Jonás Fernández, “no hay política más progresista que incrementar la competencia en los mercados”

21 noviembre 2013

RETRATOPara mí es un verdadero placer entrevistar a un amigo, a un economista brillante y a una de las personas que ha ayudado desde el inicio a que Sintetia naciese y empezase a crecer. Jonás Fernández acaba de publicar un libro realmente interesante, “Una Alternativa Progresista. Una respuesta  a la crisis económica e institucional de España”. Un libro necesario para profundizar lo que los economistas pueden aportar en el ámbito de las reformas institucionales, el papel de los mercados y cómo se puede transformar la escalera de incentivos y las políticas para la dinamización de la economía española.

Jonás tiene una dilatada formación académica. Executive MBA por el IESE Business School, máster en Economía y Finanzas por el CEMFI-Banco de España y licenciado en Economía por la Universidad de Oviedo, además de ser uno de los alumnos que se formó en programa de Econometría Avanzada en la London School of Economics .

En el terreno profesional, Jonás ingresó como analista de economía y política internacional en Solchaga Recio & asociados en 2005. Tres años después fue nombrado director del Servicio de Estudios. Ha compaginado esta actividad con la docencia en la Universidad Carlos III y con varias actividades emprendedoras. Además, colabora habitualmente en medios de comunicación (El País, Cinco Días, La Nueva España, etc.).

Es colaborador activo de la Fundación IDEAS y de otros think-tanks como Policy Network. Además, fue seleccionado para cursar el I Programa de Liderazgo Político del Instituto Aspen, presidido por Javier Solana.

:: ¿Qué falla cuando entre los economistas existen diferencias ideológicas tan marcadas? 

Es importante diferenciar entre “economía positiva” y “economía normativa”.

La primera hace referencia a aquella parte de esta rama del conocimiento que describe los hechos, que analiza cómo funcionan los agentes económicos. En mi opinión, en este campo existe un amplio consenso en la profesión, del que sólo se descuelgan probablemente los economistas de la Escuela Austríaca, a la derecha, y los marxistas, al otro lado.

La segunda, la “economía normativa” hace referencia a la correlación entre nuestros valores, siempre personales, y esa “caja de herramientas”, más o menos, compartida por la mayor parte de la profesión que hemos denominado “economía positiva”.

Las discusiones públicas suelen tratar de “economía normativa” y por eso se percibe tanta discusión en la esfera pública. Al final y al cabo, la economía es una ciencia social, donde juega un papel central la idea de sociedad de cada uno.

Este libro, Una Alternativa Progresista, es un libro de “economía normativa” inspirado en una visión progresista de la sociedad, pero anclado en todo caso en el mecanismo de análisis de la “economía positiva”.

:: ¿Existe alguna política industrial eficaz? 

Es obvio que las políticas industriales del consenso de post-guerra acabaron generando sectores ineficientes que vivían del contribuyente y del consumidor. En mi opinión, no estamos hablando de este tipo de políticas cuando recuperamos el discurso de una política industrial.

En primer lugar, hay que prestar atención a la correlación de las políticas microeconómicas con el desarrollo de una estructura económica sostenible. Así pues, la política laboral, la educativa, la política energética o las infraestructuras son centrales a la hora de definir el modelo productivo.

En segundo lugar, existen multitud de actividades económicas susceptibles de sufrir fallos de mercado, desde la investigación básica al desarrollo de programas de I+D+i. Existen actividades que el mercado sólo no provee en la medida necesaria porque tienes características de bienes públicos. En este sentido, yo creo que el Estado debe jugar un papel en el desarrollo de tales actividades pero sin un apriorismo sectorial. Ex post habrá sectores o empresas con una intensidad mayor de tales actividades “incentivables”, pero el Estado no debería realizar un juicio ex ante.

Por último, esta crisis, especialmente por su cariz financiero, está bloqueando los sistemas ordinarios de financiación y precipitando el cierre de multitud de empresas perfectamente sostenibles en presencia de un sector financiero saneado. Es cierto que es necesario acelerar la recapitalización de las entidades bancarias, pero probablemente habría que ayudar en este íter a más de una empresa que está cerrando por problemas de tesorería. Esos cierres también suponen reducciones del crecimiento potencial.

