Oda a la singularidad: más Ortega y menos Kant

8 agosto 2012

Tan a menudo injustamente valorada, la Filosofía es la herramienta más útil tanto para la elaboración del pensamiento propio como del sentido crítico y sobre todo del sentido último de la existencia. Y en ese análisis existencial aborda la moral y ética del pensamiento, que influyen tanto en la toma de decisiones individuales como de grupo. Llegados al punto de la valoración de las actuaciones y en las decisiones es donde topamos con la Economía.

Immanuel Kant (Prusia, 1724), considerado uno de los grandes pensadores europeos y de la historia de la filosofía, es el gran precursor del idealismo alemán. Si nos aproximamos a la moral kantiana, ésta se basa en el imperativo categórico o apodíctico, que es un mandato con carácter universal y necesario. Se prescribe así una acción como buena de forma incondicionada, por la propia bondad de la acción, independientemente de lo que con ella se pueda conseguir.

Las fórmulas del imperativo categórico, que resumen todos los mandatos morales, son las que a continuación se detallan:

:: Fórmula de la ley universal: «Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal»

:: Fórmula de la ley de la naturaleza: «Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza»

:: Fórmula del fin en si mismo: «Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio»

:: Fórmula de la autonomía: «Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de fines»

Europa, septiembre 2008, se desata una crisis financiera internacional sin precedentes. Esta crisis pone de manifiesto las profundas diferencias que recorren la Unión Europea y en concreto la unión monetaria. Si la Eurozona, como forma de integración de países con enormes divergencias, había avanzado sin llegar a una integración total o federal, las circunstancias abocan a un punto de no retorno donde sus participantes tendrán que decidir si continúan la aventura.

Pero volviendo hacia un punto intermedio entre la formulación de Kant  y la crisis financiera de 2008, nos encontramos que Alemania, tras la caída del Muro de Berlín, tuvo que llevar a cabo una tarea titánica para la integración de dos áreas de muy diferente desarrollo económico y social. ¿Y qué receta utilizó?, pues llevó a cabo inversiones y transferencias del oeste hacia el este. Esto provocó que el oeste, para no aumentar su endeudamiento, tuviera que prescindir de esas transferencias hacia el este y aplicara políticas de austeridad durante algunos años para reforzar la senda de crecimiento, llevó a cabo importantes sacrificios. ¿Les es familiar el soniquete?, pues este modelo es el que Alemania aplicó y que hoy en día pretende aplicar a los países periféricos o mediterráneos. Y ¿qué lleva a pensar a Alemania que lo que entonces funcionó para ellos también es aplicable hoy en día?, y aquí llega el ramalazo kantiano. Los alemanes tienden a pensar, como su compatriota Kant, que existe una ley universal y natural que explica cómo hay que comportarse, y ante un exceso de endeudamiento que se considera como objetivamente negativo aplican la austeridad.

Pero hay un factor vital que los germánicos pasan por alto, aunque esta política encaja perfectamente con su ideología, y es que idéntica política aplicada en un entorno de restricción total del crédito y con caídas de PIB tan acentuadas no funciona igual, y de facto sólo lleva a una espiral de aumento del coste de la deuda-caída de PIB por falta de estímulos-caída de la recaudación-incumplimiento del déficit y vuelta a empezar.

Viajemos ahora del razonamiento moral kantiano al ilustre humanista y filósofo español José Ortega y Gasset, a pesar de que mantiene alguna similitud con el germano también declara importantes divergencias. Para comenzar, Ortega no cree que existan unas normas universales que puedan ser consideradas como buenas sino que define la absoluta individualidad y autenticidad del ser humano que se circunscribe a sus circunstancias. Esas circunstancias incluyen al resto de individuos. Nos encontramos entonces ante una moral integradora y que se apercibe de la idiosincrasia individual.

No hay que mirar con lupa para darse cuenta de las circunstancias que rodearon el proceso de ajuste en la reunificación alemana nada tienen que ver con las actuales de los países periféricos. Y si en vez de mirar los flujos de capitales que fueron hacia los países periféricos, y que según el imperativo categórico alemán debieran haberse rechazado, analizamos que dichas inversiones no redundaron en aumentos de la productividad y competitividad, quizá estemos más cerca de visualizar el verdadero problema: que tras crecer a tasas superiores al 3,5%, la tasa de desempleo no bajó del 8% también aflora la existencia de una economía sumergida más que abultada.

Entonces, quizá al pensar en las reformas o mejoras que han de aplicarse a las economías periféricas habría que hacer un análisis más profundo de qué ha fallado y qué circunstancias han permitido que con flujos tan importantes no haya habido un modelo productivo duradero y sostenible. Quizá tengamos que europeizar Alemania en vez de germanizar Europa, en definitiva menos Kant y más Ortega.

Sobre la autora:

Mercedes Storch. Economista.

Artículo escrito por Mercedes Storch

Head Of International Relations at AXIS Participaciones Empresariales SGEIC SA

7 Comentarios

  1. Maserna

    Esta es la comparación más traída por los pelos que he leído en bastante tiempo, pero supongo que no se le puede pedir a un economista que sepa también algo de filosofía y no caricaturice la filosofía moral de Kant de la manera en que se ha hecho en este texto.

    Para empezar, la proposición de Ortega sobre «el yo y su circunstancia» es, primero, ontológica, y no moral.

    Las diferentes formulaciones del imperativo categórico son la afirmación de la racionalidad de la libertad humana, dentro del marco de la filosofía trascendental de Kant (que nació en Königsberg, no en la genérica «Prusia», que no es ciudad).

