‘El efecto TALES’: O cómo las empresas pueden afrontar la crisis del coronavirus

2 abril 2020

Desde 2003, la Fundéu, Fundación del Español Urgente, elige anualmente, asesorada por la RAE, su palabra del año. Siempre está relacionada con la actualidad. La primera de ellas fue, en el 2013, escrache, a la que siguieron selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018) y emoji (2019). Intuyo que este año, 2020, lo va a tener más fácil que nunca. Por culpa de la sorpresa mayúscula y globalizadora que parece haberse iniciado con la venta de un murciélago en un mercado de Wuhan, hay cuatro claras candidatas a palabra del año: coronavirus, Covid-19, confinamiento y cuarentena. Todas ellas empiezan con C (de crisis).

Hablemos de crisis, de futuro y del filósofo griego Tales de Mileto. Llevamos semanas confinados, asistiendo primero con incredulidad y luego con preocupación creciente a todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Estamos inmersos en una crisis sanitaria sin precedentes, de escala planetaria, que está derivando en la crisis social y económica probablemente más grave de la historia.

El frenazo de la economía adquiere ya proporciones gigantescas. ¿Cómo afecta todo esto a las empresas y a los negocios en general? En una primera fase, durante la cuarentena, lo prioritario es salvaguardar la salud de los empleados y la continuidad del negocio. ¿Y después? Esa es la gran cuestión.

A medida que se alargue la incertidumbre de cuánto durará es inevitable que se agudice el pesimismo. El enfoque optimista es pensar que también esto pasará. Eso sí, tras la tormenta del coronavirus el escenario será diferente. Dejará muchas víctimas y dejará cicatrices. Tanto en el plano humano como empresarial. Me centraré en el segundo.

Ha caído en picado el consumo y, por tanto, la producción. Hay muchos sectores muy afectados. Por ejemplo, el turismo (12% del PIB español), el textil y la automoción. Algunos sectores, los menos, están creciendo y saldrán reforzados. Por ejemplo, salud, e-commerce, cloud computing y teletrabajo.

Estamos más encerrados que nunca pero también más conectados que nunca. Son días de teletrabajo, pero también de cuidar a los seres queridos, en la cercanía o en la tele-distancia. Y de buscar momentos de reflexión y de evasión, sobre lo que ocurre y sobre historias ajenas a lo que ocurre.

En mi caso, tras algunas reflexiones y lecturas de estos días, he reagrupado ideas para responder a esta pregunta: a partir de ahora, ¿qué debemos cambiar en nuestra forma de gestionar empresas y de trabajar? Y, curiosamente, mirando al futuro, he echado una ojeada al pasado lejano, repescando al filósofo y matemático griego Tales (Mileto, actual Turquía, 624 a.C. – 548 a.C), un verdadero pionero.

Tales fue el iniciador de la escuela de Mileto, la primera de las escuelas filosóficas de la antigua Grecia. Es considerado el primer filósofo, por su aspiración a establecer una explicación racional de los fenómenos de la naturaleza. Insisto, fenómenos de la naturaleza (¿les suena?).

Tales fue el primero que sostuvo la existencia de un arjé, es decir, de un principio constitutivo y originario común a todas las cosas (que identificó con el agua, pero eso es harina de otro costal). Pues bien, la crisis del coronavirus, ese fenómeno de la naturaleza que está sacudiendo al planeta, nos va a empujar a un nuevo principio: en nuestra forma de relacionarnos entre nosotros, en nuestra forma de relacionarnos con el mundo, en nuestra forma de trabajar y en nuestra forma de gestionar empresas y negocios.

Y, como homenaje al filósofo y matemático, he bautizado como ‘Efecto TALES’ una síntesis de las cinco líneas de actuación que creo deben acometer sí o sí las empresas para afrontar los tiempos que vienen tras esta pandemia.  El ‘Efecto TALES’ combina Transformación, Acción, Liderazgo, Empatía y Sostenibilidad. Aquí, desarrollo los cinco aspectos:

Transformación

Estas semanas los reyes del hogar no son sólo nuestros hijos…, ¡también lo son las redes sociales, las webs, YouTube, Netflix, los videojuegos, las plataformas de comunicación a distancia y las Apps de compra online! Es decir, la pandemia que azota a la humanidad nos empuja a un futuro más online que nunca. Era una tendencia clara, sí, pero esta crisis lo intensifica exponencialmente.

Por culpa de la cuarentena en España ha caído un 50% el consumo, pero los consumidores hemos descubierto en la compra online una solución para abastecernos: alimentación, juguetes, material informático para teletrabajar, etc.