Y, por supuesto, en todo caso, los programas de intervención público deben ser transparentes para minimizar la captura del regulador u otros fallos del Estado.

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:: José Carlos Díez en su libro decía que “los economistas diremos a partir de ahora eso de… “a ti donde te pilló la quiebra de Lehman Brothers”? ¿Fue un antes y un después? ¿Por qué?

La caída de Lehman provocó un shock brutal y desconocido en los mercados financieros de todo el mundo. Sin duda, la quiebra de Lehman disparó la percepción del riesgo de los mercados, aquellos que habían estado financiando sin problemas déficits por cuenta corriente de dos dígitos del PIB. En todo caso, Lehman no causó la crisis, ni la anglosajona ni la europea, sólo fue el catalizador de la misma, que en todo caso habría de producirse ante los abultados desequilibrios acumulados en la década previa. Aun así, habría que preguntarse si hubiera sido posible una purga más suave y menos severa en ausencia de tal quiebra. En mi opinión, sí. Por este motivo hay que revisar la regulación y la supervisión bancaria para evitar llegar a tales situaciones en el futuro, aun cuando se pierda algo de eficiencia en el sector bancario. Al final, hay que elegir entre estabilidad y crecimiento, y ha quedado claro que el acuerdo previo mostraba demasiada volatilidad.

:: ¿Qué significa una alternativa progresista? O más concretamente, ¿qué significa ser progresista en el siglo XXI?

Aun cuando sea difícil acordar una definición de la “izquierda”, sí es cierto que todos tenemos una idea directa sobre la misma. La izquierda significa, en mi opinión, lo mismo ahora que en el siglo XIX, si bien los instrumentos van cambiando con el tiempo.

Para mí, la izquierda representa la lucha por una sociedad cohesionada, con igualdad de oportunidades y una red de seguridad contra el infortunio, aun cuando tales políticas puedan (y no siempre, por supuesto) generar problemas de eficiencia a corto plazo y, por supuesto, todo ello bajo un sistema democrático que garantice las libertades y los derechos individuales y civiles.

La izquierda lucha por una libertad plena, que sólo se puede alcanzar con la eliminación de toda fuente de servidumbre.

:: Argumentas que “urge una reforma fiscal”. ¿Cuáles son tus propuestas?

El Estado de Bienestar es una herramienta central para eliminar gran parte de esas servidumbres, las que depende de tu lugar de nacimiento, de tu salud, pero también de otras derivadas de decisiones erróneas o sobrevenidas. Europa se dotó de Estados de Bienestar en la segunda parte del siglo XX y España en apenas en dos décadas construyó un modelo de bienestar razonable. Esos sistemas consumen en torno al 40 por ciento del PIB, aun cuando pueda elevar la eficiencia de muchos programas.

España tiene en estos momentos unos ingresos fiscales ligeramente por encima del 30 por ciento del PIB, después de una caída de 10 puntos del PIB. Esta notable reducción no se recuperará en el futuro porque el sistema fiscal estaba asentado sobre bases imponibles que no volverán, que estuvieron infladas también por la burbuja inmobiliaria. Es necesario, por tanto, reconstruir unas bases imponibles estables.

Pero además, siendo esto necesario para sostener un Estado de Bienestar, a corto plazo, el país ha acumulado un  volumen de deuda pública muy preocupante que ahoga también el crecimiento potencial del país. Por ello, con urgencia, España necesita una reforma fiscal que amplíe bases imponibles y recupere la idea de la redistribución, también por el lado de los ingresos.

En este sentido hay que reformar sociedades para eliminar deducciones y los modelos de tributación por módulos. Hay que revisar el IRPF para eliminar también deducciones y dar un repaso a los tramos de las rentas del trabajo. La tributación de las rentas de capital debería europeizarse, mientras se recupera la tributación sobre el patrimonio. Además hay que revisar la tributación sobre los bienes y servicios con externalidades negativas y el IVA. Y, por supuesto, hay que elevar la dotación presupuestaria y humana de la Agencia Tributaria para combatir el fraude. Complementariamente, esta reforma debe ir pareja a la revisión del sistema de financiación.

