Aristóbulo De Juan: “cuando Bankia salió a bolsa en 2011 ya estaba en situación de insolvencia”

17 marzo 2014

El exgobernador del Banco de España, José Ramón Álvarez Rendueles, explica muy bien en el prólogo la importancia y la relevancia de los autores que han escrito “Anatomía de una crisis”, una de las obras fundamentales para comprender, en profundidad, la crisis financiera internacional y cómo impacto de forma singular en España. Rendueles presenta a nuestro entrevistado, Aristóbulo De Juan, como “un experto en banca y en crisis bancarias. Como director general del Banco de España en los años ochenta desempeñó un papel muy destacado en la solución de la crisis bancaria de hace treinta años, que afectó a más de medio centenar de bancos. Además, ha asesorado a muchos países que han tenido problemas en sus sistemas bancarios”. Anatomía de una Crisis también tiene otros dos co-autores, Francisco Uría, abogado del Estado y reputado jurista especialista en regulación bancaria; e Íñigo de Barrón, que es un prestigioso periodista de El País especializado en finanzas.

foto ADJ

Con estos condimentos y un libro tremendamente potente -que será, sin dudarlo una referencia indiscutible para conocer las raíces y las vías de solución de esta crisis financiera-; escrito en un formato también muy innovador (con un resumen de cada capítulo y un debate de los tres co-autores discutiendo cada tema), entrevistamos a Aristóbulo De Juan con la ayuda de María Muñoz, asesora financiera y que juntos tejimos la entrevista a Aristóbulo 

::  ¿Cómo surgió la idea del libro y del formato? 

La idea fue de uno de los coautores, Francisco Uría, que quiso abordar todo el proceso de la crisis combinando tres perspectivas diferentes: la de un profesional de banca, la de un jurista y la de un periodista.  Yo me resistí inicialmente, porque, desde hacía tiempo, tenía en mente escribir en solitario sobre mi larga experiencia bancaria, más allá de la crisis. Pero al final acepté la invitación porque caí en la cuenta de que llevaba pensándolo unos veinte años y tal vez no llegara a escribir un libro si no era “arrastrado” por otros.

:: ¿Qué proceso de redacción seguisteis? ¿Por qué pensasteis en incluir una parte común y una parte de debate? 

Uría garabateó un primer índice, por cierto, en la servilleta de un restaurante. Su idea inicial era que el grueso del libro fuera en forma de debate, pero decidimos después que el debate solo tenía fuerza si iba precedido de un texto que describiera y analizase en profundidad el contenido de cada capítulo. A partir de ahí fuimos revisando el índice y nos repartimos los capítulos. Pero no para identificar separadamente la autoría de cada uno, sino como texto de base a completar con las aportaciones de los tres. A este cuerpo de base seguiría un Debate como parte de cada capítulo, para ilustrar el texto principal y sobre todo para volcar en él las discrepancias, y discutirlas entre nosotros con total libertad. 

:: En el libro comenzáis con una síntesis muy directa de lo que ha ocurrido, y citamos “elevado apalancamiento, deficiente control del riesgo y comercialización masiva de productos opacos de mala calidad”. La pregunta es, ¿y por qué estalló todo en un momento determinado, 2007? ¿Qué detonó el crash? 

En los años 2000, la política expansiva de la Reserva Federal y otros grandes bancos centrales produjo un exceso internacional de liquidez, que propició los fallos masivos de gestión que usted enumera. En 2007 estalló la crisis de las hipotecas basura, generadas en EEUU pero comercializadas internacionalmente. Este estallido congeló los mercados e hizo aflorar y agravar la insolvencia subyacente causada por la mala gestión pero oculta por la abundancia de liquidez. 

:: Las razones de la crisis son exactamente iguales en España que en Estados Unidos o, en cambio, ¿había condimentos en España diferentes que agravaron aún más la crisis financiera? 

Sí, en España se daban circunstancias especiales: básicamente la gravedad de la mala gestión en las cajas de ahorros, las cajas no tenían propietario que las vigilara, pero estaban sometidas a la injerencia política de las Autoridades Autonómicas, bajo cuya jurisdicción funcionaban en muchos aspectos fundamentales, ya que imponían los mandos y con frecuencia condicionaban a sus intereses la política de crédito y las fusiones.

:: Te citamos “el tratamiento europeo de las sucesivas crisis de Grecia, Chipre… evidencia un deseo de minimizar el pacto que sobre los bancos alemanes y otros tendría una posible quita de sus riesgos con estos países”. ¿Cómo evalúas el papel que ha desempeñado Alemania en la crisis Europea, tanto desde una perspectiva histórica como actual? 

En efecto, los bancos alemanes y franceses tenían en sus carteras una alta proporción de deuda pública griega, cuya posible quita les habría afectado fuertemente. Al comenzar 2010 ya se conocían las dimensiones de la crisis griega, pero no se decidió el rescate hasta mayo de ese año. ¿Pudo influir en este costoso retraso la proximidad de las elecciones alemanas y el deseo de ganar tiempo para que los bancos alemanes se descargaran de buena parte de aquella cartera de deuda? Algunos lo dan por seguro.

