La intervención de Europa y el mito de la soberanía

30 mayo 2012

Este post divulgativo solo pretende traducir al lenguaje común y aclarar la maraña de tecnicismos que están rodeando la nacionalización de BFA-Bankia y el casi inevitable proceso de intervención de la economía española. Los tecnicismos están siendo además empañados por la tradición política de expresar la situación con eufemismos y “hablando entre líneas”, entendiendo esta última expresión como aquella forma de comunicación que obliga al receptor a “leer entre líneas”.

1. ¿Por qué se nacionaliza BFA-Bankia?

Esta pregunta es sencilla. La expresión “reforma financiera” es un eufemismo. Una verdadera reforma financiera debería comprender asuntos como la composición de los consejos de administración de las entidades, los sistemas de incentivos en la remuneración de los directivos, una posición clara sobre si queremos entidades sistémicas, reglas estrictas para evitar la asunción de riesgos excesivos, etc. Pero los recientes sucesos de nuestro sistema financiero poco tienen tiene que ver con todo ello, sino más bien con quién asume las pérdidas que ha provocado el boom inmobiliario.

El boom inmobiliario ha ocasionado unas pérdidas reales al sector financiero difíciles de cuantificar pero que bien pueden estar por encima de los 100.000 millones de euros, el 10% del PIB de España. A esta estimación puede uno acercarse mediante un cálculo grosero pero con cierto sentido: multiplíquese 1.200.000 viviendas sin vender por una deuda media de 170.000 euros por vivienda y por una pérdida de valor del 50% en cada vivienda, tres supuestos que entran dentro de lo razonable para la economía española. Esto permite obtener aproximadamente esos 100.000 millones de euros de agujero (¡que bien podrían ser más!). Y todo ello teniendo en cuenta solo los activos directamente ligados al sector inmobiliario.

Si nuestras cajas siguen en pie es porque estas pérdidas solo han de reconocerse cuando se vende el activo subyacente: esos innumerables bloques de viviendas vacías o incluso por terminar que podemos admirar desde Roses hasta Huelva. Mientras tanto, el Banco de España ha ido marcando el ritmo de las provisiones, apretando sin ahogar (salvo a aquellas entidades, como Caja Castilla la Mancha o la CAM, en la que el calibre del agujero en su balance no aguantaba la más mínima presión).

BFA-Bankia se nacionaliza por este mismo motivo: el valor de sus activos (es decir, de todo aquello que supone para la entidad un “derecho de cobro”) se ha depreciado respecto a los pasivos (es decir, respecto a las “obligaciones de pago”) hasta el punto en que esa pérdida excede el valor total del banco. Así lo ha reconocido el propio Goirigolzarri, anunciando un patrimonio neto negativo de casi 5.000 millones de Euros.

2. ¿Quién asume el agujero?

Pero ahora se han acabado los eufemismos. Lo que se está decidiendo es (¡cuatro años después del crack!) quién asume el agujero inmobiliario. Hay tres opciones:

  1. Los acreedores de las entidades. Esto es lo lógico en cualquier sistema con un cierto sentido de la dignidad y la justicia… y en cualquier sistema económico eficiente: los agentes han de asumir la responsabilidad de los activos que compran para que la financiación fluya hacia los proyectos potencialmente más rentables.
  2. El EFSF (Fondo Europeo de Estabilización Financiera). En el Pro de esta opción está que entra capital externo en nuestro sistema financiero. Las Contras no están muy claras… hasta el punto de que merecen un apartado por sí solas (el tercer apartado de este artículo).
  3. Los ciudadanos. Si el salvamento se carga finalmente en la deuda del Estado y contabilizamos además la aportación anterior del FROB, esos 25.000 millones supondrán un coste de oportunidad financiero anual, según los tipos a los que se financia el Estado (5,5% a 3 años), de unos 1.375 millones de Euros. Como comparación aproximada, ese es casi el presupuesto anual combinado de las cuatro primeras Universidades de España según el ranking de Shanghai: la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Barcelona, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad  de Valencia. Queremos potenciar la sociedad del conocimiento pero, de no pedir ayuda al EFSF, renunciaríamos al presupuesto equivalente de los cuatro primeros centros de formación e investigación de nuestro país. Sobran más comentarios.