Esta pandemia va a ser el comienzo de una transformación radical en el mundo del trabajo. Ahora sí, lo único constante será el cambio. Hay expertos que aventuran que las pandemias serán cada vez más frecuentes, y que deberíamos prepararnos para escenarios periódicos de incertidumbre. Los famosos tiempos líquidos de Zygmunt Bauman. En el contexto empresarial, también conocidos como VUCA. ¡Y no nos debe pillar con el pie cambiado! Tendremos que trabajar de otra manera.

La capacidad de adaptación, la flexibilidad y, muy en particular, la agilidad de aprendizaje serán determinantes. Si tienen ahora o próximamente capacidad de contratar, ¡seleccionen empleados con agilidad de aprendizaje!

Según datos de la UE, solo el 14% de las pymes tiene estrategia de digitalización. Y muchas de ellas ni siquiera tienen portátiles o equipos que permitan recurrir al teletrabajo. Uno de los aprendizajes más claros de esta crisis: ¡digitaliza tu empresa! A tu ritmo, pero digitalízala. Esa es la base de la transformación necesaria para los nuevos tiempos. Durante la cuarentena, por ejemplo, aprovechen para formar a los empleados —especialmente, a los que tienen menor carga de trabajo—, en digitalización. Y, también, en idiomas y en habilidades acordes con las nuevas necesidades. Tengan presente que las profesiones relacionadas con ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, según sus iniciales en inglés) son el futuro.

El acelerón espectacular del teletrabajo es una muestra de lo que viene: nuevas profesiones, nuevas fórmulas de retribución y de reconocimiento, fórmulas para controlar el trabajo desde casa, etc. Y, sin duda, el empujón del teletrabajo conllevará una nueva manera de conciliar.

Según cuenta Marta García Aller en un artículo (“El país que pide imaginación contra el coronavirus”), en Estonia, considerado uno de los países más digitalizados del mundo, han puesto en marcha el programa ‘Hack the Crisis’, en el que todos los ciudadanos pueden aportar ideas para solucionar la crisis del coronavirus. Eso mismo podemos hacer en nuestros negocios. El dueño y los jefes no deben obsesionarse en buscar todas las soluciones.

Es más inteligente involucrar al equipo en la identificación de los principales retos para el futuro inmediato y que, entre todos, surjan medidas innovadoras, concretas y prácticas. Eso es responsabilidad colectiva.

Fomenten el trabajo en equipo y la comunicación interna (¡es el sistema nervioso de la organización!), aprovechando las tecnologías, por supuesto: conversación a través de plataformas como Slack o sistemas de videoconferencias como Zoom o Skype, por dar alguna pista.

Evidentemente, los negocios deben digitalizarse para generar más ingresos, activando o potenciando el negocio online. Pero también para ser más eficientes. En producción y en operaciones, si eres capaz de resolver los problemas más rápido que tus competidores, puedes obtener márgenes mayores con precios más ajustados y una entrega más rápida. Y en el epicentro de la transformación están los datos. El famoso Big Data. Empiecen por ver cómo se deben estructurar y almacenar los datos. Y terminarán disponiendo de algoritmos que revisan los datos de producción, algoritmos que analizan los datos de calidad…. ¡Los datos ayudan a solucionar problemas!

Sobrevivirán aquellas organizaciones que sepan rediseñar sus sistemas y utilizar herramientas avanzadas para que las máquinas y los procesos estén cada vez más interconectados, con los datos pululando por todas partes. Es altamente probable que los nuevos tiempos aceleren la incorporación de robots al mundo laboral. Los robots son cada vez más accesibles, incluso para pymes. ¡Y tienen la ventaja de que no son sensibles a virus!

¡Acción!

En tiempos de cuarentena, el movimiento no se demuestra andando (excepto en los pasillos de casa). Más bien, se demuestra haciendo: los ‘héroes cotidianos’, desde hospitales, supermercados, fábricas, camiones de transporte, etc. y, los demás, desde casa. Son días que requieren más acción que nunca. Acción individual y acción colectiva. Acción y rapidez, convenientemente mezcladas.

En estos tiempos difíciles, en vez de quejarnos y lamernos las heridas, lo más inteligente y práctico es prepararse para los tiempos que vienen. Quienes aprovechen el confinamiento para ‘armarse’ o ‘rearmarse’ para un futuro nuevo y más incierto que nunca, partirán con ventaja. En la mayoría de negocios, las ventas están cayendo en picado y el dinero en caja se está agotando. Es el caso de muchas pymes y autónomos, por eso es necesario actuar rápido. Si su negocio sigue vendiendo, preocúpese de cuidar a sus clientes ¡y de cobrar! Pero si se ha visto obligado a cerrar o paralizar el negocio, active rápidamente medidas (ERTE u otros).