Por otra parte, es obvio que las instituciones alemanas están teniendo un gran peso en las decisiones de las diferentes entidades europeas respecto al gobierno de la crisis financiera.  La resistencia de su electorado a “pagar los platos rotos” de otros países se comprende. Más discutible es la exigencia de austeridad a ultranza en plazos imposibles de cumplir sin graves efectos colaterales. Y el hurtar ahora buena parte de su sistema financiero a la Supervisión común, que pretende arrancar en 2014, bien merece una opinión muy crítica.

:: Hablas de regulación financiera, de riesgo de deslocalización de las entidades bancarias, de lobbies, ¿todo esto ha dificultado que la respuesta a la crisis no haya sido todo lo operativa que se podría esperar? 

El riesgo de la deslocalización geográfica y de la desviación de las finanzas hacia la banca no regulada – la banca en la sombra – es una realidad muy difícil de evitar en un mundo globalizado. Conscientes de su fuerza, los lobbies bancarios han opuesto resistencia a una regulación rigurosa. Con bastante éxito. Y las autoridades, bien a su pesar, han sido sensibles a esta realidad. Lo malo es que las posibilidades de deslocalización y de la banca en la sombra es una realidad que está ahí para quedarse.

:: ¿Cuáles fueron los “grandes fallos de supervisión” en España para que ocurrieran fenómenos como las preferentes o el rescate con deuda pública de las cajas? 

Fallos hubo muchos.  Puesto a destacar los más graves, me quedaría con los siguientes.  Se trató como crisis de liquidez y de eficiencia lo que era básicamente una profunda crisis de insolvencia y de gestión. Como consecuencia, se planteó una estrategia de tolerancia y dilación en el reconocimiento de las pérdidas, con el fin de evitar la intervención de las entidades, los conflictos con los políticos y sobre todo de no incurrir en costes fiscales. Grave error este último, porque las pérdidas crecieron, la mala gestión se enseñoreó de las cajas de ahorros y, al final, no solo ha habido que incurrir en costes fiscales, sino que éstos han se han multiplicado. Además, al no resolver los problemas, se ha dañado a la economía y al empleo con la ausencia de crédito.

:: ¿Se hizo bien el proceso de reestructuración de las cajas en España? ¿Por qué ninguna entidad financiera -cajas, bancos- puede cerrar, como cualquier otra empresa quebrada? 

El proceso de reestructuración era conveniente, para mejorar la eficiencia, pero no era prioritario y desvió la atención del problema más grave: la insolvencia. Además, se configuró condicionado por los intereses políticos de las autoridades autonómicas, fusionando cajas malas entre sí – “y porque sí” – y olvidando la urgente necesidad de capitalización y cambio de gestión.  De hecho, había 45 cajas de ahorros al empezar la crisis y subsisten media docena. Lo cual permite concluir que cerca de 40 ya estaban mal antes de fusionarse.

:: ¿Por qué no se cerraron?

Conceptualmente, hubiera parecido la decisión acertada. Pero en estas situaciones, como me dijo hace tiempo un Supervisor del Banco de Inglaterra, “hay que tomar muchas medidas ‘repugnantes’, porque resultan menos repugnantes que las consecuencias de no hacerlas”.  Imagínate el terremoto nacional que habría supuesto el cierre de Bankia, la CAM, las cajas gallegas y Cataluña Caixa. 

:: ¿Se puede calificar, objetivamente, si existe o no una fortaleza de nuestro sistema financiero? 

Nuestro sistema financiero ha mejorado sensiblemente en los últimos años, sobre todo en materia de transparencia. Pero, con excepciones como la de Bankia, con mejoras fundamentales de capital y gestión, las cajas no están saneadas todavía. ¿Cómo se explica si no que, tras inyectar cantidades ingentes de capital en las cajas problemáticas y ofrecer garantías muy generosas a sus posibles compradores, se vendan por el precio de un euro? ¿Y que una Caja como NCG se venda por 1.000 millones, tras un supuesto saneamiento de 9.000 millones? Es la prueba de que las cajas no estaban saneadas.

Pero incluso en el conjunto del sistema, el capital no tiene los glóbulos rojos suficientes y sus resultados son muy precarios. Faltan glóbulos rojos porque parte del capital regulatorio carece de contenido económico-financiero. Por otra parte, los resultados solo resultan positivos en algunos casos por la aportación de las filiales internacionales y, en general, merced a beneficios no recurrentes y efímeros, como son la liquidación de activos con ganancia y el margen obtenido por los diferenciales entre los fondos que proporciona el Banco Central Europeo y su colocación en Deuda Pública española.  El llamado “carry trade”.

:: Como le preguntábamos al terriblemente fallecido David Taguas, ¿de una crisis de deuda se sale con más deuda?

Igual tesis vengo yo manteniendo en estos años.  Los “agujeros” solo se resuelven tapándolos. No con la “bicicleta” que supone sustituir deuda con deuda. Es cierto que tal práctica ayuda a salir de apuros a corto plazo, pero no resuelve los problemas de fondo.  Por el contrario, puede adormecer los reflejos y demorar los necesarios ajustes.

