Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Europa (TTIP): el nuevo Monstruo de Siete Cabezas (I)

8 mayo 2015

Durante los últimos meses se viene generando desde diversos sectores (mayoritariamente de la izquierda) un creciente ruido mediático contra el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Europa (TTIP) que, como suele ser habitual en estos casos, está plagado de eslóganes, proclamas, lugares comunes, errores, medias verdades o, directamente, falacias. Por supuesto, los datos y la realidad campan por su ausencia en no pocos casos. Así, podemos escuchar perlas tales como las del señor Pablo Iglesias, habitual en estas lides verbales, cuando afirma que el Tratado pretende «vender la soberanía y regalar los derechos sociales de los ciudadanos a las multinacionales«. En sentido similar, varias organizaciones sociales, ecologistas y sindicales europeas se han movilizado contra el TTIP porque, a su entender, persigue rebajar los niveles de protección de los trabajadores, los consumidores y el medioambiente en Europa. Al otro lado del Atlántico, algunos sectores demócratas, sindicatos y determinados lobbies también claman en contra de un acuerdo que temen perjudicará las ventajas energéticas competitivas que disfrutan los Estados Unidos,  afectará a la industria local, protegida tradicionalmente por diversas normas que promueven el “Buy American”, y aligerará la regulación financiera.  Un llamativo surtido de oposiciones contrapuestas.

Tal confusión a la hora de concitar posturas contrarias se debe, por una parte, al batiburrillo de prejuicios ideológicos, intereses particulares, afanes proteccionistas, visiones parciales y desconocimiento económico de quienes protestan, aunque sea de buena fe. Por otra parte, la política de divulgación, comunicación y transparencia de los negociadores del Tratado ha resultado harto defectuosa y a todas luces insuficiente, dando pie a una creciente desinformación y desconfianza sobre el tema. Un caldo de cultivo perfecto para el pretexto levantisco y la demagogia desatada que tanto abundan en el debate económico actual.

El presente artículo y los que le seguirán constituyen el resultado un esfuerzo personal de inmersión en el tema, con el fin de alcanzar ese mínimo entendimiento que requiere una digna divulgación, tal y como nos esforzamos por hacer una y otra vez en esta casa. Como en anteriores ocasiones, su desarrollo en partes diferenciadas nos ayudará a reflexionar y contrastar pareceres, pues sólo desde ese intercambio abierto y generoso se adquiere verdadero conocimiento.

A todo eso… ¿Qué es el TTIP?

El Transatlantic Trade and Investment Partnership o TTIP quiere ser, como su nombre indica, un acuerdo comercial de gran escala entre los Estados Unidos y la Unión Europea, que pretende abrir los mercados norteamericanos y europeos a sus respectivas empresas, reduciendo las barreras de entrada existentes en ambos mercados y estableciendo reglas y estándares claros, universales y transparentes, con el fin de facilitar un comercio mejor y más libre en ambas áreas económicas.

La primera ronda de negociaciones del TTIP se inició en julio de 2013 en Washington DC, y el pasado 24 de abril se celebró la novena ronda en Nueva York. Estamos ante un proceso largo, tremendamente complejo y sometido a enormes presiones, porque no hablamos de un acuerdo cualquiera, sino del mayor tratado comercial de todos los tiempos, con mucha diferencia. La “economía transatlántica” constituye el mayor y más rico mercado del mundo: supone alrededor del 50% del PIB mundial en valor y un 40% en términos de capacidad de compra.

La Unión Europea representa el 19,6% de ese PIB planetario y realiza un 25% de su consumo. Pese a sus dificultades económicas, Europa es en conjunto el mayor exportador global, el mayor comerciante mundial de bienes y servicios, el primer suministrador de bienes a los países en desarrollo y el mayor socio comercial de Brasil, Rusia, India y China.  Estados Unidos, por su parte, continúa siendo la economía más rica y productiva del mundo, atrayendo más inversión extranjera directa (FDI) que cualquier otra nación, un 11% del total mundial. No obstante, la extraordinaria preeminencia económica global que ambas regiones han ostentando hasta el momento está dando paso a un escenario geoeconómico mucho más disputado por el creciente dinamismo, poder e influencia del área Indo-Área-Pacífico.

