Roger García Bertrand, autor de «El Capitalismo Funcional»

9 diciembre 2011
Entrevista a Roger García Bertrand autor del Capitalismo Funcional

Vivimos una época en la que las soluciones a las crisis se cuentan por decenas. Shocks de oferta, o estímulos de demanda. Soluciones de corto plazo o reformas estructurales. Más deuda (eurobonos) o menos deuda vía desapalancamiento.

Incluso nos hemos llegado a preguntar en Sintetia si el capitalismo estaba muerto. Al final, concluimos que el mecanismo de mercado es, de hecho, un sistema adaptable, no un fin. Por lo tanto, la asignación de recursos vía precios puede usarse de multitud de maneras. Quizás cambie el capitalismo a futuro.

Hoy tenemos con nosotros a Roger García. Su punto de vista es realmente interesante porque como persona que ha vivido desde hace años el mercado financiero, los derivados, y el capitalismo de los mercados funcionando en plena acción … tiene mucho que aportar De dónde venimos, dónde puede acabar esto. Aprovechamos la presentación de su libro “El Capitalismo Funcional” cuya idea básica es tratar de explotar los mercados más como mecanismo de asignación de los recursos, llegando no sólo al ámbito privado, sino incluso al público.

Os ofrecemos aquí acceso directo a su nuevo libro, a la venta ya: “El Capitalismo Funcional”.

 

P.-  ¿Cuál podría ser una cronología de la salida de esta crisis?

R.- En el muy corto plazo, si los mercados de capitales son incapaces de asimilar las necesidades de refinanciación de los estados, los Bancos Centrales deben de comprar deuda. Para Europa, ello implica una reforma del tratado que garantice la unidad fiscal. Pero la compra de deuda tiene que ser acompañada de una reforma fiscal que recapitalice las cuentas públicas sin sacrificar el ciclo económico. Buscar formas de seguir endeudándonos es solo la transición, no la solución.

P: Para recapitalizar las cuentas públicas, ¿qué propones?

R.- Fijarnos en los Ingresos Públicos y reducir la carga de trabajo del Estado. Hoy estamos obsesionados con la reducción del Gasto Público y corremos el riesgo de suprimir servicios públicos realmente necesarios. Sin embargo, nos estamos olvidando de buscar vías para innovar en los ingresos públicos y en buscar en la iniciativa privada un aliado para quitarle trabajo y costes al Estado.

Debemos de evolucionar el sistema fiscal cambiando la forma de gravar productos y beneficios. Ya no basta con “quien más gana, más impuestos paga” sino que hay que ir hacia un “quien más ineficiencias puede generar, más paga”. En el futuro dos empresas de un mismo sector, no van a pagar necesariamente los mismos impuestos.

Dicho esto, mi idea de Capitalismo Funcional consiste en innovar en el diseño de la recaudación pública al tiempo que el Estado reduce costes. Propongo explorar el sistema de impuestos Pigouvianos a través de la creación de los mercados de la Utilidad Social que eliminen su discrecionalidad y sean efectivos a la hora de frenar el crecimiento del gasto público. La venta de licencias para operar en esos mercados recapitalizara al Estado de forma similar a lo que ocurrió con la venta de licencias de la telefonía móvil. La idea del impuesto Pigouviano es gravar más a aquellas actividades de mercado que producen externalidades negativas (impuestos sobre el tabaco, sobre la contaminación, etcétera). En mi propuesta, la mayor o menor carga fiscal se decidirá con los datos objetivos sobre el rol que ha jugado cada empresa en los nuevos mercados de la Utilidad Social. El impuesto incrementara el coste de los productos de aquellas empresas que hacen un peor trabajo, reduciendo la producción de esas actividades que se consideran socialmente ineficientes a través de su fiscalidad.

Las empresas más eficientes, se adueñaran de los clientes y de los tipos impositivos más bajos, dejando a las empresas poco eficientes unos tipos impositivos más elevados y una cuota de mercado en declive.

P.- ¿Puedes sugerirnos algún ejemplo sencillo de cómo funcionaría uno de estos nuevos mercados?

R.- Por supuesto. Por ejemplo, el Mercado de los Residuos y de la Contaminación es muy fácil de explicar. Quien más contamina, debe pagar más, pero ¿debe ser el Estado el que realice ese servicio en primera persona? Si una empresa aprovisiona el coste de su contaminación, ¿no debería de pagar menos impuestos? Tenemos que abrir la puerta a que la iniciativa privada nos ayude a quitar trabajo y costes a los Estados. Las que lo hagan, deben pagar menos impuestos y las que actúen de forma despreocupada cada vez pagaran más impuestos. Para ello tenemos que crear los mercados cuya actividad refleje de manera objetiva quién hace qué. En lugar de gravar un impuesto Pigouviano discrecional a todo el mundo, el impuesto se aplicara a posteriori con la ayuda de la información objetiva derivada de los mercados de la utilidad social.

