España ante la destrucción creativa

2 agosto 2012

Sintetia ha inaugurado recientemente la sección Emprendimiento, una gran iniciativa cuyos artículos nos hacen avanzar en lo que muchos creemos que es la forma de sacar adelante este país, es decir el emprendimiento. Lo que realizan los emprendedores es innovación (normalmente incremental, no radical), y esta debe ser entendida en el sentido amplio de la palabra ya que, desgraciadamente, tanto académicos como políticos y medios de comunicación empresariales tienden a ver la innovación como algo que solo se refiere a los campos de la ciencia y tecnología punta. Mientras tanto, no se presta la debida atención a la innovación en los campos de organización empresarial, producción, distribución, nuevos mercados, e incluso innovación en el sector publico. Esto es algo que fue explicado por primera vez por el, tal vez, más grande economista del siglo XX, Joseph Schumpeter.

Para enfatizar esta línea comenzaré citando material publicado en Sintetia. El mes pasado, Abel Fernández publicó un estupendo articulo en dos partes, titulado “Posibles soluciones al crecimiento de España”. En la primera parte el articulo resume “el tipo de interés quizás sea el precio más importante de toda economía”. Eso es algo ampliamente respaldado por la mayoría de los economistas. Cogido de la mano con el tipo de interés, otro factor macroeconómico clave es la inflación. Krugman, en su reciente  entrevista con Sala i Martín, sugiere que lo que Europa necesita es una inflación de “entre el 4% y 5% en Alemania y entre el 0% y 1% en España. […] Eso debería ser suficiente para generar el ajuste necesario“. Resumiendo, ajustando el tipo de interés y/o inflación a nivel nacional, tendríamos la prosperidad casi asegurada. Puedo estar de acuerdo con todo esto, pero al olvidar que la macroeconomía sólo es el reflejo de la situación agregada de la economía, y tomándonos muy en serio estas cifras, estaríamos obviando los procesos para entender la prosperidad económica, la cual, repito, depende de la innovación. La innovación y el emprendimiento deben ser analizados y entendidos. Sacarlos de la ecuación como elementos externos, o como si fueran completamente un producto del tipo de interés o inflación, crea importantes distorsiones.

Es importante entender cómo se define la innovación, cómo se crea, de qué depende, qué barreras tiene, quién las pone, cómo se le trata, cuándo ocurre, etcétera. Siguiendo con la segunda parte, en “Posibles soluciones al crecimiento de España” se hicieron tres propuestas. Estas son importantes, ya que afectan de lleno a la innovación. Dos de ellas son sobre la vivienda; ya que es en vivienda donde las familias destinan una gran parte de sus recursos, llegando en los jóvenes a superar la mitad de sus ingresos, razón por la cuál la vivienda se convierte en una área clave para la economía. El sector del ladrillo, además de su nefasta aportación a los actuales datos macroeconómicos, ha ahogado el emprendimiento e innovación en España, tanto por parte de los emprendedores y potenciales emprendedores, ya que ahora están atados a los bancos, como por parte de los mismos bancos que, después de sus prácticas inaceptables, han roto el sistema financiero.

El coste de oportunidad vinculado a la perdida de emprendimiento en nuestro país es incalculable. Una de las propuestas sobre la vivienda del citado artículo abordaba la deducción de compra de primera vivienda, que el Gobierno ha tenido que eliminar de nuevo al ser una de las primeras exigencias del Eurogrupo. Su otra sugerencia sobre el FROB evolucionando en una especie de agencia de alquiler es muy válida. Todo tipo de apoyo al alquiler es algo que se hace en varios países. La idea de una gran agencia de alquiler que, de paso, promoviese el movimiento interprovincial (aunque muchos medios animen a ello, no hace falta irse a Alemania, uno se puede ir al País Vasco), es algo que en el último par de años ha popularizado el geógrafo económico Richard Florida. Para ayudar a solventar el problema de la vivienda en nuestro país, yo propondría un impuesto a los pisos vacíos en las ciudades, como ya hacen varios países. Por supuesto, hubiera sido más eficaz cuando empecé a decirlo a mediados del 2000, pero no me quiero bajar del burro. En otras cosas quizás no, pero los padres de la Constitución Española atinaron completamente cuando acordaron sobre la vivienda que los “poderes públicos (deberán de) impedir la especulación” (Art. 47), en vez de haber hecho todo lo contrario. Las iniciativas en este sentido para fomentar el alquiler, u formas de atajar de una vez la especulación inmobiliaria, son algo que una minoría poderosa siempre rechazará con contundencia.

La otra área acertada señalada por Abel Fernández es la de “una reforma laboral completa y profunda”. Desde mi punto de vista, seria positivo acercarse hacia una modelo adaptado como el “flexicurity” (flexibility + security). Estoy de acuerdo con los cambios que ha hecho el Gobierno para que haya más flexibilidad, e incluso diría que se han quedado cortos. Sin embargo, estoy completamente en contra de que no se cree más seguridad para los trabajadores.

Por ejemplo, en Dinamarca, donde actualmente resido, un empresario puede despedir ipso facto a cualquiera sin ninguna compensación, sin embargo, a) todos los salarios son altos, b) el subsidio de desempleo es también alto, normalmente complementado por un seguro semi-privado (anteriormente estos seguros eran administrados por los sindicatos), y c) las agencias públicas tienen la capacidad de encontrar un empleo o prácticas (bien pagadas) en empresas. Eso contribuye a que el paro sea muy bajo. En la situación española, al haber muchos empleados asustados que puedan cometer un error y perder su empleo en una situación caótica, y el hecho de que raramente se dé libertad para innovar, es nefasto. Esto es algo que también ha sido discutido en otro artículo en Sintetia a partir de las enseñanzas del vibrante economista Tim Harford. Desgraciadamente, no parece posible que patronal y sindicatos se puedan sentar a dialogar sobre posibles soluciones innovadoras para desatascar uno de los peores sistemas existentes de protección laboral. Cada grupo poderoso defiende sus intereses, evitando atajar el fraude y usando un absurdo maniqueísmo “guerraciviliense”.

