La verdad sobre la ciencia y la investigación en España

10 abril 2012

La grave crisis económica que nos afecta ha provocado un paulatino descenso de las inversiones gubernamentales en el tejido investigador nacional hasta llegar a la situación actual, en la que se han reducido los presupuestos para I+D+i en una cifra que ronda los 600 millones de euros.

La decisión del gobierno llegó a ser tan trascendente que fue objeto de una iniciativa a nivel nacional para que se cree una casilla de apoyo a la ciencia en la declaración de la renta. Por medio de Actuable se llevó a cabo una recogida de firmas en la red que ha culminado con éxito al lograr que sea presentada una proposición no de ley en el Congreso que, en mi opinión, no saldrá adelante: el PP dispone de mayoría absoluta y el rodillo de los votos lo impedirá. Un auténtico mazazo para la investigación, la innovación y la ciencia nacionales en un momento en el que se debería hacer lo contrario con el fin de generar un mayor valor que nos permitiera afrontar la situación en una posición más competitiva.

Ahora bien, ¿realmente es esa la situación de la ciencia y la investigación en España?

Los contextos de crisis, que ha habido muchos a lo largo de la Historia pero caemos en el error de no aprender de ellos, nos tienen que servir también para analizar cuál es nuestro “estado del arte”, identificar qué hemos hecho mal y, consecuentemente, corregir el rumbo. No hacerlo supone ni más ni menos que estar condenados a caer en el mismo error de nuevo y no solucionar el problema, sino trasladarlo a generaciones futuras, y es aquí cuando tenemos que ejercer nuestro sentido de la responsabilidad. Ejerciéndolo, yo ya expresé en las redes sociales que no iba a apoyar esta iniciativa y ahora voy a explicar por qué.

Manuel J. Tello, catedrático de Física en la UPV-EHU y Viceconsejero de Industria del Gobierno Vasco entre 1988 y 1991, ha publicado recientemente en un diario un esclarecedor artículo titulado “Investigación y crisis económica”, el cual no he sido capaz de encontrar en Internet, por lo que, desde el respeto a su figura, quiero trasladar aquí parte de sus reflexiones siempre bajo mi prisma particular con el fin de arrojar algo más de luz sobre la investigación en España.

España ocupa actualmente el puesto 39 (entre un total de 142 países) en el ranking mundial de innovación según se refleja en el Informe Global de Competitividad 20011-2012 elaborado por el Foro Económico Mundial de Davos. Esto nos indica que debemos mejorar sustancialmente y para ello tenemos que atacar la raíz del problema, y el problema que se detecta es que España genera menos patentes pero más artículos científicos que la media de la UE, lo que supone, de facto, que nuestro sistema de ciencia y tecnología está más preocupado en la generación de artículos científicos que en la obtención de patentes. ¿Se adecúa esto a las necesidades actuales o futuras de nuestra economía?

El Instituto de Estudios Económicos revela que “del estudio empírico se desprende que, para un mismo nivel de gasto en I+D, cuanto mayor es el porcentaje del gasto total que ejecuta el sector empresarial mayor es el número de patentes obtenidas y menor el de publicaciones. En España el sector empresarial ejecuta un porcentaje (el 55%) del total del gasto en I+D que es mucho más reducido que el porcentaje que ejecutan las empresas en la UE-15 (64%), que es inferior al porcentaje que las empresas ejecutan en Estados Unidos (71%)”. Lo que significa que a menor inversión pública y más inversión privada, mejores resultados se obtienen. Y aquí viene la madre del cordero porque apoyar con fondos públicos la competitividad y la innovación en base a las publicaciones científicas es un grave error: lo importante no es la cantidad sino la calidad.

Como muy bien expresa Manuel J. Tello, España es un fracaso en este sentido ya que figura nada menos que en el noveno puesto a nivel mundial en número de publicaciones pero en el puesto 36 en impacto, lo que supone que hay, por lo menos, 35 países con mejor calidad científica que el nuestro. Los artículos de los investigadores españoles son los que bajan el impacto de las revistas internacionales: los índices de impacto de nuestras instituciones son la tercera parte, por ejemplo, que el Instituto Weizmann. Si tenemos en cuenta que España es uno de los países con más investigadores financiados por las administraciones públicas (17,9 por cada 10.000 habitantes cuando la media europea es de 13,9) ¿entendemos por dónde van los tiros de lo que pasa?