Un restaurante de comida rápida genera muchísima más basura que un restaurante convencional debido a su uso intensivo de envases. Ambas empresas pagan los mismos impuestos. Sin embargo, la basura del restaurante de comida rápida hace que el contribuyente tenga que pagar más impuestos para recoger más basura. Cuantos más restaurantes funcionen así, antes necesitaremos una nueva planta de tratamiento de basuras, nuevos equipamientos, más personal y un largo etcétera que disparan los costes al Estado y, por tanto, la factura fiscal del contribuyente. En cierto modo, aunque sea legal, podríamos decir que el modelo de negocio del restaurante de comida rápida se aprovecha o arbitra nuestro sistema fiscal actual.

Imagínese ahora que un par de empresas de gestión de residuos compran una licencia al Estado para que las empresas que lo deseen puedan aprovisionar directamente el coste de las basuras desde el origen.  Si usted fuera una empresa de gestión de residuos, ¿cuánto pagaría por tener esta licencia? El fabricante que decida aprovisionar directamente el coste derivado de su actividad, pagará menos impuestos. El que no lo haga verá como sus impuestos suben sucesivamente para animar a que lo hagan y evitar que el sistema termine siendo disfuncional (todos los agentes contaminan despreocupados).

Como éste, existen otros mercados que nos ayudarían a mantener las cuentas públicas saneadas. Sin ir más lejos, la crisis subprime, ha sido una crisis por contaminación de préstamos peligrosos. Necesitamos identificar todos estos mercados para iniciar el cambio hacia una sociedad mejor.

P.- ¿Es la solución a la crisis?

R.- Sí. La respuesta en el largo plazo es cambiar el sistema actual y ésta es mi propuesta. Debemos asumir que el Estado de Bienestar cambiará. No necesita desaparecer, pero tenemos que ser más inteligentes en su instrumentalización o simplemente no nos lo podremos permitir. Tenemos tres opciones: recortar los servicios y el gasto público (como vemos ahora), subir impuestos (recrudeciendo la recesión económica) o hacer que la reducción de costes del Estado sea un negocio para nuestras empresas (Capitalismo Funcional). De ese modo, la ambición de la iniciativa privada nos ayudará a recapitalizar los estados y relanzar el ciclo económico.

El Banco Central Europeo puede comprar bonos expandiendo su balance. Esta medida sería efectiva y yo la respaldaría, pero también es cortoplacista, desesperada y únicamente compraría tiempo para evitar el derrumbe inminente del sistema (que no es poco). Tras las compras de bonos, los Estados continuarían altamente endeudados. El problema seguiría sin estar resuelto. Hasta ahora, hemos vivido en un sistema cuyo ajuste sólo nos permite mantener el estilo de vida endeudando nuestro futuro y, por lo tanto, restándonos credibilidad. Japón, después de veinte años de crisis, sigue endeudado a más del 200% de su PIB. Ese dinero tendrá que devolverse si el país quiere sanearse. De no ser así, a la primera que el país pierda competitividad, su pirámide demográfica se invierta demasiado, o su producto pierda relevancia en el panorama global, su Estado quebrará tirando todo el avance social y el ahorro de sus contribuyentes por la borda.

 P.- Para terminar, ¿ves alguna oportunidad en los actuales precios de los distintos activos financieros?

R.- Si. En mi opinión personal, ahora mismo existe una gran desconfianza que empuja el valor de los activos con riesgo a la baja. Estamos ante un cambio de ciclo por lo que medidas paliativas a corto plazo no son suficientes para restablecer la confianza. En cuanto observe que algún estado está dispuesto a asumir el reto de una nueva viabilidad social en la línea del capitalismo funcional, yo invertiría en sus bonos de gobiernos y en acciones de su sistema financiero.

En mi opinión, España es un claro ejemplo de cómo esta crisis puede ser el revulsivo que la coloque a la cabeza del nuevo paradigma. Los países que primero acepten ese reto, tendrán la ventaja de adquirir experiencia antes que sus vecinos, aumentando su rol y el de sus empresas en el nuevo panorama global. Aprovechemos esa oportunidad.

 

Roger García Bertrand es Licenciado en Dirección y Administración de Empresas y Máster en Finanzas Cuantitativas. Ostenta el cargo de Director Ejecutivo en el banco de inversión japonés Nomura. Le podemos seguir en su Blog Functional Capitalism.

Artículo escrito por Colaboración

5 Comentarios

  1. Miguel Lozano

    suerte he tenido al haberme topado con este libro navegando por la red.
    Estoy deseando empezar a leerlo,y conociendo a su autor… un autentico CRACK en todos los sentidos, estoy seguro de que aprendere cosa muy intereantes y no me causara indiferencia.
    Gracias Roger!!

    M Lozano

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