El «enigma de la distancia» en el comercio internacional

23 abril 2010
Los costes relativos del comercio internacional

La caída en los costes de comercio

Si hay algo evidente al analizar los datos de costes de comercio, es que estos han caído significativamente durante las últimas décadas. Por un lado, los costes de transporte puro se han abaratado por una armonización de la logística, principalmente por la estandarización del sistema de contenedores. Los gastos de negociación, y de transacción en general, han caído también por el desarrollo del sector de las telecomunicaciones; hoy en día, una videoconferencia con Japón tiene un coste marginal nulo gracias a Skype; las antiguas cartas y los telegramas han sido paulatinamente sustituídos por correos electrónicos.

Los costes de recabar información también han descendido: encontrar hoy un proveedor en un país asiático es mucho más fácil tras la irrupción de Internet, así como lo es encontrar opiniones alternativas sobre un proceso o producto. Países como Hong-Kong se han especializado en la provisión de servicios de intermediación entre China y el resto del mundo: allí donde a un inversor Europeo le resulta difícil buscar proveedores, cerrar y hacer efectivos contratos, se puede subcontratar el proceso a una empresa de Hong-Kong por una comisión (ver el fantástico artículo de Feenstra, Intermediaries in Entrepot Trade: Hong Kong Re-Exports of Chinese Goods ). Asimismo, el número de «Áreas de Libre Comercio» ha crecido alrededor del mundo, mientras se han desarrollado y consolidado las áreas que engloban a las principales economías del mundo: Unión Europea, NAFTA y ASEAN.

De toda esta serie de factores podría esperarse una cosa: la distancia como barrera clásica al comercio internacional debería estar desapareciendo.

El enigma de la distancia. Elasticidad de sustitución y la importancia de los costes relativos

Pero la realidad es que la distancia geográfica como barrera al comercio internacional no ha desaparecido, sino que permanece constante desde hace casi dos décadas, tras haber descendido fuertemente durante las décadas anteriores. Este hecho se conoce como el enigma o rompecabezas de la distancia y se puede visualizar a través del siguiente gráfico:

 

 

El gráfico muestra cinco especificaciones distintas de un modelo de gravedad que estima la elasticidad del volumen de comercio entre dos países en función de (entre otros factores relevantes) la distancia. Como puede observarse, la elasticidad desciende para todas las especificaciones desde el inicio del período hasta estancarse desde mediados de los 90. Es decir, la mayor parte del crecimiento en el comercio internacional producido durante los últimos años se ha dado entre países relativamente cercanos, a pesar del descenso de los costes de comercio arriba mencionados. En el resto de factores considerados se encuentran la adyacencia, el compartir una lengua común y en general cualquier factor específico que cada país pueda tener.

Este hallazgo trajo de cabeza a la literatura de comercio internacional desde su descubrimiento, y aún continúa siendo un cierto enigma. Las explicaciones con más peso van por dos vías:

(i) La elasticidad de sustitución de los bienes de comercio internacional, es decir, el gusto por la variedad de los consumidores, puede ser responsable del efecto, puesto que las empresas producen a menudo con un mercado concreto en mente, aún sabiendo que con un diseño o producto renuncian de antemano a otros mercados. Es decir, se estaría produciendo un sesgo de autoselección por parte de las empresas.

(ii) Quizás la teoría más importante es que los costes absolutos de comercio importan poco; lo que realmente importa son los costes relativos, y en este sentido podrían estar jugando un papel muy importante áreas como la UE. La idea es sencilla: a la hora de importar un bien de Japón no me importa lo que hayan descendido los costes de comercio Japón – España, sino cuánto han descendido éstos en relación al resto de mis socios comerciales. Así, la armonización de legislación y la eliminación de aranceles y trabas no arancelarias entre los países miembros han podido hacer descencer los costes totales de comercio mucho más que lo que la tecnología los ha podido descender entre Europa y Asia. De ahí que el crecimiento del comercio intracomunitario haya crecido más que el comercio a larga distancia, contra lo que se podría haber esperado en un primer momento.

¿Cómo evolucionará el efecto distancia una vez completado el proceso de Unión? Es difícil saberlo, pero estaremos al tanto de cómo se produce la recuperación del comercio mundial.

Artículo escrito por Abel Fernández

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