Romer y la economía de las ideas

27 octubre 2010
Nuestra economía futura depende de las ideas

Si existe algún consenso en el mundo académico es que Paul Romer ganará algún día el Premio Nobel de Economía por sus trabajos acerca de la innovación y los incentivos que conducen al crecimiento económico. Y si hay algo realmente ausente en nuestra política económica y su discusión son precisamente sus ideas. Estas se pueden resumir del siguiente modo: el crecimiento basado en la acumulación de factores clásicos, trabajo y capital, está sujeto a limitantes. Ni en un país puede trabajar toda la población ni un trabajador que utiliza un ordenador es mucho más productivo por disponer de otro ordenador adicional. El crecimiento basado en las ideas, en cambio, no tiene límites porque se basa en las infinitas combinaciones posibles de elementos ya conocidos.

El hallazgo de Romer se puede comprender de una forma muy amena a través la película “Destellos de un genio”, basada en una historia real. Un ingeniero patenta en los años sesenta la solución a un problema con los limpiaparabrisas para automóviles, pero Ford copia su idea sin compensarle. Se inicia una batalla legal, en la que Ford aduce que ninguno de los componentes usados por el ingeniero para su invento era nuevo. Sólo eran elementos combinados de distinta forma, por lo que no tenía sentido, en opinión de la compañía, compensar al ingeniero. Este último, representándose a sí mismo, reacciona brillantemente: coge un diccionario y empieza a extraer palabras al azar, todas ellas, según explicaría posteriormente al jurado, pertenecientes a una novela de Charles Dickens. Con ello demostraba que lo que hacía a Dickens brillante como creador literario era su forma de combinar e hilar las palabras para crear obras de arte singulares.

Los incentivos a la generación de ideas

Este ejemplo muestra cómo el progreso y la riqueza se encuentran en la forma en la que se combinan los recursos para generar más producción, calidad o eficiencia. Pero, ¿cómo se descubren dichas nuevas formas de combinar los recursos? ¿Tiene ello alguna relación con nuestra situación actual? La relación entre las ideas de Romer y el cambio estructural que necesita nuestra economía es que la creación, difusión y comercialización de nuevas ideas responde en gran parte a incentivos de mercado. Los agentes arriesgan cada vez que introducen una novedad en el mercado o en el sistema productivo, pues nada garantiza que una idea sea comercialmente viable.

Así, el progreso tecnológico y el crecimiento económico dependen de que los incentivos estén alineados para que los agentes se muevan hacia donde puedan dar más de sí, para que generen ideas y arriesguen en su implantación. Pero los incentivos de nuestro sistema laboral apuntan a menudo en dirección contraria. La indemnización por desempleo no protege al trabajador, sino a su puesto de trabajo, a una forma de hacer las cosas que puede ser ya obsoleta. Además, crea un incentivo perverso: si usted ha adquirido una protección implícita por llevar trabajando quince años en su empresa, es más difícil que intente poner en marcha una idea o que se forme y busque un sector que considere más apropiado para sus capacidades. La solución a este problema no conlleva un menor nivel de equidad: se puede proporcionar el mismo nivel de protección a los trabajadores sin desincentivar su movilidad y su propia autoformación, como muestran los ejemplos de Dinamarca y Austria.

La absorción de nuevas ideas

En un contexto global, las ideas no tienen por qué nacer en el propio país para que éste se beneficie de las mismas. Toda empresa tiene hoy, a un click, acceso al conocimiento científico y tecnológico más avanzado sobre su sector. La clave es disponer de las capacidades necesarias para absorber y aplicar ese conocimiento en beneficio propio. Pero para adquirir esas capacidades chocamos de nuevo con el entramado institucional, que desincentiva la movilidad y hace todo lo posible por mantener con vida empresas y puestos de trabajo con graves problemas de competitividad. El capital humano es escaso, y es mucho más difícil atraer trabajadores hacia proyectos novedosos cuando no sólo su puesto de trabajo está protegido, sino su propia empresa.

Los trabajadores bien formados son los que aprenden y adoptan los nuevos procesos que han funcionado a una escala global, aportando valor a su empresa. Y aquí encontramos el otro gran limitante de nuestra economía, un sistema educativo que falla a todos los niveles: pobres resultados en los resultados de exámenes internacionales comparados, el mayor nivel de fracaso en secundaria de toda la OCDE y universidades que aparecen muy atrás en los rankings internacionales. El problema está de nuevo en los incentivos, como muestra el hecho de que varias escuelas de negocio españolas estén consistentemente entre las diez mejores de todo el mundo: la educación de calidad es perfectamente posible en España si se reforma por completo un sistema fallido.

En última instancia cabe preguntarse, ¿por qué está fijación con el crecimiento económico? Parte de la respuesta es bien conocida, el poder del crecimiento acumulativo: dos puntos de diferencia en el crecimiento del PIB equivalen a doblar la renta disponible per cápita en una sola generación, 36 años. Ante el problema que se avecina en nuestro sistema de pensiones, toda ganancia de productividad es estratégica. La otra parte de la respuesta es menos conocida pero más relevante en la actualidad: la reacción de los ingresos públicos ante el crecimiento del PIB es muy alta, por lo que una senda de crecimiento económico sostenido ayudaría a poner fin a nuestros problemas fiscales y al castigo en los mercados de deuda soberana.

La situación actual y futura de nuestra economía dependen, por lo tanto, del poder de las ideas y de cómo nuestra estructura de incentivos permita a los agentes absorberlas, crearlas y ejecutarlas.

Artículo escrito por los editores Javier García y Abel Fernández.

Artículo escrito por Javier García

Editor de Sintetia

3 Comentarios

  1. José Alí Vivas

    Que coincidencia encontrarme este artículo premonitorio porque dese que leí el paper Grow Cycles de Römer allá en 1996 Srq decía lo mismo sobre su premio Nobel. De hecho, se decía que Clinton uso sus ideas en su período de Gobierno. En ese mismo tener y citando al mismo autor escribí un artículo en 2001 cuyo enlace les copio aqui. https://www.emprendices.co/la-nueva-economia-la-economia-las-ideas/

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