En tiempos difíciles, soluciones difíciles. ¡Y mucho realismo! Está muy bien el optimismo de esperar lo mejor, pero conviene prepararse para lo peor. La consultora norteamericana Bain sugiere como medida básica crear un comité de crisis para actuar drásticamente, imaginando el peor escenario posible. Yo quizá lo bautizaría ‘comité de futuro’, para recurrir a la magia de las palabras.

Lo que está claro es que esta crisis se convierte, indirectamente, en una ayuda para afilar el hacha, es decir tenemos que aprovecharla para parar y pensar: anticipar escenarios, replantear modelos de negocio e innovar.

Las medidas de apoyo gubernamentales son, como mínimo, muy cuestionables. Recemos para que rectifiquen el tiro y nos sean útiles. Más allá de ayudas externas ¿qué podemos hacer? Pues, por ejemplo, en un ámbito tan crítico como el financiero, debemos cuidar nuestra liquidez como oro en paño, reducir los gastos superfluos y pagar lo estrictamente necesario; congelar o minimizar los presupuestos de actividades importantes, pero no urgentes; vender activos que ya no nos sirvan; renegociar alquileres de naves, oficinas y comercios; y negociar con los proveedores una ampliación del plazo de pago. Para asegurar ingresos, podemos ofrecer a nuestros clientes facilidades o pequeños descuentos por pronto pago. Si no hay más remedio, reducir personal y acogerse a un ERTE. Hay otras opciones menos traumáticas. Pactar fórmulas transitorias con los empleados, por ejemplo, reducción temporal de salario y algunas semanas de vacaciones sin paga. Siempre hablando con transparencia con ellos. Mejor que sean conscientes si la situación financiera del negocio está complicada.

Si actuamos rápido, hay esperanza. Por supuesto, conviene también revisar la estrategia de negocio, para intentar generar nuevos ingresos. Descubriendo oportunidades que ofrece, por ejemplo, el e-commerce. Ya sabemos que, en las crisis, surgen grandes oportunidades. Un gigante de Internet como Airbnb surgió de la necesidad de los particulares de poner en valor sus inmuebles vacíos.

Liderazgo

La mitad de los españoles temen perder su empleo. Una parte, ya lo han perdido. Como en las anteriores crisis, en esta se están poniendo en evidencia, en positivo y en negativo, los valores, personales y empresariales. Dos buenos ejemplos empresariales son Estrella Galicia, que ha rechazado realizar un ERTE hasta como mínimo el 31 de mayo y Acesur, la aceitera andaluza, que ha aumentado en un 10% el salario a su personal de producción, el que está al pie del cañón. Hay muchos más casos.

Son tiempos de tomar decisiones. Y de estar a la altura de las circunstancias. Es decir, tiempos de liderazgo de verdad. Liderazgo auténtico, con propósito, consistente y humano. Con mucha comunicación. Con más sinceridad, transparencia y serenidad que nunca. En tiempos de incertidumbre, la serenidad es un valor que cotiza al alza. Ustedes, los líderes, deben escuchar y mostrarse más disponibles y accesibles que nunca. Y trabajar su resiliencia y la de sus empleados. Es una prueba a su capacidad de liderar en el cambio. Mucha gente se va a sentir perdida. Les necesitan. Para aliviar su estrés, siempre pueden recurrir a mecanismos psicológicos como el humor, la meditación o concederles un tiempo de relax.

Les sugiero que inviertan tiempo, energía y dinero en cuidar a sus empleados, empezando por su motivación. La mayoría de sus empleados saldrán tocados de esta situación. Como buenos líderes, deben poner en práctica más que nunca la Inteligencia Emocional. Para insuflar energía y confianza a sus equipos.

Empatía

El liderazgo auténtico que requieren los nuevos tiempos conlleva una gestión sabia y certera de las emociones, propias y de terceros. Es lo que se espera de un buen líder en momentos de cambio e incertidumbre. Emociones al poder. Sabiendo colocarse en la piel de los demás, sean empleados, clientes, proveedores o socios. En el punto anterior, liderazgo, he querido hacer énfasis en la relación con los empleados. En este, empatía, en la relación con los clientes.