:: ¿Crees que la ciudadanía española comprende bien las decisiones que se llevan tomando en España desde 2008, la mayoría de ellas incluso con mensajes y objetivos contradictorios?

Creo que nadie se ha detenido a explicar correctamente esta crisis. En el imaginario colectivo esta recesión es el resultado de la crisis de las subprime en Estados Unidos y la quiebra de Lehman Brother, shocks ambos que impactaron sobre las economías europeas, destrozando al sector financiero que debió ser rescatado por los Estados con afección directa a las cuentas públicas. Así pues, los ajustes fiscales que estamos sufriendo tendrían la razón primera en la crisis financiera americana. Más o menos, esta es la descripción de los hechos que se ha trasladado a la opinión pública.

Bajo este relato, es obvio que hay quien entienda, por ejemplo, porque los gobiernos europeos y el BCE hacen cosas sensiblemente distintas a Obama y a la Reserva Federal para combatir esta crisis.

En mi libro intento trasladar al lector que la crisis europea es endógena y fruto del diseño incompleto de la zona euro, proyecto que pasó a segunda plano desde la entrada en funcionamiento de la moneda común. De este modo, la caída de Lehman sólo catalizó una crisis propia que más pronto que tarde acabaría por sucederse. Bajo esta descripción de la crisis y entendiendo que la zona euro era poco más que un acuerdo de tipos de cambio fijo entre las antiguas monedas nacionales, creo que se entiende todo sustancialmente mejor, tal y como trato de detallar en el libro.

¿La solución es más Europa, más integración?

Efectivamente, creo que la solución a la crisis pasa de manera unívoca por acelerar la integración europea, condición necesaria también para fortalecer el Estado de Bienestar. Desde esto modo, para la izquierda, más Europa no sólo responde a la necesidad de superar esta crisis, sino también a nuestro deseo de acentuar el “modelo social de mercado”.

:: ¿Crees que estamos ante un proceso de trampa de liquidez y tenemos una crisis “a la japonesa”?

Todos los indicadores apuntan hacia esa situación. Ahora bien, nosotros tenemos una ventaja notable: existen crecimiento potencial detrás del avance europeísta. Es decir, profundizar en la unión deberá liderar nuevos vectores de crecimiento. Esta diferencia es central también respecto a Japón y, por ello debemos ser más optimistas.

:: Uno de los capítulos más sugerentes es el que dedicas al mercado de trabajo, y que desde Sintetia en primicia hemos decido distribuir para nuestros lectores próximamente. ¿Cómo se ataca la dualidad entre jóvenes y no jóvenes, entre formados y no formados o entre temporales y no temporales?

El principal problema del mercado laboral es el desempleo y el segundo la dualidad. Así pues, es necesaria una regulación que facilite el empleo y que dé una respuesta creíble a los trabajadores que viven en la “trampa de la temporalidad”. En estos momentos, y debido a la reforma del Partido Popular se está destruyendo empleo fijo, mientras que el temporal ya ha comenzado a crecer y si nada cambia, en unos años, la mayor parte de los trabajadores vivirán en el segmento temporal, sin apenas protección.

En mi opinión es necesario mantener el contrato indefinido con unos costes de despido en el promedio europeo y a su vez hacer confluir todos los contratos temporales en un único modelo con costes de despido creciente que consolide plenamente con el indefinido en un plazo temporal dado, sin grandes saltos durante el periodo de convergencia. A corto plazo, la contratación sería igual de atractiva pero daríamos un futuro a los miles de trabajadores que van a entrar o ya están en el mercado laboral con este tipo de contratos.

:: ¿España necesita más mercado, más competencia, más apertura, más innovación? ¿Eso es compatible con las políticas “socialdemócratas”?

En el libro afirma que no hay política más progresista que incrementar la competencia en los mercados. La competencia garantiza la igualdad de oportunidades y asegura también que no habrá empresas que expriman al consumidor a cuenta de barreras de entrada u otros mecanismos de colusión.

