España, un país de pymes descapitalizadas (y II)

8 abril 2014

Escribía la semana pasada sobre mi impresión de que hay demasiados incentivos en España a NO crear empresas, a que estas NO crezcan, y sobre todo a que las empresas estén permanentemente descapitalizadas.

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Lamentaba también el no haber podido o sabido conseguir datos de los niveles de capitalización de las empresas españolas, y menos aún en comparación con otros países. Y llegó al rescate la magnífica comunidad de Internet, como Absolutexe o Javier García, mi mentor en esta casa.

Datos INE sobre sociedades mercantiles

Encontré, gracias al primero, datos en el INE de creación y disolución de empresas, aumentos y disminuciones de capital. Siguiéndolos, parecía que nuestras empresas aumentan su capitalización sin parar, y a buen ritmo. Aumentos de capital promedio de más de 7.741 millones de euros al trimestre, casi 31.000 millones de euros al año, desde 2006.

Dos cuestiones me desconcertaban, y una me fallaba

La primera, por qué esos acusados picos de aumento de la capitalización (23.968 millones de euros en enero de 2013). Los más fuertes y acusados, muy avanzada la recesión, sin que todavía se perciba una recuperación incipiente ni grandes nuevas oportunidades de negocio. Mirando dato por dato, estos vaivenes se deben a movimientos de aumento de capital en empresas preexistentes, no a la creación de empresas nuevas.

La segunda, el porqué de tales aumentos de capital en empresas preexistentes (39.117 millones de euros en enero 2013, equivalentes a las reducciones de capital en empresas no disueltas, ¡de los dos años anteriores!).

La respuesta a ambas incógnitas está en pocas palabras: ex-cajas y SAREB.

La cuestión que me faltaba es que, dejando aparte los movimientos en el sistema financiero, ¿qué ha ocurrido con las PyMEs? ¿Están realmente descapitalizadas?

Central de Balances del Banco de España

Siguiendo el consejo de Javier, me sumergí en los datos de la Central de Balances del Banco de España. Allí, de nuevo, no pude o no sube encontrar datos en bruto, aunque sí algunos informes, de los que obtuve la información necesaria para confirmar mis temores. Las PyMEs españolas están descapitalizadas, pero el resto no están mucho mejor.

El Banco de España, en sus datos, realiza la típica separación entre empresas industriales, de construcción, y del comercio. Pero mucho más interesante, divide las empresas de cada sector en cuatro rangos por tamaño (micro, pequeñas, medianas y grandes), permitiendo comparaciones. Por desgracia, logro solo datos hasta 2010.

Recordemos que se recomienda insistentemente que una empresa mantenga al menos un 40% de fondos propios. Dicho de otro modo, que cuando el capital, las reservas, y otras formas de fondos propios cubren solo el 40% del valor de la empresa, esta corre el riesgo de desaparecer ante un mal momento o una mala racha.

Por ello, en los gráficos que he construido, sólo los dos colores más verdes suponen empresas saneadas, mientras que el color rojo significa empresas literalmente quebradas.

Las conclusiones, tanto en industria como en construcción o comercio, son las mismas. Y desoladoras:

 Microempresas 3 sectores

La microempresa está terriblemente descapitalizada, con entre un 16% y un 20% de las empresas en quiebra técnica.

En la microempresa, independientemente del sector, cerca de la mitad de ellas están infracapitalizadas.

Pequempresas 3 sectores

Entre las pequeñas empresas, entre un 25% y un 37%, dependiendo del sector, están descapitalizadas. Y sin embargo, mejoran apreciablemente su situación desde el comienzo de la crisis, probablemente mediante la quiebra de las más débiles.

En España, las grandes empresas también son débiles, especialmente en la construcción, con un 75% de ellas infracapitalizadas, casi diría zombis, ya en 2.010 (43,5% en comercio, 25% en industria).

Y si comparamos con la situación en otros países europeos, les diré que sólo en Italia están sus empresas peor. Tanto las pequeñas, como las medianas.

Conclusiones

Simon_PymesDescapitalizadas_Sintetia

Más nos valdría, como país y como economía, dejar de penalizar el ahorro, la inversión y el crecimiento de nuestras empresas.

Con el actual marco de incentivos nuestras empresas son y seguirán siendo débiles. Pendientes de un hilo ante la quiebra. Incapaces de crecer, de internacionalizarse, de prosperar.

Y, por si a alguien le importa poco lo que le ocurra “al capital”, recordemos que la actual tasa de paro, inimaginable en cualquier otro país desarrollado, es también consecuencia de esta incentivada descapitalización, de esta incentivada debilidad.

Artículo escrito por Simón González de la Riva

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