El lado más blando y experimental de la Fed

19 septiembre 2013

bernanke-doves-614xaLo que ayer era un despliegue de literatura económica explicativa de cómo la Reserva Federal (Fed) iniciaría el repliegue de velas en su política expansiva (tapering) – tomando como fuente ese ente denominado consenso de mercado-, hoy tras los titulares se suceden las justificaciones y consecuencias del inesperado continuismo de la estrategia monetaria.

Contra todo pronóstico, en la reunión de ayer del FOMC (Federal Open Market Committee) -que algunos analistas califican como la más sorprendente de los últimos tiempos-, se decidió mantener el actual programa de compras mensuales de bonos por valor de 45.000 millones de dólares  en deuda pública («Treasuries») y 40.000 millones de dólares en MBS (¨mortgage backed securities«). El mercado sin embargo esperaba una reducción de las compras de deuda publica.

El desconcierto de los inversores llegó al comprobar que la Fed actuaba no cómo se esperaba que lo hiciera, sino cómo consideraba que tenía que hacer. Porque aunque desde la Fed nunca dieron fechas exactas de cuándo iniciaría el repliegue de velas, la no-actuación de ayer contrasta la sucesión de declaraciones que durante los últimos meses los miembros de la Reserva Federal han vertido en público.

Y como buenos economistas, hoy toca explicar el pasado. Entre las razones que justifican que la Fed haya mantenido el programa intacto subyace un elemento común: la dependencia del programa actual de compras de activos de la evolución de los datos macroeconómicos en E.E.U.U. Especialmente del mercado inmobiliario y laboral, que nos han dado señales mixtas en los últimos meses.

En primero lugar, y pesar de la senda de recuperación del mercado inmobiliario, el repunte de los tipos hipotecarios experimentado desde que la retirada de los estímulos se puso sobre la mesa, podría suponer una amenaza para la demanda y el sector. Parece que la Fed ha preferido pecar de prudente y no pillarse los dedos en el sector donde “todo empezó”.  Respecto al mercado laboral, a pesar de que la tasa de desempleo ha pasado del 8,1% al 7,3% desde el inicio del QE en su tercera versión, ésta todavía supera el nivel “aceptable” por la Fed (6,5%). Si rascamos un poco, vemos que parte de esta mejora en la tasa de paro se debe al abandono de la búsqueda de empleo, en tanto que la tasa de participación ha caído a niveles mínimos de los últimos 35 años (63,2%). Además, el empleo creado durante este año es especialmente temporal, lo que proyecta un menor impacto positivo sobre el consumo privado y así sobre el crecimiento.

Un tercer argumento al que se acude para explicar la decisión del FOMC es la interconexión de la política fiscal y monetaria, quedando la segunda un poco a expensas de la primera, especialmente en un entorno en el que los ajustes fiscales aplicados este año han drenado al menos un punto porcentual al crecimiento económico, y donde a partir de octubre se retomarán las negociaciones entre republicanos y demócratas.

Así que después de reafirmar la dependencia que la estrategia monetaria tiene de la evolución de los datos macro, los mercados pusieron en evidencia lo dependientes que ellos mismos son del programa de compras de activos de la Fed, y los inversores se lanzaron a la renta variable americana –llevando a Wall Street a máximos históricos-, y renovaron el apetito por los activos de mercados emergentes, duramente castigados en los últimos meses anticipando el principio del fin del dinero fácil. Pero la facilidad fiduciaria seguirá (de momento), y ello presiona a la baja el dólar y al alza –por los temores inflacionistas-  la cotización del oro.

Esto hoy, en el corto plazo, donde los activos se ajustaron en precio ya que habían descontado el inicio del tapering. Lo que ocurra mañana, es una incógnita.

Al menos así lo piensan la mayor parte de los gestores de fondos de inversión, aunque siempre condicionados por el tipo de activo en que invierten. Entre los inversores institucionales de renta fija me quedo con las palabras de Stewart Cowley, gestor de Old Mutual, quien no espera que la euforia dure mucho ya que estamos inmersos “en el mayor chicken game que el mundo haya visto”, y que hace que “invertir en bonos del gobierno de Estados Unidos se haya convertido en el equivalente a correr en medio de la autopista para recoger monedas de un centavo”. Otro día profundizo en el concepto de “activo libre de riesgo”.

Por su parte, los gestores de renta variable por su parte se muestran encantados de este posible sugar rush que alienta un escenario bullish (alcista) en el corto plazo, pero que amenaza con alimentar la exuberancia irracional en el medio y largo. De nuevo, otro día hablaremos del riesgo de formación de burbujas financieras…

Hoy termino con una reflexión: ¿la actuación de ayer resta credibilidad y confianza de los inversores sobre la Fed? Hace no mucho tiempo Ben Bernanke resaltaba la necesidad de aumentar la transparencia en la comunicación de su estrategia con los mercados, pero en los últimos meses han demostrado que la dialéctica no es el punto fuerte.

Si bien inversores, su mensaje es más evidente con otro tipo de lenguajes: la rebaja de las estimaciones de crecimiento de la economía americana para el 2013 y 2014, o el abandono de Larry Summers por la carrera hacia la presidencia de la Fed que tiende la alfombra a Janet Yellen, la dovish (blanda, suave, …) continuista de Ben Bernanke y favorita de los mercados. Aunque no podemos descartar algún que otro susto con los candidatos a sustituir a Bernanke. Vean para ello en tiempo real las apuestas en Paddy Power, donde nada más abandonar Summers, escaló Yellen hasta una probabilidad de ser la siguiente Presidente de la Fed del 87,5%, pero actualmente, su probabilidad ha caído y está oscilando entre el 60% y el 75%, habiendo ganado algo de peso David Kohn. ¿Qué pasaría si Yellen no es «la elegida»? Difícil pregunta …

Si es usted un inversor permanezca atento a las reuniones del FOMC previstas para el 30 de octubre y 18 de diciembre, en las que de nuevo pesará la incertidumbre de si la Fed empezará a retirar los estímulos económicos. Antes un consejo: atento a las señales, a los guiños yellenistas, y sobre todo “don´t fight the Fed”.

 

 

 

 

 

 

 

 

Artículo escrito por Montserrat Formoso

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