El juego de la independencia de Cataluña acaba de empezar

23 mayo 2014

El Martes 8 de abril, en el Congreso de los Diputados se ha llevado a cabo uno de los mayores debates de la legislatura actual ¿aceptamos la propuesta del Parlamento de Cataluña de traspasar la competencia de realizar referéndums a la propia Cataluña? La respuesta fue un rotundo no, lo cual desde Madrid se plantea como un éxito, pero ¿y si este juego no ha hecho más que empezar?

Nos planteamos el debate de la independencia de Cataluña como un estrategia en la que es más importante conocer la secuencia del juego, que enrocarse en medir las características de de cada jugador. Por mucho que pensemos que esta partida la vencerá aquel con “la carta más alta”, la teoría de juegos nos dice que hay ocasiones en las que un buen jugador de póker puede ganar una mano “con una pareja de cuatros”. Por eso, si nos centrarnos demasiado en el status-quo actual (la Constitución), podemos estar dejando de ver la estrategia que hay detrás de un asunto tan complejo.

El debate de Cataluña no es (sólo) económico, es (también) ideológico

El problema sobre la independencia de un territorio tiene dos dimensiones. Es inútil centrar el análisis en una sin mirar a la otra. En este caso, se trata de (1) mayor renta y (2) diferencia cultural (ideológica).

Un territorio podría solicitar su independencia basándose en una posición ventajosa en cuanto a su mayor renta disponible en caso de optar por la independencia. El cálculo sobre si existiría un saldo fiscal favorable a Cataluña es arduo, pero en cualquier caso, el hecho es que basarse sólo en este argumento sería visto como egoísta y contrario a la solidad territorial.

Pensemos un absurdo ¿qué ocurriría si tras Cataluña lograr su independencia la provincia de Barcelona solicitara su independencia de la misma? De nuevo, Barcelona goza de ventaja comparativa con respecto al resto del territorio catalán … Suena ilógico, y desde luego lo es, pero sirve para ilustrar el ejemplo de porqué el debate no puede centrarse sólo en que Cataluña esté intentando esquivar la solidad territorial.

Llega así la pregunta más dura ¿cómo definimos el qué constituye una diferencia cultural suficiente como para solicitar la independencia? Lenguaje, historia, instituciones … Es complejo sumar las variables para concluir porqué en Cataluña se sienten menos españoles que en Baleares o en Valencia. Aquí la respuesta no es binaria, ¿qué Comunidades Autónomas (CCAA) son susceptibles de solicitar la independencia? Podríamos incluso dibujar un mapa de calor, con zonas más probables que otras, en función de estas dos dimensiones: renta y cultura. A modo ilustrativo, sólo de ejemplo, diríamos que “en rojo” se encuentra Cataluña, “en naranja” País Vasco, Navarra, Balearas, Valencia, Galicia, Andalucía, o Asturias y “en verde” el resto de CCAA.

No es lo mismo entrar en el Euro, que salir y volver a entrar en el Euro

Esta parte del debate en realidad ha sido resuelta en varias ocasiones por el propio Comisario Europeo, Joaquín Almunia “quien se sale de un Estado miembro se queda fuera y empieza de cero».

Si Cataluña logra la independencia, saldría fuera de la Unión Europea, y de la Zona Euro, debiendo solicitar su acceso de nuevo, cumpliendo los mismos criterios de convergencia (déficit, deuda …) que se solicitó al resto de Estados Miembros en el momento de su adhesión

Se podría adoptar el Euro unilateralmente (como Montenegro) o con acuerdo con la Comisión Europea (como Andorra, por ejemplo). Sin embargo, la incertidumbre destruiría con elevada probabilidad la capacidad de financiación de una Cataluña altamente endeudada, que no lograría mantener la cobertura del Banco Central Europeo para su refinanciación (una cosas es tener una moneda, y otra su respaldo legal), y debería conseguir el apoyo de algún gran prestamista que le ayudara en esta transición. Y es que no olvidemos que liquidez y solvencia no son lo mismo: tener superávit primario (ingresos menos costes estructurales) pero déficit secundario (intereses financieros) puede hundir a un país, y ¡a una empresa!

El juego de la gallina

Para no tener que trabajar con probabilidades, la Constitución española resolvió hace tiempo determinar que el derecho de determinación no corresponde a una parte del territorio nacional, sino al todo. Es en este punto, cuando desde Cataluña (léase, Artur Mas como interlocutor) se plantea un juego de la gallina. Éste es uno de los ejemplos más conocidos de “teoría de juegos”,  y suele ilustrarse con una carrera de coches hacia un precipicio, donde gana quien frena más tarde. La solución a este juego es lo que conocemos como  una “amenaza creíble”. Señalizar tu estrategia  de modo que no haya dudas en el rival sobre tus intenciones. En la carrera de coches, sería mostrar un ladrillo, y ponerlo en el pedal del acelerador. Esto es lo que ha hecho Artur Mas al afirmar que salga lo que salga del Congreso, él seguiría adelante con el referéndum. Cuando esto se hace público, resulta creíble.

Geo-estrategia

Siguiendo con teoría de juegos, podemos recurrir a otra estrategia usando más amenazas creíbles como estrategia. De la guerra fría conocemos el término “brinkmanship”: empujar los eventos peligrosos hasta el punto anterior al desastre total.

Imaginen dos personas negociando en una habitación cerrada, pequeña y sin ventanas. Uno de ellos tiene una granada en la mano. ¿Es creíble que dicha persona amenace con tirar de la anilla? Si suponemos que la muerte es el peor resultado posible para ambas personas, la amenaza de tirar de la anilla no es creíble. Pero, ¿y si comienza a hacer malabares con la granada? Ello no garantiza la muerte, pero abre la ventana al accidente y al desastre. La otra persona empieza a percibir un problema real.

La pregunta que queda para la reflexión es ¿Y si Cataluña quiere comenzar los malabares de la independencia mediante el referéndum? Quizás esa, su estrategia: perder el control.

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1 Comentario

  1. ipatiev

    en un estado basado en la herencia del fascismo y en los pilares de la injusticia es lógico que los ciudadanos estén al servicio de la economía cuando lo lógico seria que la economía estuviera al servicio de los ciudadanos ..y España debería ser republicana y federal pues si los ciudadanos de cualquier comunidad deciden ser independientes quien es nadie para decidir por la voluntad de otros .España una unidad de estados independientes y asociados en una república federal

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