Si nos fijamos en las patentes la cosa empeora. Corea del Sur, país al que muchos se empeñan en denostar mientras otros ponen como ejemplo en el que mirarse, registra 30 veces más patentes que España. Analizando los datos de las patentes triádicas (las que afectan a Europa, Japón y EE.UU.) se observa que cualquier país desarrollado, con la cuarta parte de habitantes que el nuestro, multiplica por 8 o 10 nuestro número de patentes. Los números son escandalosos. Los centros tecnológicos nacionales que aseguran vivir de su capacidad tecnológica no justifican de ninguna manera las inversiones públicas que reciben. No se produce la transferencia de tecnología ni de conocimiento, lo que implica que debe producirse un cambio profundo en la política investigadora de este país. Y en este contexto, un año sin financiación pública de I+D no altera la productividad ni la generación de riqueza, lo cual constituye para las administraciones públicas un nicho en el que reducir gasto, lo cual hace comprensible la decisión tomada por el gobierno por mucho que nos duela.

Este artículo puede causar enojo a más de uno pero lo cierto es que muchos investigadores españoles hacen de su capa un sayo. Acceden a dinero para viajes y asistencia a congresos sin rendir cuentas a nadie, lo que provoca que se lo tomen como algo lúdico. Su discurso está tan vacío de contenido que les resulta imposible demostrar que generan riqueza; por este motivo, lo que deben hacer es callar puesto que son unos privilegiados frente a los millones de parados.

Pero no todo es negativo, hay investigadores españoles, entre los que me incluyo quizá de forma indecorosa, que quieren dotar de prestigio a la ciencia y a la tecnología, por lo que se nos abre una oportunidad para la colaboración en la transformación del sector que se debe producir necesariamente si queremos mejorar la competitividad española. Crisis es sinónimo de cambio, así que más nos vale que nos pongamos manos a la obra para hacer efectivo ese cambio en vez de estar permanentemente llorando, o de lo contrario no vamos a salir bien parados de esta, sino con un montón de parados más.

Sobre el autor

Javier Merino. Investigador (TECNALIA) y emprendedor (SOYCAPAZ).

Artículo escrito por Colaboración

10 Comentarios

  1. Iñigo Segura

    Señor Merino, aclaraciones: lo importante no es el gasto empresarial en I+D sino la financiación empresarial de la I+D (cuyo «share» ha estado cayendo en los últimos años y hasta cierto punto uno podría pensar que debido a un desplazamiento por el incremento de las subvenciones que queda reflejado por el aumento del «share» empresarial en el gasto). Si el gasto empresarial en I+D fuera del 100% y todo él estuviera financiado por la administración (subvenciones) su impacto sería probablemente bajísimo (que explica al menos algo de lo que esta ocurriendo). Dicho esto estoy bastante de acuerdo en líneas generales con el artículo.

    Investigadores de la ciencia (perdonad que generalice): También estoy de acuerdo con vosotros. ¿Cómo puede ser? Pues porque habéis hecho de una manera extraordinaria lo que se os ha pedido: publicar (y últimamente, aunque aún no de una manera tan productiva, patentar). La cuestión no es si los investigadores españoles son buenos o malos. Los investigadores responden a los incentivos. Lo importante es saber si las políticas científicas y tecnológicas (incentivos) han sido válidas o mejor, si son válidas para el futuro.

    Se habla del número de patentes. Gran error!! Simplemente tengamos en cuenta los ingresos por venta o licencia de patentes del CSIC y dividámosla por su número de patentes. El resultado no le gusta ni a la OTT del CSIC (y eso sin descontar la patente de la gran investigadora Margarita Salas que es la que se genera buena parte de los ingresos). De todas formas, ¿Sabían que desde hace ya unos años el número de patentes españolas por año esta creciendo? En publicaciones estamos bastante bien (no me meto con los problemas de medir la calidad) y en patentes estamos mejorando. Entonces, ¿Por qué se critica al sistema? Pues porque año tras año caen las exportaciones de productos de media-alta y alta tecnología. El sistema no genera los retornos económicos que se venden como justificación de las políticas de I+D (por favor, evitadme el sufrimiento de oir de nuevo que esto tiene un «delay», que hay que esperar algo más, que todo llegará..)

    Es un problema de incentivos y por tanto de políticas. Incentive la publicación y se publicará. Incentive las patentes y se patentará. La pregunta es ¿con qué impacto económico? Joder!! No estropees la idea coño!! Si funciona de puta madre!!

    La cuestión no es si debe haber recortes o no. Nunca hay ni habrá dinero suficiente. La cuestión es que debe haber reformas en las políticas pero no creo que las vaya a haber. Lo siento investigadores pero en ese sentido si creo que los grupos de presión de la ciencia (mediáticos, políticos, institucionales) impedirán esas reformas tan necesarias.

    En Estados Unidos el porcentaje de gasto publico dedicado a Desarrollo Experimental es del 50%. En Europa es del 20%.