Projections World Global

Resulta evidente que la hegemonía material e ideológica del mundo occidental se halla en un lento pero imparable declive. En este sentido, el interés del TTIP va mucho más allá de lo puramente comercial. Como bien apunta Charles A. Kupchan en un excelente ensayo sobre el asunto:

“El TTIP representa una oportunidad de oro para expandir puestos de trabajo y crecimiento a ambos lados del Atlántico. La renovación económica promete ayudar a impulsar la renovación política, facilitando que Occidente siga siendo piedra angular de los valores y prácticas liberales, hecho de importancia geopolítica crucial ante el trasvase de poder desde el mundo desarrollado al mundo en desarrollo”.

Volvamos a los cimientos

Consideraciones geopolíticas aparte, tanto la historia como los fundamentos económicos nos hablan de los beneficios de la apertura comercial y el levantamiento de barreras de entrada y salida. Las personas llevamos intercambiando bienes y servicios desde la antigüedad, basándonos en un principio que James Gwartney y Richard Stroup resumen en “si haces algo bueno por mí, yo haré algo bueno por ti”. Así ha ido avanzando la Humanidad.

No es casualidad que las naciones con mayor apertura comercial figuren, por lo general, en lo más alto del ranking de desarrollo económico (aunque hay otros factores a considerar). Un sencillo análisis de oportunidad a los datos más recientes del Índice de Libertad Económica de 2015 nos lo confirma: los 25 primeros países con mayor libertad comercial promedian un PIB per cápita de 37.250 dólares. Los últimos 25 países, 7.839 dólares. Datos son amores.

Aquí tienen el top 25 de países por su libertad comercial, de mayor a menor

Top 25 de países por libertad comercial

Y aquí los 25 últimos del ranking global:

Libertad comercial down

Los adalides del proteccionismo, bajo el argumento de la defensa de aspectos tales como “las áreas económicas estratégicas, el empleo nacional y los derechos adquiridos” han propiciado la existencia de economías o sectores ineficientes y subsidiados, menguando las oportunidades de crecimiento y acceso a la riqueza de amplias partes de la población. Este argumento resulta válido para regiones económicamente tan avanzadas como la representada por la economía transatlántica, pero lo es todavía más para zonas pobres o en desarrollo. Encierra, además, una cuestión clave que casi siempre obvian quienes se oponen a iniciativas de libre comercio: un tratado de la envergadura e implicaciones del TTIP implica mayor apertura y seguridad jurídica, reglas de juego más claras y mejores oportunidades a las naciones más desfavorecidas. Un argumento muy social, ¿no les parece? De todo ello trataremos en próximas entregas.

En este punto y como colofón a esta primera entrega, merece la pena recordar lo que sobre apertura comercial europea pronunció Margaret Tatcher en su famoso Discurso de Brujas de 1988. Unas palabras que siguen tan vigentes como el primer día:

“Mi cuarto principio rector es que Europa no debe ser proteccionista.

La expansión de la economía mundial requiere de nosotros continuar eliminando las barreras al comercio y hacerlo en el marco de las negociaciones multilaterales del GATT. Sería una traición comprobar que, mientras libera restricciones al mercado interior europeo, la Comunidad levanta mayores protecciones externas.

Debemos asegurarnos que nuestra aproximación al comercio mundial es consistente con la liberalización que propugnamos en casa. Tenemos una responsabilidad en liderar esta cuestión, responsabilidad especialmente dirigida hacia los países menos desarrollados.

Éstos necesitan no solo ayuda; más que nada necesitan mejores oportunidades comerciales si queremos que alcancen la dignidad de una creciente fortaleza e independencia económica”.

