Reestructuración de la deuda griega

21 mayo 2010
La deuda griega

Esta es la solución necesaria para finalizar con la tragedia griega, en opinión de muchos economistas y analistas. Empezando por Willem Buiter, actual economista jefe de Citigroup y académico de la LSE, quien en sus últimas notas de investigación apunta a que “la reestructuración de la deuda de Grecia se ha pospuesto, pero no por mucho tiempo”. De la misma opinión son entre otros Martin Feldstein, Paul Krugman y Martin Wolf.

Incluso desde Alemania llevamos semanas oyendo que estos planes de rescate anunciados son una compra de tiempo para que cada país proceda a los correspondientes endurecimientos fiscales necesarios para cumplir los requisitos de Maastricht en 2013.

La cuestión es atender a la credibilidad de estas condiciones sobre la normalización de los déficits fiscales en relación a la sostenibilidad (o no) de la deuda pública y el castigo que estas medidas conllevarían sobre la economía real.

Para que Grecia sea capaz de devolver el dinero del rescate, en las condiciones actuales, se le exige un castigo excesivo a su economía real (reducir déficit primario más de un 10% en tres años). Así, se sacrificaría la sostenibilidad de su deuda pública (déficit secundario) sobre PIB, dado un crecimiento de la economía inferior al crecimiento de los intereses de la deuda.

Una reestructuración voluntaria

Una muy interesante alternativa acerca de la reestructuración de la deuda griega es la que propone Avinash Persaud, en el blog VoxEu. Se trata de una herramienta ya utilizada por el FMI en países como México: los swaps de deuda.

La idea es sencilla. Se trata de intercambiar deuda viva con cupones altos, por deuda nueva con cupones bajos y garantizada por el FMI /ZE. Así, el inversor intercambiaría unos cupones altos, que tienen baja probabilidad de cobro, por unos cupones bajos, con alta probabilidad de cobro. Haciendo equivalente el intercambio (swap) sin necesidad de reducir nominales (la otra vía más comentada es proceder a un haircut en los principales). Esto podría además reducir el riesgo de contagio financiero entre los tenedores de la deuda griega.

Cuantificando la medida, el autor estima que se podría conseguir una reducción de peso de los intereses de la deuda griega de hasta el 50%, pasando del 5% del PIB a representar sólo el 2,5% del PIB. Así, a lo largo de tres años, esta reducción del déficit secundario permitiría recortar sosteniblemente el primario, y conseguir el objetivo de déficit público en 2013 muy cercano al 3%.

En opinión del autor es necesario entender que esta medida es sólo el complemento necesario a las otras dos medidas ya tomadas: contención fiscal y económica del país, y apoyo internacional. Se trata, como venimos diciendo en Sintetia, de conseguir que las cláusulas de condicionalidad sean creíbles.

Otra razón por la que esta medida de intercambio voluntario de deuda es muy ventajosa, es porque el carácter voluntario de la misma podría evitar la definición de este suceso como “default” por parte de las agencias de rating. Y es que existen dos alternativas para reestructurar, (i) voluntariamente o (ii) forzosamente (quiebra o default).

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Artículo escrito por Andrés Alonso

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