Ruavieja, la compañía española líder en licores, lanzó en 2018 una campaña titulada “Tenemos que vernos más”. Defendía la importancia de los vínculos emocionales más allá de las redes sociales. Con la crisis del coronavirus, Ruavieja ha actualizado su campaña, simplemente tachando la palabra “más”. “Tenemos que vernos”. Y a continuación aparece la etiqueta #Quédateencasa. Eso es marketing con reflejos —fueron muy rápidos— y, sobre todo, con humanidad y empatía.

Las empresas y las marcas deben mostrarse más generosas, humanas y empáticas que nunca. Nuestro estilo de vida está en cierto modo amenazado. Y las marcas también pueden agregar valor al proporcionar soluciones que nos ayuden a enfrentarnos a esta nueva realidad. Ikea, nada más arrancar la cuarentena, ofreció consejos para adaptar nuestro hogar al teletrabajo.

Cuando finalice el confinamiento, los negocios de todo tipo van a tener que hacer multitud de campañas de promociones y descuentos. La prioridad será recuperar clientes perdidos y captar clientes nuevos. Mi recomendación es que durante la cuarentena cuiden extremadamente la relación con los clientes. Estas semanas, no se alejen de ellos, ¡sino todo lo contrario! ¡Mantengan el contacto! ¡Son personas, les encantará ver que se interesan por ellos!

Sostenibilidad

Estudié la carrera de Biología en la Universidad de Barcelona. Era la época en la que los estudios superiores duraban cinco años. En cuarto, estudié Ecología, con la suerte de poder ver en acción al gran Ramón Margalef, uno de los padres de la ecología. ¡Su manual se traducía del castellano al inglés!, lo contrario de lo que sucedía y sucede en la mayoría de las disciplinas científicas… Este mismo año, el Palau Robert le ha dedicado a este sabio moderno una exposición titulada ‘Ramón Margalef, ecólogo global’.

¡Qué interesante hubiera sido conocer hoy sus consejos para construir un futuro mejor! La ecología es la ciencia que estudia la relación de los seres vivos con el medio que habitan. La palabra ‘sostenibilidad’ empieza a estar demasiado manoseada pero el concepto es lo que cuenta. Hablando de sostenibilidad, cada vez más gente sostiene que, con la pandemia del coronavirus, nuestro planeta nos ha pedido una pausa para airearse y volver a respirar. En España, a fin de marzo se había reducido en un 64% la contaminación del aire…

Un dato más: cerca del 80% de los residuos plásticos que generamos terminan en vertederos o en nuestro entorno natural y sólo el 20% restante se recicla o se incinera. El concepto de producir, usar y tirar que otrora hizo fortuna no es ni sostenible ni eficiente. Felizmente, las nuevas generaciones de consumidores son mucho más conscientes. La crisis del coronavirus nos advierte taxativamente de que debemos cuidar el planeta. Por tanto, si no lo habían hecho ya, es el momento de que, en sus empresas, revisen sus procesos, sus embalajes y sus envases, para que sean sostenibles. Recuerden las famosas 3R: reducir, reciclar y reutilizar.

Ojalá, nuestro país y nosotros, como ciudadanos, como empresarios y como trabajadores, aprendamos de esta crisis contra un enemigo invisible. El covid-19 ha puesto en evidencia nuestra vulnerabilidad. Cualquier empresa, negocio y emprendedor que quiera sobrevivir debe aprender y moverse hacia adelante. La selección natural volverá a hacer de las suyas. ¡Hay que aprender y estar definitivamente preparados para nuevas pandemias!

Creo que las cinco pautas que he agrupado bajo el acrónimo TALES son imprescindibles para el futuro de cualquier negocio: Transformación, Acción, Liderazgo, Empatía y Sostenibilidad. El ‘efecto TALES’ debe ser una consecuencia (positiva) de la pandemia del coronavirus. Dependiendo de cada negocio, puede ser una evolución o una revolución. ¡Háganlo rápido o gradualmente, pero háganlo desde ya! Ya saben, está a la vuelta de la esquina un nuevo principio… Para todos.

Artículo escrito por Enrique de Mora

Consultor estratégico, conferenciante y escritor.

1 Comentario

  1. Alfonso Rodríguez

    Excelente artículo. Riguroso, y muy bien estructurado y razonado.
    Más, para mí el “nuevo arjé” ya estaba inventado. Se llama solidaridad (podemos decir también humanidad o fraternidad” y conocimiento. Lo que pasa es que en nuestra soberbia (sería este el pecado original?), lo habíamos orillado. Aprenderemos esta vez?.
    Muchas gracias por sus reflexiones.

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