Artículo escrito por Sebastián Puig

Analista del Ministerio de Defensa

5 Comentarios

  1. aldelgadog

    Es lamentable que este artículo esté lleno de eslóganes, proclamas, lugares comunes, errores, medias verdades o, directamente, falacias.
    Lo digo porque no se explica el TTIP, sus principios, su medidas, sus efectos, etcétera, sino que sólo se hace un esbozo de los beneficios téoricos del libre comercio con unas pinceladas de algunos datos de crecimiento económico y citas ideológicas de Thatcher.
    Esperemos que en próximos artículos haya más economía y menos batiburrillo de prejuicios ideológicos, intereses particulares, afanes librecambistas, visiones parciales y desconocimiento económico (por ejemplo, obviando los estudios que hablan de como los tratados de libre comercio de USA con México o Colombia han «contribuido» a empeorar las situaciones de las partes latinoamericanas http://www.gurusblog.com/archives/colombia-usa-tlc-mal-negociado/19/04/2015/).

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  2. Sebastián Puig

    Me da que espera Vd que en un solo artículo, necesariamente breve, se presente introducción, tesis, desarrollo y conclusión, lo cual no resulta posible en aras de la rigurosidad que aquí pretendemos ejercer. Entretanto, le animo a que desmienta algunas de las consideraciones iniciales aquí expuestas, sin confundir, por supuesto, la parte (un tratado supuestamente mal negociado) por el todo (los beneficios del libre comercio) ni tampoco equiparar la realidad económica de la Unión Europea (en esta primera entrega ya se anticipan algunos datos) con las realidades económicas de países como los que Vd. cita.

    En todo caso, le animo a investigar más profundamente y conocer mejor la realidad económica mexicana y colombiana, y muy en particular el dinamismo y empuje de esta última, favorecida por el libre comercio tanto con Estados Unidos como las iniciativas de apertura comercial de la llamada Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile). ¿Ha estado usted en Colombia y comprobado el espectacular despegue del país?

    En la próxima entrega seguiremos aportando datos y argumentos. Otra cosa es que éstos se acomoden a sus percepciones o creencias. Desgraciadamente, ahí no le puedo ayudar. Un cordial saludo.

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  3. David Perez

    No me gusta el tono condescendiente con el que el autor contesta al comentario del lector. Sr. Puig, usted tambien esta utilizando datos a su favor para justificar sus percepciones y creencias. La economia es una ciencia social y es inevitable hacer juicios de valor basados en opiniones e ideologias. Si hablaramos de fisica no habria debate. Pero no por escribir articulos en un blog, sus datos o su percepcion e ideologia son mas verdaderos que las de otras corrientes de pensamiento y estudio. No entro a valorar el tema particular del tratado de la union europea y USA, sino el concepto general de que el libre comercio es bueno siempre y en cualquier circunstancia. Critico la parte de su articulo que define como «la vuelta a los cimientos». Aunque leo en su perfil del blog que usted no es economista (doctor en economia) deberia saber que las divergencias en productividad influyen enormemente en el comercio entre dos naciones. En otras palabras, si una nacion no esta lista para ser competitiva en terminos relativos, el libre comercio puede acarrear grandes deficicts comerciales y grandes crisis de endeudamiento. Hay muchos ejemplos de paises en vias de desarrollo en Latinoamerica, Asia, y especialmente en Africa, que han sufrido graves crisis macroeconomicas a partir de liberalizaciones comerciales muy agresivas para las que no estaban preparados. Espero que en posteriores articulos nos hable usted de estos temas. Y no nos presente discursos paternalistas de Tacher sobre la «responsabilidad» de dar oportunidades comerciales a los paises menos desarrollados. En algunos ambitos eso se llama colonizacion economica. Por cierto, referente a Colombia, usted sabra que la mitad de las exportanciones colombianas van a USA, pero tambien sabra que la gran mayoria son puramente materias primas: 68% crudo, 9% oro, 5% flores, 4% carbon y 4% grano de cafe. Mi pregunta: puede un tratado libre comercio impedir o retrasar la industrializacion y a traves de ella la generacion de valor agregado al PIB de un pais? Y por otro lado, que estrategia toma un pais en vias de desarrollo que no tiene materias primas para exportar? Creo que seria mas interesante y mas creible si incluye estos aspectos en su analisis. En este mismo sentido, a modo de sugerencia tambien me gustaria recomendarle que no solo cite a politicos, sino que tambien cite a econonomistas que han investigado mucho en el area de economia internacional. Para mantener una vision mas global e imparcial sobre las bondades pero tambien los riesgos de los tratados de libre comercio. Al fin y al cabo la filosofia de Sintetia desde que comence a ser lector del blog siempre ha sido presentar los hechos y dejar las conclusiones al lector. Un Saludo.

