El poder de lo pequeño

17 noviembre 2016

Mucha gente no hace muchas cosas porque no las ve accesibles. No forman parte de su realidad. Y esto sucede así porque pasan por alto que un gran éxito no es otra cosa que la suma de muchos pequeños éxitos.

pequeños pasos

A ningún alumno se le pasa por la cabeza obtener su carrera universitaria en un año, sino que ese título añorado se fragmenta en cuatro años, y a su vez cada uno de ellos en semestres. En cada semestre uno está enfocado en las asignaturas que tiene que aprobar y no en las del semestre siguiente o en las del próximo año. Y así, poco a poco y peldaño a peldaño, uno va sumando asignaturas que van completando todo el plan académico hasta llevarse el título debajo del brazo.

Es la filosofía ‘Poco + Poco = Mucho’. Esto es: un poco que parece insignificante, más otro poco que parece insignificante, más otro poco que parece insignificante… siempre acaba haciendo una gran diferencia con el paso del tiempo.

Esta filosofía se basa en dos variables.

1.- Constancia. Cada día debes hacer algo que te conduzca a tu objetivo. «La constancia es el fondo de la virtud», decía Honoré Balzac. No hay pócimas milagrosas, ni fórmulas especiales, ni secretos ocultos. Detrás de cualquier logro notable, lo que hay es trabajo constante e inteligente, focalizado en una determinada dirección sin dispersarse. En la fábula, la tortuga le gana la carrera a la liebre, a pesar de que esta última era más rápida.

2.- Paciencia. Debes saber esperar sin desesperarte. No se siembra hoy y se recoge mañana. El problema de mucha gente es siempre el mismo: querer mucho en poco tiempo, lo que les lleva a empezar con mucha fuerza algo y al poco se desinflan. Son personas ‘gaseosa’. Las personas somos seres de hábitos, y el proceso de cambio debe ser gradual, consistente en unas pautas que se basan en ir de menos a más:

  • Cuando una persona quiere bajar de peso, deja de comer de todo de un día para otro, pero al final no puede aguantar ese ritmo (no está acostumbrado), cede, se da el atracón y recupera lo perdido (o incluso más).
  • Cuando alguien quiere tener un cuerpo diez (y nunca ha hecho deporte), se mete al principio unas buenas palizas en el gimnasio, pero al final deja de ir porque no es sostenible y desiste, ya que no tiene el hábito formado.

Lo que se intenta es tan duro respecto al estilo de vida tradicional, que los esfuerzos duran poco. Y es que la realidad funciona de otra manera. Como apunta Jack Canfield, personaje incluido en Aprendiendo de los mejores (10ª edic.): «Siempre que se disponga a mejorar sus capacidades, cambiar su comportamiento o mejorar su vida, comience por incrementos pequeños. Querer hacer demasiado en poco tiempo solo conseguirá desanimarlo».

Hacer cada día lo que te lleve al objetivo

Hay que evitar a toda costa las experiencias negativas. Si te exiges demasiado desde el primer día, fracasarás y te frustrarás, y ello te llevará a abandonar. Si te marcas metas pequeñas y las cumples, te sentirás bien contigo mismo, y ello te animará a seguir adelante. Pero debes ser constante y tener paciencia. No te saltes etapas. El éxito es un proceso.

Cuando intentas saltarte etapas, siempre tienes que volver al punto de partido y poner el contador a cero. Por eso tanta gente ha empezado su dieta cinco veces; o se ha apuntado al gimnasio las mismas; o ha intentado el inglés otras tantas. Como decía Warren Buffett en una ocasión: «No intento saltar vallas de dos metros; busco a mi alrededor escalones de centímetros por los que pueda pasar por encima».

Esto se ve con claridad en el mundo de las finanzas. La gente no ahorra porque cree que es muy poco lo que puede ahorrar. Lo que no se dan cuentan que ese poco sumado a lo largo del tiempo acaba haciendo una diferencia. Es el efecto ‘milagroso’ (y geométrico) de la capitalización compuesta, donde al capital inicial se le suman los intereses generados, con lo que el capital cada vez va siendo más grande y, por tanto, también los intereses generados sobre ese capital. Por dar un dato: si una persona invirtiese 100 euros al mes desde los 20 a los 65 años con una rentabilidad anual del 10%, al retirarse tendría más de 1 millón euros.

En la trastienda de logros espectaculares, lo que se asienta es el binomio constancia-paciencia: hacer un poco cada día y no tener prisa. Thomas J. Stanley y William D. Danko, autores del excelente libro El millonario de la puerta de al lado, escriben: «¿Te has fijado en esa gente que vemos corriendo y entrenándose cada día? Son los únicos tipos que no parecen necesitar correr. Pero están en plena forma gracias a que corren. Quienes tienen mucho dinero trabajan para mantenerse económicamente en forma, pero quienes no están económicamente en forma hacen muy poco por cambiar su condición».

Las pequeñas cosas acaban convirtiéndose en grandes con el paso del tiempo. El pequeño dolor al que no diste importancia en su día se convierte en una gran enfermedad; los pequeños gastos que no controlaste en su momento, acaban suponiendo un montón de dinero cuando uno echa la vista atrás. Y así pasa con todo, tanto en sentido positivo (constructivo) como negativo (destructivo).

No tengas miedo de ser modesto al principio. Los comienzos son siempre discretos. Lo importante es empezar, dar el primer paso, porque ese primer paso te sitúa más adelante que si no hicieses nada, y además cada paso que das te hace estar más cerca de tu objetivo.

cuidado con las experiencias negativas

En Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edic.) escribimos: «Una de las claves del éxito es empezar pronto, porque cuanto antes empieces, antes acumularás el conocimiento, la experiencia, las habilidades, el dinero o los contactos necesarios para llegar donde quieres llegar. Por eso, el tiempo es la variable más importante de la vida, porque cada hora que pasa ya no vuelve, o se aprovecha, o se desaprovecha». Quizás, por eso, Karen Lamb señalaba: «Dentro de un año te arrepentirás de no haber empezado hoy».

Artículo escrito por Francisco Alcaide Hernández

Conferenciante, formador, escritor y coach en liderazgo y motivación

1 Comentario

  1. Dennis Leyton

    Excelente articulo Francisco, como siempre me encantan las referencias que haces a otros expertos en estos campos. Ahora a trabajar en esa constancia. Como decía un amigo: «¡Despacio que precisa!»

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