:: Un país y una economía no pueden ser fuertes sin unas instituciones sólidas, creíbles y que funcionen de forma efectiva. ¿Cuáles son los principales problemas institucionales que tiene España y cómo abordarlos?

En mi opinión, el país tiene un modelo de Estado que necesita una revisión. El texto constitucional del 78 arbitraba un mecanismo para la descentralización política, pero no se adivinaba cuál podría ser su desarrollo. Treinta años después tenemos un modelo profundamente descentralizado pero sin las instituciones de cooperación necesarias para tal realidad. Así pues, resulta necesario reordenar el modelo de Estado empezando por el Senado, pasando por el reparto de competencias y de financiación, y terminando por el sistema judicial.

Además, en los últimos tiempos, las tensiones centrífugas que recorren la historia de España han vuelto a emerger con fuerza, en esta ocasión en Cataluña. Sin duda, estas presiones surgen ahora cuando el proyecto global de país se encuentra en crisis.

Así pues, resulta necesario revisar el marco institucional, no para cerrar definitivamente el modelo de las autonomías, sino para construir un modelo flexible que permita la convivencia de las fuerzas centrífugas y centrípetas en un marco de debate institucionalizado. 

:: ¿Tenemos una Europa de varias velocidades que ella solita retroalimenta su crisis monetaria y fiscal? ¿alguna solución?

Me imagino que te refieres a la división entre países acreedores y deudores dentro de la propia Unión…

:: Si, efectivamente,

En este sentido, yo creo que hay un espacio abierto en Europa para profundizar en la unión. La entrada de los socialdemócratas en el gobierno alemán será central a la hora de reorientar la aproximación germana a la crisis de la eurozona. Además, es muy probable que el próximo presidente de la Comisión también sea un socialdemócrata, Martin Schulz.

El Consejo Europeo de julio 2012 y la declaración posterior del BCE anunciando que haría todo lo que estuviera en su mano para sustentar el euro supusieron un giro en la política económica europea contra la crisis. Los avances de la unión bancaria proceden de esa declaración. Y todo ello está en la base de la reducción de las primas de riesgo y la suavización del ritmo de ajuste fiscal.

Considero que se ha reorientado la política europea pero existen riesgos en el horizonte. Por una parte, las tensiones populistas han reflotado con fuerza en toda Europa. Mire usted las encuestas de Francia de cara a las elecciones europeas. Y por otra parte, ese proceso de mayor integración, que ya está en marcha, puede realizarse europeizando los instrumentos de intervención pública, como defendemos los socialdemócratas, o eliminándolos, dando lugar a un gran mercado interior desregulado, como se defiende desde otras posiciones políticas.

De este modo, aun cuando es evidente que sólo con más Europa saldremos de la crisis, dejando a un lado de los populistas, también lo es que esa nueva Europa puede ser sólo un mercado interior más consolidado y liberalizado, o un mercado común con unas reglas europeas que garantice la igualdad de oportunidades y la protección de los más débiles.

Pues bien, las elecciones europeas del próximo mayo se debaten, en primer lugar, entre las fuerzas europeístas y los nacionalismos populistas. Pero además también se debate entre avanzar sólo en una unión bancaria y un mercado común, o defender también una unión fiscal y social como defendemos los socialdemócratas. Y soy optimista y muy probablemente veremos una mayoría socialdemócrata en la próxima eurocámara.

:: Hablamos mucho de macro, de grandes reformas, pero ¿qué hay de lo micro? ¿por dónde empezamos, qué pueden hacer los ciudadanos y las empresas desde hoy para mejor sus posibilidades de futuro?

No soy muy proclive a dar consejos generales a los ciudadanos o a las empresa sobre cuál debe ser su comportamiento para acelerar la salida de la crisis. Me preocupan esencialmente las reglas en las que los ciudadanos y las empresas deben tomar sus decisiones. En todo caso, parece obvio que los ciudadanos debemos seguir estudiando, formándonos, etc. mientras que las empresas tendrán que buscar nuevos mercados donde vender y nuevos sistemas con los que producir… y a corto plazo, sobrevivir a las restricciones de liquidez, que deberán ser menores según se avance en la consolidación de la zona euro.