Aunque el sistema financiero ha aguantado hasta hoy la situación, el mercado ya no se sostiene y es necesario asignar quién asumirá el coste de la quiebra de muchas de nuestras cajas. Y, si bien podría llegar a defenderse que un salvamento público es mejor para el ciudadano medio que una caída caótica del sistema financiero, la existencia de un Fondo Europeo habilitado para este efecto hace dicho argumento cada vez más endeble. El Gobierno lleva meses pidiendo al BCE un programa incondicional de compra de deuda pública, pero la Unión Europea ha mostrado siempre su alternativa preferida: la solicitud de ayuda al EFSF. El fondo fue creado para ese propósito, por lo que la negativa del actual gobierno solo puede entenderse desde las posibles repercusiones negativas del salvamento, peticiones que la UE ha comenzado a detallar (a falta de conocer la totalidad) en un anuncio realizado hoy mismo:

  • Aceleración de la implantación de la jubilación a los 67
  • Saneamiento aún mayor de los activos tóxicos de los balances
  • Subida del IVA y bajada de cotizaciones sociales
  • Subir los impuestos especiales y medioambientales (alcohol, tabaco, hidrocarburos)
  • Alcanzar un déficit del 3% en 2014

Sean o no deseables dichas medidas, la cuestión es que todas ellas están ya, con mayores o menores plazos, en la agenda del Gobierno. No sería de extrañar, por lo tanto, que las condiciones de un rescate incluyesen alguna medida adicional. Para el reiterado rechazo del rescate europeo se suele argumentar que (i) el Gobierno está jugando al juego de la gallina con el BCE para intentar arrancar un rescate sin condiciones, que (ii) la aceptación estigmatizaría nuestras entidades y que (iii) supondría una pérdida de soberanía.

La primera opción parece muy improbable. El BCE ha mostrado la credibilidad suficiente como para que sepamos que no cederá ante ningún chantaje ni truco contable. El segundo argumento no sería desdeñable… si no fuese porque los bancos españoles bajo sospecha ya están estigmatizados: el capital nuevo entrante durante los últimos meses es casi íntegramente público. El tercer argumento merece un punto aparte.

3. El mito de la pérdida de soberanía

El argumento de que, de aceptar el rescate, el pueblo español perderá soberanía, deberá obedecer dictámenes del extranjero e incluso cederá el control de su sistema financiero apela, en mi opinión, a metáforas falaces propias de regímenes populistas. La pérdida de soberanía se asocia históricamente a una ocupación despótica en la que el vencedor impone costosísimas reparaciones y oprime a la población para extraer el máximo provecho: España sometida, herida en el suelo bajo la bota de las élites europeas, que obligan a los españoles a jubilarse más tarde mientras se apropian de nuestras instituciones financieras. Incluso en un país con tan poca cohesión nacional como el nuestro, la idea de la pérdida de soberanía provoca un profundo rechazo.

Pero la imagen real es muy distinta de la que evoca en el imaginario real esa pérdida de soberanía. España es, en estos momentos, un náufrago que suplica ayuda, y quien va a meterse en el agua a rescatarnos exige compromisos creíbles de que la próxima vez nos bañaremos en aguas más tranquilas y sin quitarnos en ningún momento ese molesto chaleco salvavidas que es la prudencia y la austeridad fiscal. Y mientras en las antiguas guerras el vencedor sacaba el provecho que podía, los ajustes que Europa impondrá no son para su propio beneficio, sino para evitar que sigamos haciéndonos trampas al solitario, auto-prometiéndonos niveles de prestaciones inviables para nuestra estructura fiscal.

