Jonás Fernández, Director del Servicio de Estudios de Solchaga Recio & asociados.
La semana pasada, algunos economistas tuvimos el placer de compartir mesa en una cena con Robert Lucas, premio Nobel de Economía en 1995 y padre de la revolución de las expectativas racionales, aunque merece la pena recordar su posterior investigación sobre la economía del desarrollo y el crecimiento es tan relevante como los trabajos que le han llevado al premio Nobel.
La cena fue posible gracias a la invitación de Thinking Heads, a quienes estamos sumamente agradecidos. En vez de escribir mis impresiones, compartimos con vosotros las realizadas por José Carlos Díez en su blog «El economista observador», que suscribo completamente.
Cenando con un Nobel
José Carlos Díez – Economista Jefe de Intermoney
La semana pasada hemos tenido el placer de tener otro Nobel de economía en nuestra querida España, de nuevo ha sido la Fundación del Pino y la Barrie de la Maza las encargadas de traerlo, de nuevo ha sido Thinking Heads, mi agente de conferencias, el que se ha encargado de gestionar el tema y de nuevo Daniel Romero de TH ha tenido la deferencia de invitarme a cenar en privado con un Nobel. Sólo por estos momentos, merece la pena todo el esfuerzo realizado para llegar y mantenerte como economista observador.
En esta ocasión la cena fue con Robert Lucas, el líder de la conocida como la revolución de las expectativas racionales que ha cambiado la forma de entender la economía y también la política y la sociedad. En su celebre trabajo sobre la política monetaria y la neutralidad del dinero y el de la crítica de Lucas, afirmó que los agentes toman sus decisiones mirando al futuro y que la política económica sólo sería eficaz si conseguía sorprender a los agentes. Luego sus amigos Prescott y Kyndlan, con el que también cené y te lo comenté en el blog, se encargaron de demostrar que ningún banco central puede sorprender a los agentes si el juego es dinámico y repetido.
En la crítica de Lucas, demostró la dificultad de predecir el futuro, lo cual es un hecho, y cuestionó la capacidad de la política económica para gestionar el ciclo, lo que se ha llamado incorrectamente política keynesiana. Conclusión, la política económica debe centrarse en el largo plazo, en todos los componentes que inciden en la innovación empresarial: bajos impuestos, escasa regulación y libertad para elegir. Es lógico que la revolución conservadora de Reagan en los ochenta se apropiara de estas ideas para hacer su particular revolución política. En el mundo académico, Lucas es uno de los economistas más reconocidos, el propio Kydland cuando cenamos juntos me dijo “Bob es Dios”.
Espero que entiendas la inquietud de éste economista observador por conocer a Dios. Cuando llegué al restaurante, me encontré a un hombre muy envejecido y encorvado. Llegó el martes de EEUU, el miércoles voló a Coruña y le tuvieron todo el día liado. El jueves empezó con prensa por la mañana, comió en la Fundación del Pino en el Foro de Libre Empresa, dio la conferencia a las 19:30 horas y las 21 cena con economistas. El hombre estaba agotado, apenas había podido comer y estaba hambriento, le encantó el rabo de toro estofado que estaba fuera de categoría. Sorprendentemente, no conocí a Dios sino a un ser humano excepcional, con una paciencia y un saber estar exquisito, muy humilde, prudente y con un elevado ansia de conocimiento, a pesar de que acumula ya una curva de aprendizaje envidiable.
Todos los economistas hemos leído mucho de su obra y el interés era ver al Nobel analizando la situación actual de la economía americana. Lucas medía sus palabras sabiendo que cualquier afirmación suya puede provocar un terremoto mediático.
Yo estaba justo a su lado y en un momento de la cena le pregunté si tras la Gran Recesión seguía pensando que el dinero era neutral. Neutral se entiende porque los agentes anticipan los efectos de los cambios en la política monetaria y ésta no tiene efectos sobre la actividad económica y el empleo. Parece una pregunta inocente pero cuestiona su tesis por la que consiguió el Nobel.
A Lucas le incomodó la pregunta pero aún así contestó. Afirmó que la Fed estuvo acertada haciendo políticas heterodoxas en 2008 para compensar el desplome del multiplicador monetario y evitar la deflación, lo cual confirma que el dinero no es neutral, al menos a corto plazo. Pero más expresiva fue su afirmación “los economistas, me incluyo, olvidamos la importancia de tener un prestador de última instancia”. Ya os he contado en este blog como la contundente reacción de la Fed ha evitado una depresión y Lucas sin ser tan explícito apoya las medidas aunque al principio fue crítico con ellas.
No obstante, dijo que ahora en la discusión sobre un nuevo estímulo tiene dudas ya que “no es capaz de distinguir entre la política monetaria y la política fiscal”. Este economista observador coincide y cree que puesto un suelo a la deflación de activos y a la recesión, ahora la política monetaria no conseguirá reactivar el empleo y los costes a largo plazo supera los beneficios a corto. También critico la excesiva participación del Estado en la economía y la reforma sanitaria de Obama.
En otro momento de la velada habló sobre Mortensen, el Nobel de éste año, que también salió de Carnegie Mellon cómo él y de repente dijo ”se habla que yo invente la teoría de las expectativas racionales pero Jonh Muth ya había desarrollado todo en Carnegie”. Esto le honra ya que Muth desarrolló las matemáticas pero fue él quien se encargó de aplicarlo a la economía y el que nos ha enseñado a los economistas a mirar al futuro y a tener en cuenta siempre las consecuencias de las políticas de corto plazo. El problema es que sus seguidores, cómo es habitual, no tienen la capacidad y el gusto por los detalles del maestro y han convertido la economía en algo mecanicista y alejado de la realidad.
En la cena se habló de elecciones y de política estadounidense. Fue una delicia escuchar a uno de los iconos de la revolución conservadora hablar cómo un economista absolutamente alejado de los intereses partidistas sobre la situación política de su país, criticando a demócratas y republicanos por igual.
Simplemente, dar las gracias a las fundaciones que nos permiten disfrutar de la élite de las ideas económicas y a mi agente por permitirme disfrutar personalmente de tus economistas de referencia. Espero que para ti también tenga interés éste post.