Escenario de la innovación: prospectiva (I)

4 mayo 2016

Últimamente estoy leyendo bastante sobre prospectiva. Empezaré por el principio definiendo qué es prospectiva. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prospectiva es “el conjunto de intentos sistemáticos para mirar a largo plazo el futuro de la ciencia, la tecnología, la economía y la sociedad, con el fin de identificar aquellas tecnologías genéricas emergentes que probablemente generarán los mayores beneficios económicos y/o sociales”.

Y la verdad es que a mí esta definición se me queda un poco corta, porque centra el análisis en el componente tecnológico, que siendo fundamental creo que no es el único a tener en cuenta. A pesar de que en ocasiones parece el “enfoque oficial”, como se ve por ejemplo en el Observatorio de prospectiva Tecnológica Industrial (OPTI), Fundación bajo el protectorado del Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Por eso me gusta más la definición que dan Enric Bas Amorós y Mario Guilló López en la revista Ekonomiaz 76, “herramienta para identificar las opciones de futuro que tiene una organización, en virtud tanto de su propia naturaleza y características (factores endógenos) como de aquellos elementos que le son ajenos a pesar de afectarle (factores exógenos)”.

Me parece fundamental tener en cuenta que la prospectiva no trata únicamente de analizar el entorno, de ver la evolución tecnológica y social que ocurre alrededor de nuestras organizaciones, sino también de ver cómo podemos evolucionar nosotros y en qué medida podemos interactuar con ese entorno para conseguir un mayor impacto e influencia.

Y alguno preguntará ¿qué tiene que ver la prospectiva con la innovación? Pues mucho, y fundamentalmente por tres razones:

1.-Toda innovación implica futuro. Cuando innovamos lo hacemos para proyectarnos a un mañana en el que podremos dar respuesta a problemas a los que ahora no podemos dar. Lo hacemos hará mejorar, para ser distintos, para evolucionar, y eso implica que las empresas que innovan están trabajando dos momentos temporales de manera permanente: el ahora para afianzar lo bueno que se tiene y mantener un estado de estabilidad fundamental en toda organización, y el mañana para proyectarse y transformarse de manera eficaz y sacar partido de todo el potencial que tiene (potencial porque no se manifiesta ahora, sino en el futuro).

2.- Toda innovación implica incertidumbre. Nos genera un estado de indefinición y ceguera momentánea que hemos de asimilar y gestionar. Quien piense que uno innova en un estado de permanente seguridad se equivoca, y ésta puede ser una de las principales causas de decepción que genera en ocasiones un proyecto de innovación. Al innovar hay momentos en que andamos a ciegas, pero si lo sabemos gestionar es ahí donde está la verdadera excelencia de la innovación, al permitirnos entrar en estados y entornos donde seríamos incapaces de entrar en nuestro día a día.

3.-Toda innovación implica dirección. Ya he dicho en alguna ocasión que a mí me gusta más hablar de “empresas que están en condiciones de innovar” más que de “empresas que innovan”, pero esto no quiere decir que no tengan un objetivo, un modelo hacia el que caminar. No se trata de empecinarse con un objetivo, sino de asumir que nuestra organización camina en una dirección que nos hemos marcado, y eso es lo que alimenta todas nuestras estrategias. El círculo dorado que comenté en otro artículo o la misión y visión, a las que no se les da la importancia que de verdad tienen.

Así, la prospectiva ayuda a la innovación porque trabaja el futuro, gestiona la incertidumbre y marca una dirección, no en vano Bas y Guilló hablan de la “acción como innovación” en referencia a todo aquello que hemos de hacer para acceder a ese escenario deseado que la prospectiva nos enseña, desechando los escenarios no queridos.

Hay un elemento que me parece clave a la hora de integrar la prospectiva en nuestros proyectos de innovación: es un análisis no sólo personal, sino también contextual. La prospectiva tiene 4 niveles de análisis desde la perspectiva de la empresa: la propia empresa, el sector, la economía global y la sociedad. Tengamos en cuenta que la innovación se da en un entorno determinado, en un entorno social, económico y sectorial, en el que la comprensión de las claves y parámetros de estos tres niveles son clave para el éxito de la acción innovadora.

Hay que aclarar que cuando hablamos de prospectiva conviene distinguir entre:

-Predicción técnica. Ésta es una predicción de escenarios deterministas, que sabemos en un alto porcentaje, que se va a cumplir.

-Predicción emancipatoria (prospetiva). Predicción de escenarios posibles, no deterministas y construibles, sobre los que podemos influir. Es aquí donde podemos y debemos centrarnos en nuestras estrategias de innovación, buscando conseguir su realidad.

La prospectiva no busca analizar aquellos escenarios que ya sabemos que van a ser ciertos, sino ofrecer distintas opciones de realidad cuya incertidumbre es mayor y que no tenemos certeza de que van a ocurrir, ero que su ocurrencia nos reportaría una situación ventajosa en el mercado.

Convivir con la incertidumbre para hacerse fuerte

Es importante tener en cuenta que el uso de las herramientas prospectivas implica una cierta modificación en nuestra predisposición al cambio. Asumir que el cambio es real e inevitable (ya dije en otra ocasión que al igual que el caos, es beneficioso para la organización integrar el cambio y la complejidad en sus reflexiones estratégicas) supone una ventaja competitiva frente a la competencia, porque nos sitúa en un estado de disposición a la innovación. Así, ante el cambio hay 4 opciones posibles, tres de ellas válidas:
-Avestruz pasiva. Que niega el cambio y pierde ventajas en los nuevos escenarios.

-Bombero reactivo. Que reacciona ante el cambio de manera urgente y eficaz. Evidentemente hay cambios inesperados que no podemos controlar, en estos casos puede ser eficiente una actitud reactiva.

-Asegurador preactivo. Que prevé los cambios y trata de estar preparado para los mismos. Es una actitud adecuada si no tenemos recursos para impulsar los cambios más beneficiosos para nosotros.

-Conspirador proactivo. Que busca el cambio según su beneficio, tratando de impulsar aquellos cambios que construyen el mejor escenario para él. Muy interesante si se dispone de los recursos y capacidades para impulsar el cambio.

Sea como fuere, y para terminar este primer artículo sobre prospectiva, en un proceso innovador, que busca conseguir un posicionamiento relevante en un futuro más o menos cercano, hay una serie de preguntas clave y que definen en cierta medida el camino a recorrer:

1.-¿Qué puede ocurrir?

2.-¿Qué puedo hacer?

3.-¿Qué voy a hacer?

4.-¿Cómo lo voy a hacer?

De la cuestión 1 se hace cargo la prospectiva, de las 2, 3 y 4 la estrategia, y en conjunto estamos hablando de prospectiva estratégica, que nos permite potenciar y direccionar adecuadamente nuestras estrategias y modelos de negocio.

Artículo escrito por Juan Sobejano

Fundador de Innodriven, consultor de innovación en Innolandia y profesor

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