Además, si Europa aporta el capital necesario para tapar el agujero patrimonial negativo y para volver a hacer operativas algunas de nuestras antiguas cajas, es perfectamente razonable que pasen a ser sus nuevos dueños: quien aporta capital lo hace siempre a cambio de acciones. Y quien salva una sociedad con patrimonio neto negativo se hace con la práctica totalidad de la misma. Sirva como comparación que la capitalización total de BBVA en estos momentos es equivalente al coste de rescatar BFA-Bankia. ¿En cual de ambas invertiría usted más de 20.000 millones? ¿No es lógico que quien rescata asuma la titularidad para intentar recuperar algún día parte de lo aportado? Por último, ¿cree usted, querido lector, que sus gestores de toda la vida, incluidos los cargos políticos de los consejos de administración, harían mejor que un gestor europeo independiente su labor de intermediación financiera? ¿Cómo lo han hecho hasta ahora?

Conclusiones

A pesar de que España tiene margen para aguantar bastante tiempo (los costes medios de la deuda todavía no son excesivos en términos históricos), la velocidad a la que se suceden los acontecimientos puede hacer que el día menos pensado nos demos de bruces con que España ha sido intervenida o su sistema financiero salvado por Europa. Ni esto debería preocuparnos ni tampoco los supuestos recortes adicionales que se impongan, puesto que se tratará de recortes que nosotros mismos habríamos de acometer tarde o temprano. Europa no está aquí para expoliarnos, sino para apoyarnos y tutelarnos en nuestra salida del túnel.

Artículo escrito por Abel Fernández

7 Comentarios

  1. Jorge

    El último comentario te quedó muy predicador. Gracias por lavarnos el cerebro. Tres urras por Abel!!! hip, hip…..

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    • Javier García

      Por qué lavarnos el cerebro? No entender…Creo que se trata de razonar, opinar y construir. Estaría bien te expliques un poco más. Gracias!

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  2. Carlos

    Enhorabuena por el artículo. Simplemente añadiría que el concepto «soberanía» ya se ha perdido con la sucesiva integración europea y la descentralización. Muchas de las medidas económicas tradicionales (por ejemplo aumentar la masa monetaria) fueron ya cedidas a instituciones europeas. Y muchas de las políticas del estado de bienestar están cedidas a las CC.AA. Por lo tanto, ¿en qué cederíamos? Desde mi punto de vista en corregir algunos de los penosos errores que cometen nuestros gobernantes: por ejemplo, y solo para citar algunos del último gobierno, empeñarse en no aumentar el IVA (al contrario que el resto de países de nuestro entorno) pero aumentar el IRPF o reintroducir la desgravación por vivienda que, como ya se ha comentado aquí, es una medida que no atiende a ningún criterio de eficacia fiscal o de justicia social.

    Un saludo

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  3. ILLM

    Estimado Abel,

    Creo que tu introducción y expositivos 1 y 2 estban siendo brillantes.

    Lamentablemente no puedo opinar lo mismo sobre el punto 3 y la conclusión.

    Realmente quieres hacernos creer que los desmanes cometidos por políticos, banqueros, administraciones paralelas,… tenemos que pagarlo los ciudadanos de a pie mediante hachazos en servicios básicos, subidas indiscriminadas de impuestos, alargamiento de la edad de jubilación,…?

    Para que llegase este momento antes me gustaría ver: fin de privilegios para los políticos, restitución de bonus y pensiones millonarias por parte de los banqueros, eliminación completa y real de empresas públicas y compadreos varios,..

    Cuando se haya conseguido todo esto emepezamos a hablar de subidas de impuestos, recortes en sanidad y educación,…

    Un cordial saludo,

    ILLM – Economista y Auditor

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  4. Abel Fernández

    Jorge, ILLM:

    Creo que no he dejado suficientemente claro mi mensaje: que el Estado (es decir, nosotros) asuma el rescate de Bankia cuando existen mecanismos justos y eficientes (concurso de acreedores) o una opción europea me parece un atropello de nuestros derechos.

