Javier Carril, «el mindfulness ha llegado para equilibrarnos en este mundo de locos»

14 mayo 2018

Escucho a profesionales de la abogacía, a dueños de empresas, a profesionales de recursos humanos, a entrenadores de élite, incluso en clases de preparación al parto, hablar de Mindfulness. Pero yo la primera vez que escuché hablar de esta disciplina fue hace varios años, y de la mano de Javier Carril, sin duda, una auténtica referencia en España. Ahora ha publicado 7 hábitos de mindfulness para el éxito personal y profesional. A mi juicio un manual imprescindible para conocer qué es el mindfulness y, sobre todo, qué nos puede aportar. 

—Como me ha dicho Javier… 

Llevo 13 años practicando todos los días entre 20 a 30 minutos de mindfulness porque es una práctica que me ha cambiado la vida. Pero ha sido hace unos 5 años cuando las empresas han empezado a interesarse realmente por esta disciplina, como habilidad fundamental de sus profesionales, y han empezado a demandarme esta temática. En estos 5 años he impartido miles de horas de formación en mindfulness en empresas (desde conferencias de una hora hasta programas formativos de 30 horas).

—¿Cuáles son sus raíces?

Las raíces del mindfulness están en las meditaciones orientales milenarias, fundamentalmente la meditación budista. El mindfulness es la adaptación a occidente de estas técnicas de meditación, desprovisto de cualquier toque religioso.

—¿Por qué ahora está en todos los sitios? ¿Qué lo ha hecho explotar?

Han sido varios los motivos de que haya explotado en los últimos tres años. Primero, el apoyo y validación que le ha dado la ciencia occidental, a través de cientos de investigaciones científicas sobre los efectos de la práctica regular del mindfulness. Esto ha hecho que se considere ya una práctica rigurosa y con un sólido soporte científico. En segundo lugar,

los cambios sociales de los últimos 15 años han propiciado la necesidad de una disciplina que nos ayude a mantenernos enfocados y serenos.

Las redes sociales, la irrupción brusca y rápida de la tecnología representada en los smartphones, la sobredosis enorme de información que recibimos cada día y la velocidad enorme de los cambios. El mindfulness ha llegado para equilibrarnos en este mundo de locos.

—Al igual que le suele pasar con las palabras, disciplinas o campos que, de repente se convierten en moda, ¿qué NO es Mindfulness y que crees que se está extendiendo sin rigor?

Mindfulness no es una técnica de relajación, es una técnica de entrenamiento de la atención. Así que no debe confundirse con las clásicas técnicas de relajación, que buscan un estado placentero o relajante.

El mindfulness busca la atención en el momento presente sin juicios, y aunque uno de sus efectos es que nos va a calmar la mente, no es el objetivo principal. Tampoco es poner la mente en blanco ni borrar los pensamientos ni alcanzar un estado trascendental. Por supuesto, no es una religión ni tampoco una terapia.

El mindfulness es una práctica para entrenar nuestra mente y poder ver la realidad con una claridad sin precedentes, así como afrontar nuestra vida con mayor plenitud, gestionando mejor el estrés y disfrutando más el presente.

—En la era de los robots y la inteligencia artificial, ¿la mente será nuestro gran activo para progresar como personas y como profesionales?

Sin duda. La mente puede ser nuestro peor enemigo si no la sabemos entrenar y domesticar, pero puede ser nuestro mejor aliado si sabemos entrenarla. El problema de la sociedad actual es que las personas nos estamos robotizando cada vez más, mientras que la inteligencia artificial está generando robots más humanos. Es una paradoja que no debe dejarnos indiferentes.

El mindfulness es una disciplina para desactivar esta robotización que está invadiendo nuestra vida silenciosamente, con el fin de potenciar nuestra empatía, nuestra humanidad y nuestro enorme potencial como personas.

Y esto es porque a través del mindfulness entrenamos nuestra mente para desarrollar todas sus capacidades innatas. En la mente está la clave de nuestra felicidad y también de nuestro rendimiento.

— Te cito: «La verdad no se puede aprender leyendo libros; la única forma de aprenderla es experimentarla en el momento presente. No hay otra forma de alcanzar la sabiduría». ¿El Mindfulness, desde este punto de vista, nos puede hacer más sabios, podemos sedimentar mejor nuestros conocimientos?

La práctica regular del mindfulness cambia nuestra relación con todo. Cambia nuestra percepción del mundo, de las personas, de nosotros mismos. Y es una nueva percepción muy clara, sin filtros y sin la niebla que nos impide ver las cosas tal y como son.

Siempre comparo nuestra mente estresada y confusa con una bola de cristal de nieve, que cuando la agitamos, los copitos de nieve revoloteando nos impiden ver la imagen del interior. Sin embargo, cuando dejamos reposar la bola de cristal durante unos minutos, los copitos de nieve van cayendo a la superficie y poco a poco podemos ver la imagen de dentro.

Esa claridad es lo que provoca la práctica del mindfulness: calma la mente y la mente empieza a ver con claridad. Y entonces todo cambia para siempre. Se desmontan las habituales falsas ilusiones y autoengaños, y empezamos a ser más sabios. La sabiduría viene de observar con atención la vida sin juzgar, y eso es lo que hacemos en mindfulness, una y otra vez.

—En el libro hablas del foco. También empieza a ser más habitual leer estudios y libros que hablan del deep work, el trabajo profundo, el foco, la atención. ¿Es el foco y la atención un recurso poderoso, y cada vez más escaso?