    Las concepciones acerca de la razón de ambos no pueden compararse, así mondas y lirondas, por pertenecer a épocas del pensamiento en que ni siquiera se pretende responder a las mismas preguntas. Kant y Ortega están hablando de cosas distintas y desde marcos teóricos diferentes.

    Poner a Ortega, además, como epítome de una suerte de ademán «español y vitalista para la filosofía» —que es, con toda claridad el objetivo del artículo—, cuando cualquiera con un mínimo conocimiento de su obra sabe que Ortega no es mucho más que un compilador de posiciones filosóficas tradicionalmente alemanas (Nietzsche, Husserl, Heidegger), y un heredero de su vitalismo (que, además de un invento filosófico alemán, es, a su vez, una de las líneas maestras del pensamiento germánico desde el romanticismo y el Sturm und Drang), es un patinazo que dice mucho y malo acerca de los conocimientos de la autora.

    Otro día, prueben con otra cosa, a ver si cuela.

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    • Javier García

      Bueno…el artículo no trata de ser una obra de filosofía, sino traer a colación ciertas ideas. Nada más. No obstante, sentimos mucho si os hemos ofendido. Nosotros escribimos de economía,…No tengo por qué defender a la autora, pero bueno, sí a Sintetia por su publicación. Les invitamos a que nos escriban un post sobre filosofía y economía cuando quieran. Saludos y gracias por leernos!

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  2. Carlos

    El artículo es garboso. Pero es una sobresimplificación de la filosofía alemana. Primero, Hegel tiene más impacto en la ideología alemana que Kant, y el método dialéctico es totalmente contrario a lo que hace ahora el BCE.
    Segundo, el BCE no es Alemania. El utilitarismo en quien tiene impacto es en la ideología neoliberales. No en los alemanes. Estas metonimias son irritantes.

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  3. Maserna

    Amplío.

    Cosas como «…se prescribe así una acción como buena de forma incondicionada, por la propia bondad de la acción, independientemente de lo que con ella se pueda conseguir», son un disparate. No se prescribe nada por la propia bondad de la acción.

    El imperativo categórico no prescribe nada, simplemente evidencia la naturaleza de la ley moral, que es el mero hecho de ser ley, es decir, de mandar de manera universal e incondicionada. Pero no prescribe acción alguna, sino que solo exige que esta sea racional y, con ello, ley universal.

    En todo caso, lo que se prescribe es la adhesión de la acción al criterio del deber, que es el criterio de la moralidad de una acción, pero nada más, porque en Kant la bondad intrínseca de una acción es en último término incognoscible.

    Entiendo que para escribir en un blog no todo el mundo tiene que estar doctorándose en filosofía, pero si no se sabe sobre algo, es mejor no meterse en charcos.

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  4. Andres

    Maserna, Carlos, lo primero, muchas gracias por vuestros comentarios. Se nota que sois expertos en filosofia.

    Sin embargo, dejadme matizar un punto. El articulo usa una metofora, con recurso a la filosofia, para ilustrar un situacion: que Alemania no entiende el caso particular de la economia europea de 2012 y se comporta como si las leyes economicas de posguerra fueran hoy universales (miedo a la hiperinflacion).

    En ningun momento se trata de profundizar en el recurso metaforico, sino en ilustrar de manera creativa la situacion economica real. Y en mi opinion el articulo lo consigue de manera muy bonita.

    Como en todo uso de una metafora, se pierde el contexto original del recurso utilizado. Yendo al caso extremo-opuesto, si decimos «pensamos como monos», con ello queremos ilustrar un caso de pensamiento «muy basico, incluso mecanico». Sin embargo, esto no quita que en realidad los monos no son mecanicos, que en su estructura, y capacidad los monos tienen pensamiento razonado, y para su género, muy desarrollado. Pues bien, sacamos esto de contexto, los enfrentamos a los humanos, y acuñamos la expresion «pensamos como monos».

    Entiendase esto como una opinion personal mia, como economista no-filosofo. He leido el post, y entendi de inmediato la comparativa o ilustracion que se pretendia.

    «Yo soy yo y mis circunstancias» es exactamente lo que un economista «no germanico» (ojo esto es a modo ilustrativo de nuevo, muchos alemanes defienden esta critica que hacemos, eh) no entiende hoy en dia. No puedo obsesionarme con que la reduccion del deficit es ley universal. El contexto, la crisis crediticia, importa, y es inseparable.

    Si en vez de Kant habia que haberse referido a Hegel mejor … o si habia que haber matizado las palabras de Ortega, ok … Asumimos ese comentario constructivamente.

    Por favor, espero que permitan el uso de las metoforas, aunque recurran a un campo tan denso, profundo, y complejo como la filosofia.

    Esta simplificacion no buscaba explicar a Kant vs Ortega. Ni mucho menos. Busca ilustrar una situacion real, con otras palabras.

    Muchas gracias por leernos, y por comentar.

    Un saludo,

    Andres Alonso
    www.sintetia.com

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  5. Luis Manteiga Pousa

    Si no lo he entendido mal, que puede que si, el imperativo categórico kantiano vale para todas las ideologías y creencias: socialismo, feminismo, cristianismo, anarquismo…porque todas consideran que sus valores son validos para todo el mundo, para todas las personas. Y lo mismo se puede decir de las diversas maneras de vivir y costumbres que se consideren validas para todos. Incluídas las políticamente incorrectas como el masoquismo y el sadomasoquismo, por ejemplo.

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    • L.Manteiga Pousa

      Me parece que el imperativo moral kantiano está pensado para el Bien pero no vale para el Mal. ¿Que pasa con los psicópatas, por ejemplo? ¿Sería para estos el Mal un valor universal? ¿O sólo lo sería cuando les interesase?

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