:: ¿Qué tienen que hacer las instituciones para lograr captar capital y reflotar nuestra solidez financiera?

Yo pienso que las autoridades deberían haber completado el saneamiento de las cajas disponiendo ampliamente de una cuantía muy superior a los 100.000 millones que Europa nos ofrecía. Entonces las condiciones que se nos exigían ya estaban pactadas y no se habrían endurecido. En cuanto a las entidades, parece inevitable que deberían ampliar su capital, incluso con la entrada de nuevos socios y  pérdida relativa de poder.

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Pero además, deben abordar una enérgica liquidación de activos y empresas participadas, aunque tales operaciones se efectuasen a precio inferior al contable.  Porque, en tal caso, resultaría que ese resultaría ser su valor real de mercado. En todo caso, permitiría allegar liquidez para mejorar su endeudamiento o relación créditos/depósitos, condición necesaria para una recuperación del crédito.  Por supuesto, queda por efectuar una nueva y fuerte reducción de gastos que permita mejorar la eficiencia y los beneficios. Huelga decir que también debe aplicarse una política realista en la valoración de activos y provisiones. Llevará a unos beneficios menores, pero se retendrán fondos dentro de las entidades aunque ello suponga una reducción de los dividendos, si es necesario. En caso contrario, estamos hablando de pan para hoy y hambre para mañana.

:: ¿Cómo puede ser posible que una entidad en 2011 salga a bolsa, como Bankia, y a los pocos meses se encuentre quebrada y necesite inyecciones masivas de dinero público? 

¿Bankia? El tratamiento fue un disparate que no puedo explicarme y que justificó la intervención. Porque cuando salió a bolsa en 2011, ya estaba en situación de insolvencia. Por tanto, dada la enorme magnitud de la misma, la inyección de capital era claramente insuficiente y el dinero inyectado estaba perdido desde el inicio. El déficit patrimonial era un múltiplo de aquella cifra.

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:: La refinanciación masiva de las entidades de crédito, fundamentalmente a empresas, ¿puede ser una “patada hacia adelante” en la solvencia de nuestras entidades o la legislación y las provisiones ya están ayudando a amortiguar este proceso? 

Las refinanciaciones son práctica normal cuando el prestatario es viable y se prevé que, tras un apuro temporal, acabará llegando a buen puerto. Pero, en una crisis, la mayoría de las refinanciaciones se materializa cuando los créditos concedidos por las entidades no tienen solución. Pero éstas tratan de evitar el reconocimiento de las pérdidas y la necesaria recapitalización. Mientras, crece la insolvencia.

Bajo el impulso del Banco de España, el tratamiento de las refinanciaciones es hoy más transparente, pero queda mucho por hacer en este sentido. Mencionaré a título de ejemplo las cifras públicas de morosidad, declaradas en el crédito hipotecario, que resultan inferiores a un tercio de lo declarado para el crédito al resto de la economía.  Para mí, inverosímil. Tampoco parecen bien cubiertos los ajustes que merecen algunas de las grandes empresas en dificultades que ocupan estos meses los titulares de los periódicos.

:: Le hacemos una pregunta que abordáis en el libro con mucho fundamento ¿habrá necesidades de saneamiento futuras que requieran de mayores esfuerzos fiscales? Si es así, ¿cómo casa esto con el mensaje político de que el crédito va a volver a fluir a familias y empresas? 

Una cosa es tener un sistema robusto y otra es tener un sistema “para andar por casa”. Yo sí creo que hubiera sido necesario sanear las entidades más a fondo, con cargo a la línea de crédito de 100.000 millones de euros ofrecidos por Europa, contra condiciones ya pactadas. Pero no se hizo en 2012 y es difícil que se haga ahora, cuando el saneamiento -aunque más que discutible– se da por terminado y se nos podrían imponer nuevas condiciones.  Fuera de esto, las instituciones públicas aún habrán de insuflar más fondos para completar ciertos saneamiento, hacer frente a las garantías ofrecidas para cubrir nuevas pérdidas y para conseguir vender Catalunya Bank.  Lo que  también creo es que, solo con las estrategias antes recomendadas volverá a fluir el crédito.  Y aún así, poco a poco, en paralelo con la lenta mejora de la economía. 

:: Dices en el libro “hemos mejorado pero queda camino”. ¿Qué camino, cuáles son las claves para colocar a España en una senda de crecimiento económico, creación de empleo y un sistema fiscal fuerte y con oxígeno que lo permita? 

Como he dicho, estamos ante un círculo vicioso, difícil de romper. Para no pocos, la banca no se recuperará hasta que se recupere la economía.  La pregunta es ¿y cómo se recuperará la economía si no fluye el crédito? Tiene que haber un nudo gordiano.  Y, tal vez por deformación profesional, para mí el nudo gordiano debiera ser la banca. Por supuesto que, en paralelo, debe de producirse una recuperación de la economía – aunque sea moderada- fruto de  las  reformas ya emprendidas y las pendientes de emprender.

Artículo escrito por Javier García

Editor de Sintetia

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