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  4. Sebastián Puig

    Muchas gracias por su comentario, David. Por supuesto que utilizo datos para sustentar mis argumentos, mal haría sino lo hiciera así. El tono condescendiente del que Vd. habla nada tiene que ver con suficiencia, sino con cierto cansancio acumulado hacia aquellos que se lanzan al barro de la crítica sin ni siquiera conocer el cuadro completo, cosa que por cierto Vd. también hace. No obstante, agradezco su apreciación porque no es mi intención parecer condescendiente. Estaré mucho más alerta. Si ha leído bien el artículo, en él digo que es el resultado de un esfuerzo personal de inmersión en el tema.Y no, aunque tenga estudios superiores, no soy doctor en economía. ¿Le molesta acaso que opine sin serlo?

    El hecho de que «el libre comercio es bueno siempre y en cualquier circunstancia» lo ha afirmado usted, no yo. Mi artículo se refiere genéricamente, a modo de introducción, a los beneficios generales de la apertura comercial para el desarrollo de un país. No es el único factor a considerar para ese desarrollo, ni mucho menos: la configuración político-institucional, los factores geopolíticos, físicos y demográficos, todo ello contribuye a la riqueza de una nación. Las tablas que incluyo en el artículo, que no se ha molestado en comentar, le proporcionan pistas muy claras sobre ello. Pero sin apertura comercial esa nación se convierte en una isla autárquica. Hay mucha literatura económica sobre el tema, como bien sabrá.

    Por cierto, y continuando con mi querida Colombia, le animo a revisar sus resultados económicos en el tiempo:

    http://data.worldbank.org/country/colombia#cp_gep

    Colombia, además, no sólo tiene acuerdos de libre comercio con EEEU. Actualmente son ya 10 los tratados en vigor con diferentes países. Israel, Turquía, Japón y China son los siguientes posibles candidatos. Una evolución coherente con el desarrollo y apertura del país, por muchas sombras que quiera Vd. dibujar (que las hay). Tal vez preferiría para ese país otros «exitosos» modelos económicos de países muy vecinos.

    En este sentido, confundir el concepto de libertad comercial con su implantación material es un error común entre los defensores del proteccionismo. Una verdadera apertura comercial implica, y así lo cito en el artículo, reglas de comercio justas y equitativas, un marco normativo estable y transparente e instituciones suficientemente desarrolladas. De lo contrario, hablamos de algo muy distinto, aunque se venda como libre comercio.

    En cualquier caso, el tema de este artículo es el TTIP, no lo olvide, y las circunstancias de las entidades participantes en el tratado (EEUU y la UE) alientan, por los motivos y datos que trataré de ir aportando, una mucha mayor apertura comercial entre ambos, aspecto crucial para el futuro económico del área transatlántica. Es del TTIP, y no de otra cosa, sobre lo que trata esta serie de artículos.

    Por consiguiente, me permitirá, en ejercicio de mi libertad de expresión, que cite a quien me venga en gana y que escriba sobre lo que buenamente quiera y pueda (mientras los editores de esta casa me lo permitan). Así como yo ejerzo esa libertad, usted también dispone de la suya para seguirme o no hacerlo. Si ha leído alguno de mis anteriores artículos en Sintetia, comprobará que no pregono la verdad absoluta, sino mi visión honesta de la realidad económica. Si algo preside mis reflexiones, es la duda continua.

    Finalmente, le agradezco la oportunidad de seguir debatiendo, pero siempre en el marco del tema que estamos abordando. De lo contrario, estaremos perdiendo el tiempo. El suyo y el mío. Un cordial saludo.

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  5. Sebastián Puig

    Un dato adicional: las exportaciones colombianas de productos y servicios contemplados en su Acuerdo de Libre Comercio (FTA) con Estados Unidos, antes restringidos, han aumentado un 185% desde la firma del tratado. Las exportaciones colombianas a EEUU superan ya los 17.000 millones de dólares, un 57% de las cuales se benefician del Acuerdo (33% son agrícolas).

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