Por qué fracasan los países

11 septiembre 2012

Sintetia tiene el inmenso placer de ofrecer hoy a sus lectores, por cortesía de la Editorial Deusto, un capítulo gratuito de la gran obra “Por qué fracasan los países”, de Daron Acemoglu y James Robinson, en la cual resumen varios años de investigación, tanto conjunta como independiente. El libro es esencialmente divulgativo y ágil, algo que sorprenderá a los que hayan seguido hasta ahora su trabajo académico, especialmente el de Daron Acemoglu, uno de los economistas líderes de nuestro tiempo y que alterna los trabajos de corte más aplicado –pero extremadamente rigurosos y creativos en sus estrategias de identificación- con trabajos de corte teórico bastante difíciles de seguir para los no académicos. En palabras del mismísimo George Akerlof, premio Nobel de Economía, «Consideramos que La riqueza de las naciones, de Adam Smith, es un clásico imperecedero. Dentro de dos siglos, lo mismo pensarán de Por qué fracasan los países.»

¿Y por qué deberías leer este libro? Pues porque trata sobre la cuestión (probablemente) más apasionante de la historia de la humanidad: ¿por qué unas naciones florecen mientras otras permanecen estancadas en la pobreza? Y no solo por el tema que trata, sino por lo enciclopédico y universal –a la vez que sintético- de su teoría.

La tesis principal del libro ha sido introducida por el propio Acemoglu en la fantástica entrevista que el autor nos concedía el pasado mes de 26 de junio: la prosperidad económica solo es sostenible y estable cuando las instituciones políticas y económicas son inclusivas, esto es, cuando las élites gobernantes no se dedican a capturar rentas y consiguen mantener además un entorno empresarial basado en la competencia y en la libertad de entrada. Cuando la situación en alguno de los dos ámbitos –político o económico- es distinta y alguna de las dos élites se comporta de forma extractiva, se produce una tensión natural que se puede resolverse en un equilibrio virtuoso o pernicioso.

La principal diferencia de la obra respecto a sus trabajos anteriores radica quizás en la metodología y en la forma en que los autores exponen su tesis. Acemoglu y Robinson, lejos de explicar los resultados de sus investigaciones mediante gráficos de dispersión y detallando y divulgando técnicas estadísticas como las variables instrumentales, adoptan de manera informal la argumentación en forma de “caso”, tan conocida en las escuelas de negocios. Cada capítulo trata un aspecto de la compleja pregunta y extrae las claves del mismo a partir de detallados casos históricos –el sur de Estados Unidos antes de la Guerra de Secesión, la Francia de la Revolución, las dos mitades de la actual ciudad de Nogales, etc- plagados de detalle y erudición. Las comparaciones entre las experiencias de distintos países en distintas épocas sirven para ilustrar qué entienden los autores por instituciones inclusivas o exclusivas.

Su teoría ha sido ampliamente debatida en Internet, lo cual ha dado lugar a fructíferos intercambios entre los críticos y los autores. Recomendamos leer, por ejemplo, el debate con Jared Diamond (aquí la crítica y aquí la respuesta) , máximo exponente del determinismo geográfico y autor que inspiró parcialmente el trabajo de Acemoglu y Robinson, o su intercambio con Francis Fukuyama, autor del influyente ensayo “El Fin de la Historia”.

En nuestra opinión, la crítica más acertada sobre la obra sostiene que la definición de institución inclusiva frente a institución exclusiva es difusa y difícil de determinar ex-ante, de forma que los autores tienen libertad para clasificar a conveniencia como inclusivos o extractivos aquellos comportamientos de las élites que han dado lugar a mejores o peores resultados. No obstante, aunque la crítica es pertinente, muy pocos son los casos expuestos –repetimos, con verdadera vocación de universalidad- en la que pueda ser aplicable: la igualdad ante la ley introducida en el capítulo 10 que hoy os ofrecemos se trata de una institución inclusiva se mire como se mire, al menos si se la compara con su ausencia.

La popularidad que la tesis –que no es originaria de los autores, sino que estos han sintetizado y adaptado a un marco dinámico en el que el comportamiento de las élites políticas y económicas es endógeno- está adquiriendo es tal que comentaristas y ensayistas están comenzando a utilizarlas para el análisis de la actualidad política. En España, el mejor ejemplo es el estimulante artículo recientemente publicado por César Molinas en El País, “Una teoría de la clase política española” . En dicho artículo, Molinas argumenta que la clase política dominante de nuestro país se ha convertido en una élite extractiva y analiza las consecuencias dinámicas –negación de la realidad, propuestas de salida del Euro- que su tesis implica.

En defensa de su argumento, hemos de recordad que el propio Acemoglu confirmaba sus intuiciones en ese sentido:

“Pero hoy, en la mayoría de países, las élites más extractivas son precisamente los políticos. Piensa en Grecia. No puedes comprender sus tres últimas décadas sin comprender su corrupto sistema político. Pero esto también es cierto en los Estados Unidos, cuyo sistema ha pasado a estar dominado por las élites políticas y la industria de los lobbies, que canaliza el dinero hacia ellos. Estamos viendo los costes de todo esto ahora mismo.”

En resumen: nos encontramos ante una obra que puede marcar un antes y un después en las disciplinas relacionadas con las ciencias políticas, especialmente en las escuelas que ponen su énfasis en la importancia de las instituciones. Nunca estas habían tenido un apoyo teórico y empírico tan grande.

Nos gustaría dar de nuevo las gracias al autor por la entrevista concedida y también a la Editorial Deusto por permitirnos ofrecer un capítulo gratuito de una obra de esta envergadura.

Artículo escrito por Consejo Editorial

4 Comentarios

  1. León Aguilar

    Acabo de empezar la lectura del libro(en castellano), y lo encuentro de profunda significación.
    ¿Cómo puedo obtener una síntesis para enviar a personas que no lo leerían integralmente?.
    Anticipadas gracias

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  2. Jose

    Un buen libro para pensar. Sin embargo, tiene puntos débiles propios de querer explicar todo con poco. Obviamente, las instituciones políticas y económicas juegan un papel determinante en el crecimiento a largo plazo, pero tratar de explicar el destino o futuro de todas las naciones en base a eso me parece tremendamente ingenuo. La cultura, las costumbres, valores (i.e. instituciones informales) así como el path dependence afectan del mismo modo a ese destino. Son buenos, pero North es mejor, el reduccionismo puede ser contraproducente en temas tan complejos como estos.

    Un saludo.

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  3. Francisco Benavente

    Excepcional obra. Las universidades americanas SIEMPRE han puesto el acento en la obligación de conocer profundamente la Historia. Desde ese conocimiento (y otros más) tenemos el privilegio de contar con una obra de obligada lectura. Por mi edad y curriculo, doy fe que el mundo real es tal y como lo describen los autores. La opinión pública, menos aún la «opinión publicada», tienen poco que oponer a esta «summa sociológica» …

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  4. Rodrigo del Olmo

    Desde mi punto de vista, la clase política, más que una clase extractiva en sí misma, es una clase instrumental al servicio de la extractiva plutocracia financiera y económica (debido a la dependencia para su financiación de su placet)que cobra diversos tipos de «mordida», tanto individuales como colectivas para los fondos del partido, por los servicios prestados.

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