Para entender otras de las facetas de la innovación social y económica, y probablemente la más importante a día de hoy, resulta muy útil  repasar la entrevista realizada a Daron Acemoglu sobre su reciente libro publicado junto con James Robinson. El libro trata sobre el desarrollo económico y pone en duda algunas teorías, proponiendo otras nuevas. Básicamente, trata sobre la importancia de las instituciones políticas y también sobre las económicas (las cuales dependen de las primeras). La palabra institución no se refiere solo a los entes públicos y privados, sino que incluye también las leyes y/o normas no escritas. Entender estas dinámicas es algo tremendamente importante para entender la prosperidad económica de España, y no tanto la prima de riesgo.

Resumiendo, podemos enfocarnos en aspectos macroeconómicos que, aunque siendo muy importantes, no pueden per se hacer avanzar automáticamente nuestra economía ni, más importante, nuestra sociedad (ni la de ningún otro país). Tal como decía un reciente comentario en Twitter, “la macroeconomía es para la economía como el ducharse para ligar: es básico, pero uno/a no liga por solo ducharse”. Respecto a este problema no hay un enfoque preciso por parte de los actores principales -universidades españolas, sindicatos, bancos, agencias gubernamentales, políticos y medios de comunicación-. Tal como observamos día tras día, muchos aspectos macroeconómicos difícilmente se pueden cambiar. Al mismo tiempo, es clave llegar a entender cómo se pueden fomentar las instituciones políticas correctas, que permitan promover innovación tecnológica, social y económica en nuestras ciudades. Creo que debemos tener presente las razones expuestas por Acemoglu y Robinson en su libro: “Los grupos poderosos a menudo se enfrentan en contra del progreso económico y en contra de los motores de la prosperidad” (p. 86). La historia demuestra que la élite, especialmente cuando su poder político es amenazado, levanta una barrera formidable a la innovación (pag. 183). Puede ser que España se encuentre ahora ante un momento histórico de destrucción creativa. Quizá nuestros hijos nos pregunten en qué lado estábamos.

Nota: El autor agradece los comentarios de Jorge A. Freire García-Zarco y Miguel Puente Ajovin .

Sobre el Autor:

L. Carlos Freire es doctorado en geografía económica. Trabaja como investigador en Aalborg University (Dinamarca). Síguele en Twitter

Artículo escrito por Colaboración

4 Comentarios

  1. Rafael Ibáñez

    Hola Carlos,

    Fantastico el artículo; si me permites una pequeña crítica en lo que respecta al comentario acerca de la reforma laboral en España.
    Evidentemente la flexibilidad es buena en el ámbito laboral y puede fomentar la productividad y por tanto la rentabilidad de las empresas; lo que sucede, y aquí déjame que antes que trabajador por cuenta ajena sea abogado, es que las empresas están utlizando esa «flexibilidad» para reducir los derechos adquiridos por los trabajadores durante décadas, y de paso financiar las inversiones que puedan estar realizando en estos momentos. Tú, mucho mejor que yo, sabes que los números pueden maquillarse perfectamente, y se está haciendo, exigiéndose nuevos esfuerzos a los trabajadores, que con sus salarios van a pagar los desmanes de algunos pseudoempresarios, y ¿a cambio de qué? pues de un mayor esfuerzo por su parte, poniéndose de moda en las empresas «el más por menos».

    Un abrazo fuerte.

    Rafael Ibáñez.

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  2. Maria

    Mi estimado Carlos, yo creo que donde hay que hacer grandes reformas es en los sueldos y pensiones vitalicias de los politicos y personas públicas. Hace unos dias cuando Carlos Divar estaba reclamando mas de 200.000 euros, como indemnización, y el que continua en su lugar dice: «Esta en la Ley, no hay nada que hacer» y se queda tan tranquilo. Por favor, con mi conocimiento como Licenciada en Derecho y abogado, lo que se debe hace claramente es CAMBIAR LA LEY. Nosotros la clase trabajadora no podemos soportar mas con el pago de nuestros impuestos los sueldos, y pensiones de nuestros politicos.Tenemos que INNOVAR urgentemente. Hace mas de 20 años decia mi profesor de Politico en la Facultad de Derecho que el Senado no sirve para nada, por tanto, quitemos el Senado, y etc. etc.

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  3. Lucio E.

    Mi querido Carlos:
    Por lo que se esta viendo, las leyes se cambian sólo cuando les da la gana, menos para meterle mano a la Iglesia Católica, a los ricos, los defraudadores y corruptos de su simpatía o inclinación. Así no vamos a ningún lado, ni va a funcionar ninguna teoría. Estoy de acuerdo con la Innovación y ademas reformas profundas como parte de la solución. Gracias por el esfuerzo que estáis haciendo día tras día, minuto a minutos jóvenes innovadores como tu.

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  4. Carlos

    Estimados amigos, gracias por vuestros comentarios. Rafael estoy completamente de acuerdo contigo. Yo abogo por la flexicurity, que es flexibilidad Y seguridad (que al final de cuentas debería de ser financiada por los empresarios). El Gobierno lo que ha hecho es solo dar flexibilidad a los empresarios y esto no es contraproducente. A los demás os diría que estoy de acuerdo con vosotros, hay que ser valientes para cambiar las leyes. Es necesario presionar a los políticos, que desgraciadamente, son los que las hacen.

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