escrito por Francisco Alcaide Hernández

Conferenciante, formador, escritor y coach en liderazgo y motivación

4 Comentarios

  1. Juan

    Hay que matizar este mensaje gringo mucho. Por ejemplo, el tipo de meta es importante. No es lo mismo proponerse aprender a bailar salsa, que ganar el Trour de Francia. Entre otras cosas, el Tour solo lo gana uno de entre muchos hyperdeterminados

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  2. Vicente Bou Ayllón

    Esto de la «cultura del esfuerzo» (no pares, insiste, resiste, más veces, más tiempo, etc.) está muy bien… ¡para personas incultas! que al no tener desarrollado el pensamiento crítico no se dan cuenta de…

    1.- muchas metas perseguidas no son auténticas al ser impuestas de modo explícito o tácito: sugestión, coacción, por querer tener la aprobación de alguien, moda, etc.

    2.- está relacionada con el «valle de lágrimas» terrenal de la tradición judeo-cristiana: vivir con penitencia, diferir gratificaciones, sacrificar el disfrute de la vida, purificarse del pecado original,… en resumen: masoquismo como salvación.

    3.- perseverando en el logro de una meta se pueden estar perdiendo oportunidades vitales. Coste de oportunidad. No todo merece la pena y menos por periodos prolongados.

    4.- perseverar puede ser inapropiado y poco saludable pues hay situaciones en las que no tiene sentido seguir: si estás en un hoyo, no sigas cavando… (si es estás ante tareas que ya no te satisfacen, si es estás ante objetivos que no consideras alcanzables y te desmotivan, si estás ante un fracaso constante o bien ante un éxito parcial que podrías haber ya logrado óptimamente tiempo atrás actuando con otros métodos alternativos a esos en los que todavía perseveras).

    5.- está relacionada con una política de rodearse de expertos-especialistas que resuelven los problemas ejecutando métodos-procesos obedientemente… sin cuestionar nunca su definición-enunciado, sin cuestionar la forma del ver el problema. Calla, escucha y haz lo que te digo (aunque sea estúpido, innecesario, perjudicial, costoso, etc.).

    Por tanto hemos de aprender a elegir cuando no o cuándo sí perseverar: con más inteligencia y visión a largo plazo. No niego la importancia del esfuerzo, pero sí la fragilidad de de una «cultura» mágica centrada en la perseverancia.

    Slds, Vicente Bou Ayllón

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  3. José A. Padilla

    Gran artículo, sólo los que perseveran consiguen lo que se proponen. Insiste, persiste y no desistas. 😉
    Un saludo.

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  4. Daniel López

    Más razón que un santo! Determinación ante todo. Felicidades por el artículo.

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