    De hecho, pienso que tras malgastar mucha energía protestando contra recortes inevitables, cuando llega el momento de la verdad, aquel en que la sociedad civil debería decir basta, la opinión pública está tan castigada y confundida que no ve que aquí es donde realmente «se la están colando».

    Los desmanes financieros han tenido como consecuencia la descapitalización de muchas entidades. Y eso sí que no podemos, si hay alternativas, asumirlo entre todos: para algo están sus acreedores.

    Pero todo este problema corre en paralelo al mayor de España, que es un sistema productivo atrasado y un diseño del Sector Público disfuncional.

    Los recortes no han de realizarse por culpa del sector financiero. Han de realizarse porque, a pesar de que se han subido muchos impuestos, el déficit primario es gigantesco y nos lleva directos al precipicio.

    Los bonus de los banqueros, los trajes de Camps, los fines de semana de Dívar o los aeropuertos vacíos pueden ser moralmente repugnantes, pero no explican el colosal agujero en nuestras cuentas públicas.

    El único papel que ha jugado hasta ahora Europa ha sido el de mano amiga. El BCE nos ha proporcionado enormes balones de oxígeno y ahora la Unión Europea nos ofrece un fondo para que los ciudadanos españoles no tengamos que pagar de nuestro maltrecho bolsillo la recapitalización de Bankia. Si nos exigen poner en orden nuestras cuentas públicas para proporcionar más fondos es para asegurarse que España no será un pozo sin fondo de ayuda europea.

    En la entrada «Hacia el naufragio de las cuentas del Estado» explicaba el calibre de nuestro agujero presupuestario:

    https://www.sintetia.com/hacia-el-naufragio-de-las-cuentas-del-estado/

    Todo ello no quita, como bien habéis apuntado, que no se pueda actuar en paralelo contra los desmanes producidos, llevando a los tribunales a todo aquel que sea merecedor de ello e intentando reconducir poco a poco esta cultura tan nuestra del pelotazo.

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  5. Borja

    Hola,
    Buen artículo, del que comparto unas opiniones y otras no. Entiendo que en la situación de España hay muchas «culpas». Algunas del sistema financiero, otras de los políticos, otras de la sociedad (que nadie ha comprado un piso a un precio desorbitado e hipotecándose media vida a punta de pistola), etc. Para mí está claro que hay agentes con más responsabilidad (los banqueros p.ej.) y otros con menos (la sociedad). Pero creo que para completar el puzzle hace falta añadir que España no tiene política económica propia, es la de Europa. ¿No podría Europa bajar los tipos de interés? ¿darle al botón de de imprimir billetes?, etc. No creo por tanto que haya que agradecerles su ayuda ni que la UE esté exenta de culpa. ¿Porqué cuando la economía de España estaba sobrecalentada no se subieron los tipos de interés? ¿Porque lo que nos aconsejan ahora es bajar los costes laborales y no una devaluación monetaria? Cuando el poderoso da su ayuda también lo hace teniendo muy en cuenta su propio interés.

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  6. Abel Fernández

    Borja,

    El poderoso aquí es el BCE, pero tiene muchos más súbditos que España. Aún así, parece evidente que su política monetaria ha estado más pendiente de lo que sucedía en Alemania que en la periferia.

    No obstante, ello tampoco es excusa. La política monetaria es solo uno de los resortes con los que cuenta el sector público. Pero más importante todavía es la política fiscal.

    La burbuja también se podría haber frenado si se hubiesen eliminado las ayudas fiscales a la compra de vivienda o si se hubiese subido el IVA en 2005. Pero, como es bien sabido, ese tipo de medidas no hacen ganar votos…

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