No hay arte sin artesanía

4 septiembre 2013

ferran-adriaEsta frase está recogida del libro de Richard Sennet, El Artesano. El texto completo es: “No hay arte sin artesanía. La idea de una pintura no es una pintura”. Releyendo a Sennet me viene a la memoria un artículo que escribí hace un tiempo sobre las lecciones que Ferrán Adriá nos daba sobre innovación y creatividad. Sé que tanto Sennet como Adriá son un poco mis obsesiones actuales, vuelvo a ellos cada cierto tiempo y trato de descubrir nuevas caras, nuevos matices en sus frases e ideas. Trato de comprenderlas, en suma.

En concreto esta frase de Sennet me ha estado dando vueltas en la cabeza durante un tiempo, y al ponerla en contacto con Adriá ha tomado todo el sentido. En realidad Ferrán Adriá no es un innovador, ni siquiera es un cocinero, antes que nada de eso es un artesano, una persona que  interpreta la realidad a través de las cosas que crea. Los platos de Ferrán Adriá, y su equipo, no reproducen lo que ya existe, no tratan de ser copias de lo que ya hay, sino que pretenden interpretar desde un nuevo lenguaje. Es lo que quiere todo artesano, ser distinto, ser único, ser absolutamente “identificable”.

Como dicen al final del capítulo 7 de El  Bulli, historia de un sueño, “es un error tratar de replicar lo que hace Ferrán Adriá, es único. Podemos interpretarlo y aprender de él, pero no repetir lo que hace”.

El proceso de la innovación implica una conexión lógica y natural entre la razón y la acción, entre pensar y hacer. Se dice muchas veces, y con razón, que la innovación es la creatividad llevada al mercado, una idea con un modelo de negocio. La razón pone las bases para la acción, pero sin esa acción es imposible evidenciar ninguna razón.

Ferrán Adriá es un artesano, es consciente de que es imposible la innovación sin una técnica adecuada y sin un modelo intelectual que lo sostenga. Aparecen, por tanto, dos elementos clave:

1.-La técnica, como sostén de las ideas, como conexión entre la mente y “lo externo”. La técnica es al fin y al cabo lo que permite que interpretemos la realidad, o mejor, que la construyamos partiendo de nuestras ideas.

2.-Esas ideas han de sustentarse en un modelo mental, en un marco teórico que dirija y modele una línea de acción y evolución.

La importancia de comprender y asumir que el innovador es un artesano es clara. El artesano busca resolver problemas, pretende materializar la utilidad, crear objetos que sean útiles para quienes los manejan, independientemente de que también pretendan acceder a la excelencia en la técnica incorporando la belleza y un cierto componente de arte a su trabajo. La innovación ha de ser fundamentalmente útil, ajena a fuegos de artificio como objetivo primario. No hay innovación sin utilidad.

Cuando hablo con emprendedores siempre les recuerdo que su idea, su propuesta de valor siempre, siempre ha de estar enfocada a satisfacer una necesidad del mercado, ha de ser útil. Creo que fue Steve Blank quien dijo que una start up no es una empresa, es un proyecto cuyo objetivo fundamental es encontrar una necesidad del mercado que satisfacer. En este sentido, poner en relación mente y técnica parece fundamental. Dar una visión artesana a esa búsqueda también parece clave.

Evidentemente hay diferencias entre un innovador y un artesano. Posiblemente la principal sea el nivel de transformación buscado por cada uno. El artesano parte de y protege una tradición que va transformando sutilmente. El innovador, sobre todo si es disruptivo, busca la ruptura con la tradición, pero sosteniéndose en ella, partiendo de ella. Es decir, lo que es, lo que hay se interpreta de manera distinta. A pesar de ello hay una conexión entre ambos, tanto el artesano como el innovador se sostienen entre sí y en cierto modo el artesano es una primera versión del innovador. Así el innovador se alimenta de la filosofía artesana al recuperar un modelo de trabajo que, como he comentado, busca una reinterpretación de la realidad, una redefinición del entorno.

Ferrán Adriá es un artesano no sólo porque sostenga toda su capacidad de ideación en un hacer absolutamente necesario y único, lo es también porque entiende que ha de aportar su propia visión de la cocina a lo que hace, porque sabe que sólo si es capaz de ser distinto será relevante, y no lo hace por un deseo de diferenciación, lo hace por convencimiento, porque sólo así entiende su creación. El artesano no es diferente porque quiera serlo, es diferente porque lo es, porque al realizar su trabajo, al llevar a cabo su creación ésta siempre resulta distinta, es una pequeña interpretación de la misma. El artesano no repite, reinterpreta, y así un innovador artesano como Ferrán Adriá es capaz de, partiendo de una tradición consolidada, llegar a nuevos puertos desde los que seguir construyendo.