Desde luego. Todos sabemos que la atención está tremendamente deteriorada por los innumerables estímulos que recibimos cada minuto: whatsapps, e-mails, notificaciones de las redes sociales, internet, etc. Y todo eso proviene de algo que tenemos en nuestro bolsillo todo el día: el teléfono móvil. Daniel Goleman dice que la atención es esencial para alcanzar la excelencia en cualquier ámbito.

Si no somos capaces de regular y focalizar la atención, seremos marionetas de la tecnología, de los medios de información, de la publicidad, y de nuestros pensamientos y emociones.

La atención es la base de un montón de habilidades cognitivas y emocionales como el foco, la concentración o la gestión de las emociones. Y es un músculo, que si no lo entrenamos se atrofia y marchita. Por el contrario, si lo entrenamos se fortalece.

— «En piloto automático dejamos de cuestionar cómo hacemos las cosas», dices. A veces creo que también dejamos de pensar, que somos menos receptivos a cuestionarnos la realidad, que incluso nos podemos comer con patatas noticias falsas y somos más influenciables. ¿Cómo se puede usar el mindfulness para romper estas pautas de automatismo diario?

El mindfulness nos entrena para estar presentes en nuestras vidas y nuestros trabajos. La presencia y la consciencia es justo lo contrario de funcionar en piloto automático. Cuando estamos en modo mental mindfulness, damos lo mejor de nosotros, somos mucho más innovadores, mucho más eficientes, más empáticos y tomamos mejores decisiones. Pero para romper con los automatismos de la mente debemos entrenar y entrenar.

Podemos entrenar con una de las diversas técnicas de meditación formal mindfulness que enseño en el libro, y también podemos entrenar esta capacidad de estar presente en cualquier momento o situación:

escuchando a los demás, comiendo con atención, siendo conscientes de cómo usamos el móvil, manteniéndonos atentos en las reuniones, o tratando de disfrutar los pequeños momentos de cada día.

De esta manera, podremos ir desconectando el piloto automático y evitar que nuestra vida sea como el día de la marmota.

— La primera vez que escuché el concepto se lo leí a un SEAL porque acudía a él diariamente ¿Cómo es un gimnasio mental?

Un gimnasio mental, según comento en el libro, es un espacio concreto donde cada día entrenamos nuestra mente a través de la práctica mindfulness, con el fin de fortalecerla en diversas habilidades: resiliencia, gestión emocional, foco, claridad mental. Es tan sencillo como una habitación de nuestra casa donde podamos estar tranquilos y practicar. No es necesario ir a ningún sitio aunque cada vez hay más centros donde se puede ir a practicar en grupo.

— ¿Nos puedes dar una especie de tuit que resuma cada uno de los 7 hábitos?

Hábito 1. Sal del piloto automático y empieza a vivir de verdad.

Hábito 2. Focalízate en lo importante. El foco es la clave del éxito.

Hábito 3. Carpe Diem, vive el momento presente y deja de estar anclado en el pasado y en el futuro.

Hábito 4. Acércate al dolor. No huyas del dolor de la vida, porque aumentarás tu sufrimiento.

Hábito 5. No creas a tu mente ni a tus pensamientos. Tus pensamientos no son verdad, cuestiónalos frecuentemente y serás más feliz.

Hábito 6. Acepta la vida tal y como es. No te cuentes películas sobre cómo debería ser la vida y la vivirás con mucha más plenitud.

Hábito 7. Cuídate y trátate con amabilidad. Haz las paces contigo mismo porque no hay un lugar en el mundo donde podamos librarnos de nosotros.

— Una de mis preocupaciones es cómo se construye un hábito. Lo abordas en el libro, pero, ¿básicamente cuáles son las pautas más básicas?

La clave principal para generar un hábito es la repetición constante de la acción o conducta que queremos integrar como un hábito positivo. Debemos repetir y repetir para que la acción forme parte de nosotros. Es el caballo de batalla de la mayoría de las personas cuando tratan de introducir el mindfulness. La mayoría fracasan porque no repiten las suficientes veces el hecho de sentarse a practicar como para que empiecen a generarse las raíces (conexiones neuronales) dentro de nuestro cerebro. Debemos continuar y continuar, y llegará un momento en que no nos costará ningún esfuerzo o pereza. Directamente iremos a meditar en el momento que hayamos definido, sin dar tiempo a que la mente nos sabotee. Precisamente doy mucha importancia al concepto de hábito en el libro, y doy muchas pautas prácticas porque integrar el mindfulness como un hábito es la clave esencial para alcanzar los enormes beneficios de esta disciplina. Si lo practicamos de vez en cuando o sólo cuando nos sintamos estresados, no va a funcionar.

— ¿Cómo se conecta el mindfulness con la inteligencia emocional?

Daniel Goleman, el mayor gurú de la inteligencia emocional en el mundo, ha defendido muchas veces que el mindfulness es la herramienta práctica más efectiva para desarrollar todas las competencias de la inteligencia emocional.

El mindfulness te entrena para relacionarte de forma más sana con tus emociones —competencia 1: conciencia emocional.

Te hace gestionar mejor tus emociones difíciles —competencia 2: regulación emocional.

Te ayuda a mejorar tu actitud mental positiva porque conectas con tus fuentes de motivación intrínsecas —competencia 3: automotivación.

Desarrollas tu empatía —competencia 4— y tus habilidades sociales —competencia 5— porque mejoras tu escucha activa y tu capacidad para comprender las necesidades y emociones de los demás, lo que te hará ser más influyente en tu vida y en tu entorno profesional.

Artículo escrito por Javier García

Editor de Sintetia

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