:: Le dedicas una parte importante de tus reflexiones a los partidos políticos. Instituciones muy cerradas, opacas, jerarquizadas, ¿cómo se mete oxígeno nuevo y se prestigia la política en este país?

2013-07-04_JONAS FERNANDEZ_005.bisEspaña afronta una profunda crisis económico-social y territorial en un momento de una crisis de lo que ha sido siempre nuestro  horizonte compartido: Europa. Pero además, a todo ello se une una crisis del instrumento para impulsar los cambios, la política.

La cuestión es que en estos momentos todas las instituciones de intermediación están sufriendo sus propias crisis. Las discográficas, la prensa o los partidos son instituciones volcadas en la intermediación, pero que tras la implosión de internet y de las redes sociales han visto su papel desfigurado.

De este modo, cuando más se necesita la política, los partidos están en plena crisis de identidad.

Es necesario, pues, una adecuación del instrumento a los objetivos y eso exige una reforma institucional en el funcionamiento orgánico de los partidos.

¿Cómo hacerlo? Haciendo de cada elector un nodo de una nueva red política. Hay que adaptar la organización al nuevo ciudadano conectado y pasar página al modelo ideado para el antiguo militante jerarquizado. Y este cambio debe liderarlo los partidos progresistas.

En el libro detallo varias ideas sobre esta reforma que es prioritaria frente a los debates sobre las reformas electorales o los cambios generacionales. En mi opinión, si abordamos la reforma de la política desde los partidos veremos pronto una manera de hacer política bien distinta. 

:: Nos gustaría que completaras estas frases…

.. Para mí un liberal es… a fuerza de ser liberal, Indalecio Prieto se hizo socialista.

.. El reto de nuestros jóvenes es…formarse como ciudadanos.

.. Que un científico español emigre a otro país implica…un debe y un haber.

.. La austeridad es un valor pablista que los socialistas llevamos a gala. Otra cosa son los recortes sociales disfrazados de austeridad.

.. La recuperación de nuestra actividad económica es una previsión que no confirmaremos hasta que comencemos a crear empleo.

.. Mi próximo reto profesional…Aún no lo sé. Ahora estoy presentando el libro. Pero algo encontraré

** Fotos a cargo de Luis Camacho

Artículo escrito por Javier García

Editor de Sintetia

2 Comentarios

  1. Sergio García

    Entonces debemos pensar que la economia siempre esta al servicio de la ideología, y no existe una economia, como ciencia aséptica, que sólo se base en el estudio y distribución de los recursos de forma igualitaria y/o beneficiosa para todos. (y no me valdría decir que eso es economia progresista, sino de rendimiento 100%. Es decir yo si hago una reacción química busco llegar al mayor rendimiento posible…)

    Muchas gracia spor el artículo, intenso pero entendible para los no iniciados.

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  2. Jonás

    Buenas Sergio,
    En mi opinión sí existe la «economía positiva», aquella parte de esta ciencia social que se centra en cómo analizar las cosas, los principios básicos que rigen, etc. En todo caso, hay quienes piensan que tal cosa no existe, aunque creo que no llegan al 20% de la profesión. Después, entre ese 80%, hay espacio siempre para la «economía normativa»,donde cabe la opinión de cada uno. La economía no está sujeta a la ideología, la economía como ciencia es sólo un instrumento. Ahora sí, ese instrumento asesora sobre cómo alcanzar los objetivos que una sociedad se marcha y tales objetivos responden siempre a una manera de ver la «Sociedad Buena». Así pues, existe una economía positivista, «científica», pero esa ciencia no nos dice cómo debe ser una sociedad. Esa decisión corresponde a la filosofía, a la política, a otras razones. La economía nos ayuda a conseguir los objetivos «económicos» que una sociedad decide perseguir, pero tales objetivos no se dirimen en el juego de la economía. Un abrazo, J.

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