Hay algunas frases de Ferrán Adriá que me reafirman en esta idea de innovador artesano (o artesano innovador). No son literales, por lo que no las pongo entrecomilladas:

  • La comida no sólo es el gusto. Poner límites es muy propio de estrategias inmovilistas. Es cierto que los artesanos se sustentan en una tradición muy sólida, pero al mismo tiempo tienen la virtud de ir añadiendo su propia personalidad a su trabajo, lo que implica cambios y una visión integral de ese trabajo. No se limitan a la técnica, un buen artesano aplica todos sus sentidos a su trabajo.
  • Los sentidos son el punto de partida para crear. Pero sí hay un origen de todo, sí hay un lugar desde el que partir y diseñar el cambio.
  • Es fundamental escuchar a los clientes. El innovador, el artesano, vive en el mundo no en una burbuja. Ya dije que es fundamental que se busque “solucionar problemas”. Tenemos el ejemplo más claro en la innovación social, pero todo tipo de innovación, todo tipo de artesanía tiene en su esencia el deseo de utilidad.
  • Crear es no copiar. A veces de manera inconsciente tanto el artesano como el innovador crean con cada acto. En el artesano la “imperfección” de la copia es un plus de calidad. En el innovador “lo nuevo”, “lo distinto” es el objetivo.
  • Los productos son buenos porque son buenos, no por lo que cuestan. Creo que esto es fundamental. La utilidad de los productos, las acciones o los materiales, incluso las ideas, no dependen de su valor monetario, dependen de su utilidad real. Cuando Ferrán Adria es capaz de crear un plato de alta cocina con los productos más sencillos está lanzando un mensaje cargado de transformación.
  • Lo obvio es enemigo de la creatividad. Los grandes artesanos de la historia huyen de lo obvio, reinterpretan la utilidad de las cosas. El famoso salero de Cellini no es sólo un salero, es más que eso. Cuando Benvenuto Cellini construye su salero quiere salirse de lo normal, ir más allá y aunar artesanía y arte.
  • La emoción creativa. Según Ferrán Adriá ésta sólo ocurre cuando somos conscientes de que estás probando (o experimentando) algo nuevo. Esto es más difícil en un trabajo artesano tradicional pues los cambios son pequeños ¿O no? ¿O el hecho de apreciar esas diferencias de manufactura no nos hacen sentir que estamos ante un objeto único e irrepetible?
  • Mezclar modernidad y tradición. Es fundamental para el innovador y para el artesano. Como ya he comentado necesitamos una plataforma de la que partir para crear.
  • No magnificar la creatividad. Ferrán Adriá lo tiene claro, la sorpresa viene del trabajo del día a día, de la constancia artesana.
  • A veces no es necesario comprender algo para hacerlo. Puedes verte influido por su sensibilidad. Cuando Ferrán Adriá descubre la cocina japonesa (y en concreto el restaurante Mibu) hay muchas cosas que no entiende, pero que identifica como familiares por estar dentro de su sensibilidad. Adriá mezcla elementos y emociones del arte en su trabajo.
  • De los defectos has de encontrar las virtudes. Cuando en El Bulli empiezan a trabajar con el algodón de azúcar ven que hay algunas características del mismo que le pueden suponer un problema a la hora del servicio. Lo que hacen es prensarlo y sacar así otro producto con el que trabajar. La innovación supone una adaptación a las circunstancias del entorno, y también el artesano es capaz de encontrar en el objeto que trabaja esos defectos que convierte en virtudes.

Por supuesto hay mucho más en Ferrán Adriá, como lo hay en la idea artesana. Lo que me parece interesante de la innovación y la artesanía es que creo que tienen muchos puntos de contacto y que son en cierto modo dos caras de la misma moneda. Se alimentan mutuamente y se enriquecen complementándose. Me parece fundamental buscar la innovación, pero desde un enfoque artesano. La transformación se alimenta de los dos.

Artículo escrito por Juan Sobejano

Fundador de Innodriven, consultor de innovación en Innolandia y profesor

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