Heckman y las habilidades no cognitivas en la educación

5 octubre 2010
Los programas educativos para disminuir la desigualdad deben estar pensados para los más pequeños

Uno de los aspectos más sorprendentes de la carrera investigadora de James Heckman es que, tras la consecución del Premio Nobel en el año 2000, su ritmo de producción académica no ha bajado, sino todo lo contrario.

El premio recibido es una señal del rigor analítico con que Heckman afronta toda investigación empírica. El profesor de la Universidad de Chicago descubrió que gran cantidad de los datos socioeconómicos frecuentemente utilizados en todo tipo de estudios no eran aleatorios. La aleatoriedad en los datos es una condición indispensable para el funcionamiento correcto de los tests estadísticos y de la inferencia, esto es, la extrapolación de resultados muestrales a toda la población.

Por ejemplo, Heckman observó que el estudio de los determinantes de las ofertas laborales a través de datos individuales de los trabajadores ignora por completo a quienes no se encuentran trabajando. Así, las conclusiones que se extraigan directamente de la observación de los datos estarán sesgadas, pues estarán ignorando las causas por las cuales unos individuos acabaron obteniendo un trabajo y otros no. Y Heckman no solo advirtió este problema, sino que propuso una solución formal al mismo, el proceso estadístico conocido como Lambda de Heckman.

La educación de niños a la edad temprana

El trabajo aplicado de Heckman siempre se ha caracterizado por abordar algunos de los problemas más fundamentales de la sociedad, como los determinantes de la segregación racial, de la desigualdad salarial o del desarrollo cognitivo en la infancia.

Concretamente, sus trabajos sobre los efectos de la educación en los niños más desfavorecidos ha sido sorprendente. Si bien era bien sabido que los primeros años de la infancia son vitales para la formación de las habilidades no cognitivas -como la empatía, la motivación o la autoestima-, la interacción de estas habilidades con la inteligencia bruta y la adquisición de habilidades laborales, y las repercusiones de todo ello en el desarrollo personal y profesional en el largo plazo, eran desconocidas.

Los resultados de sus investigaciones han sido sorprendentes por la magnitud del fenómeno: una enorme proporción de las diferencias salariales en la edad adulta provienen de la falta de desarrollo en las habilidades no cognitivas de niños provenientes de familias problemáticas. Esta brecha, además, explica también gran parte de la desigualdad salarial entre los trabajadores de raza blanca y de raza negra en Estados Unidos, dada la mayor propensión de los niños de raza negra a pertenecer a familias desestructuradas.
Si bien algunos de estos problemas ya eran conocidos, la aportación de Heckman ha consistido en desentrañar empíricamente la dinámica de la adquisición de capital humano con el máximo rigor analítico. Algunas conclusiones de política económica y educativa que se derivan de sus estudios son:

  • Una vez se descuenta el papel de la inteligencia bruta, el desarrollo de habilidades no cognitivas en la infancia es el primer determinante del desarrollo laboral futuro de un estudiante. Así, la formación tardía encaminada a la mejora de los resultados en test estandarizados no es efectiva en el largo plazo.
  • Los niños que obtienen un mayor desarrollo temprano van a absorber muchos más conocimientos en el futuro gracias a esa dinámica inicial. En cambio, los niños con problemas emocionales severos en la infancia tienen una capacidad mucho menor de adquisición de nuevos conocimientos.
  • Los programas de formación laboral dirigidos a quienes ya han abandonado los estudios son altamente inefectivos. Pasada una cierta edad, los déficit acumulados en la motivación y capacidad de aprendizaje son un obstáculo insalvable y los programas tienen una efectividad muy reducida. Lo mismo se ha observado con los programas de reinserción tras estancias en prisión.

Las conclusiones de Heckman se podrían resumir en que los programas educativos que tienen por objetivo la reducción de la desigualdad y la provisión de igualdad de oportunidades deberían centrar sus recursos en la atención a los niños desfavorecidos a edad muy temprana. La efectividad / coste de estas medidas supera en mucho a sus alternativas.

Como recomendación de política educativa en nuestro país, podría ser muy productivo replicar estos estudios en España para tomar, en caso de confirmación, las medidas necesarias ante los cambios sociales y demográficos que nuestro país está viviendo desde hace unos años.

Artículo escrito por Abel Fernández

Enviar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Raúl Carrión Estudio, S.L. es la Responsable del Tratamiento de tus datos, con la finalidad de moderar y publicar tu comentario con tu nombre (en ningún caso se publicará tu correo electrónico).
Tienes derecho de acceso, rectificación, supresión, limitación, oposición al tratamiento y portabilidad. Puedes ejercitar tus derechos en [email protected].