    La pregunta es, por tanto ¿por qué no se cambian las políticas, se presta menos atención a la publicación y a la patente y se incentiva más la explotación del conocimiento convirtiéndolo en riqueza? Entonces empezaríamos a hablar de rigideces, inmovilismo, manipulación interesada, oligopolios de la ciencia, intereses creados, reinos de taifas, poder… Estoy seguro que el CNIO podría tener el doble de presupuesto si dejamos de financiar a los menos productivos y aún ahorraríamos recursos para poder financiar nuevas políticas destinadas a la explotación (Desarrollo Experimental) y dejaríamos de hablar de presupuesto….

    Siento si he herido la sensibilidad de alguno. No tengan en cuenta lo que he dicho y ya esta. Soy un profundo desconocedor del mundo de la ciencia y la tecnología. Tan sólo soy un tecnólogo… y bastante mediocre.

    Ah!!! Y por cierto, mientras que no arreglemos eso de que cada región o provincia tenga su propio sistema y políticas de I+D y no mejore nuestro sistema educativo no pierdan el tiempo con estas discusiones… ;))

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  2. enrique eiguren

    En investigación tal como está montado todo, si no tienes vínculos políticos no tienes nada que hacer.
    Los investigadores que hay ahora estan apoyados por gente que pertenecen a alguna facción política.
    Lo negarán cínicamente.
    con la bolsa de paro que hay una gran cantidad de investigadores son investigadores porque no tienen otra opción. Y en base a su expediente académico «el padrino» catedrático que controla la plata le ubica en un puesto de investigación. Este puesto en la mayoría de las veces no tiene ningún interés larfa el joven que empieza.
    Para investigar lo primero que hace falta son ideas originales y de esas estan muy flojos.
    En el fondo lo que subyace es el doinero que se recibe con el pretexto de la investigación.
    Creo en la investigación libre, con iniciativas personales, pero no en esta investigación de chupar del contribuyente descaradamente.
    Si sabríamos bien lo que se hace, muchos investigadores no serían bien vistos.
    Hay mucho cuento.

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  3. Rafael

    1. Durante las últimas decadas se ha incentivado publicar articulos. Vía sexenios tenerlos en cuenta para conseguir desde becas hasta plazas, pasando por proyectos.

    2. No se ha incentivado en la misma medida la ciencia aplicada. Ejemplos:

    – No se tiene practicamente en cuenta las patentes par obtener sexenios.
    – Se valoran poco o nada en el CV para proyectos, plazas incluso becas.
    – La explotación de las patentes no solo no se incentiva sino que se penaliza si se trabaja en una entidad publica.
    – la ley deincompatibilidades de las administraciones publicasx y la ley de contratos, penalizan la explotación comercial de un empleado publico, incluso son abrir expediente y su expluasión del puesto de trabajo. Algo que no sucede casoi ni cometiendo un delito de malversación, acoso o diría homicidio!!.

    – Mi experiencia y conclusión como investigador que hace tanto ciencia basica como aplicada y consecuentemente he publicado, patentado e incluso ayudado con mis ideas a crear una nueva empresa, es que de los articulos publicado obtengo un aumento salarial (sexenios), me ha ayudado a conseguir una plaza publica, me permite conseguir nueva financiación para el grupo investigador.
    Sin embargo la ciencia aplicada, las patentes y la nueva empresa:
    me han supuesto peleas continuas con la administración, que me llamen pesetero en una oposición, que no se valoren las patentes en mi CV cuando cada una de ellas me ha supuesto y me sigue suponiendo un esfuerzo en tiempo y recursos equivalete a mas de 10 buenas publicaciones.
    Crear una nueva empresa en la que la ley de incompatibilidades del empleado público no me deja prácticamente particiar me ha supuesto, gastarme dinero de mi salario en abogados que me asesoren, tener peleas con los que eran mis colaboradores y que me han dejado de lado una vez constituida la empresa, una enorme inversión de tiempo y desgaste. Tiempo y recursos que han ido en detrimento de mis publicaciones y han empeorado la competitividad de mi CV

    Consecuencia: no lo volveré a hacer. Es mejor con la actual coyuntura y leyes dedicarse en el mejor de los casos a publicar desde el sector publico.

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  4. Arturo Martínez

    Más allá de los farragosos (para los que no somos economistas) informes que se hacen en España sobre las inversiones en I+D+i, los informes de la UE «R&D Industrial Investment Scoreboard» (disponibles en http://iri.jrc.ec.europa.eu/reports.htm) ponen de manifiesto la raquítica inversión privada en I+D+i de las empresas españolas. La posición de nuestras empresas (en cualquier sector) respecto a las de países más desarrollados de la UE es, cuando menos, vergonzosa. Dicha falta (perdón por las simplificaciones, pero para entendernos) de inversión privada es, en mi opinión, el principal problema de nuestro sistema de I+D+i, pues es lo que nos diferencia en mayor medida de los países donde dicho sistema funciona de forma más eficaz. Por otro lado, completamente de acuerdo con el comentario largo de Rafael Martínez en 11/04/2012.

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