El momento Napster de las eléctricas y los impuestos al sol

16 junio 2015

Hace unos pocos días saltaba la noticia de que el Ministerio de Industria estaba preparando una nueva ley contra las baterías eléctricas que apoyaran el autoconsumo de electricidad en nuestro país. La verdad es que al principio no me lo creí, pero pensándolo mejor, el Gobierno que según Forbes había decidido poner impuestos al sol seguro que podía sorprendernos aún más.

Energía_Solar_Sintetia

La inestabilidad como excusa
Y efectivamente, el Ministro del área tuvo el cuajo de salir confirmando la noticia e intentar explicar los motivos. Motivos que son los mismos que le empujaron a «poner impuestos al sol», la terrible inestabilidad que los autoconsumidores de electricidad impondrían al sistema eléctrico, ya que aunque no utilicen la energía de la red, estarán conectados a ella y si en algún momento la necesitan, podrían generar problemas.
Algo así como si cultivas tomates en tu casa y un día no se dan bien y tienes que ir al supermercado a comprarlos. O si no tienes coche y un día lo necesitas y entonces utilizas la carretera. O imagínate que no tienes móvil, y entonces un día necesitas hacer una llamada desde una cabina. ¿Os imagináis el caos? Pues para evitarlo se ponen impuestos lo suficientemente altos para que sean disuasorios, y entonces sólo los más locos lo harán.
Perdonadme la simplificación, pero esto es más o menos lo que se ha anunciado. El Ministro, obviamente aunque nos hable desde un punto de vista del «interés general», en realidad está hablando desde un interés de la industria, que tiene el poder de influenciar en estas cosas porque es un oligopolio legalmente protegido. Si tuviéramos un oligopolio legalmente protegido en la distribución de alimentos, no os quepa ninguna duda de que pagaríamos por las tomateras en nuestras casas.
Sin embargo, lo que no se dan cuenta el Ministro ni las eléctricas es que se están haciendo un flaquísimo favor. Esto es pan para hoy, y hambre para mañana. Ellos solos, se están construyendo un momento Napster, y sí, van camino de acabar como las discográficas.
Hacerse un Napster, escupir contra el viento
Para los que no recordéis Napster, fue el primer servicio para compartir música a través de redes P2P que llegó a ser masivo, y que de hecho intentó salir del lado oscuro de la piratería y «limpiarse». No fue el primero, pero desde luego tuvo un profundo impacto en la industria, tanto que dio nombre al proceso de disrupción digital que han ido sufriendo muchas industrias.
La industria reaccionó con todo el peso que en aquél momento tenían. Demandaron a Napster, a usuarios, a todo el que pudieron, llegando incluso a demandar a una niña de 12 años que vivía con su madre soltera en una casa de acogida y con la que llegaron al acuerdo para zanjar la demanda haciéndola pagar 2000$. Aquello duró unos años, pero finalmente consiguieron cerrar Napster. Sin embargo, como sabréis, aquello no evitó lo inevitable. Como mucho, simplemente lo retrasó. Luego llegó una nueva tecnología P2P (torrent) que no necesitaba de un servidor central y por lo tanto muy difícil pelear contra ello de la forma que si hizo con Napster. Y el resto es historia.
Pero también ocurrió otra cosa, la gente ya se había acostumbrado a las descargas digitales, y estaba muy aburrida de los viejos formatos y maneras de hacer negocio a las discográficas. El campo estaba abonado para que alguien llegara y lo cambiara todo. Y eso hizo Apple con su iTunes y su Ipod. Apple se llevó el negocio, y las discográficas su pírrica victoria sobre Napster, y el mundo musical no volvió a ser igual.
¿Qué lecciones se pueden sacar de la experiencia de Napster desde el punto de vista de las discográficas?
Lecciones prácticas
La primera es que no es bueno alienar a tus clientes. No es nada recomendable convertir a tus clientes en tu enemigo. La gente que descargaba música de Napster seguía comprando música, seguía yendo a conciertos, y seguía estando muy interesada en el producto de las discográficas. Había un problema de precio, o un problema de formato, no realmente de producto.
La segunda es que puedes ir contra una tecnología, pero lo normal es que cuando has cabreado a tus clientes, y son muchos, es que entre ellos haya alguno suficientemente inteligente y cabreado como para desarrollar una nueva y más poderosa tecnología contra la que te será aún más difícil pelear. De hecho, les habrás enseñado casi todas tus cartas legales, y al final, encontrarán el agujero por dónde colarse. En el caso de Napster, enseñaron que sin un servidor central no se podía hacer nada, y esa fue la clave para desarrollar los torrent.
La tercera, y la más importante, es que cuando tomas la decisión de declarar la guerra a una tecnología para defender tu (y vieja) tecnología, obviamente no puedes ni acercarte a esa nueva tecnología. Eso significa que no explorarás formas de trabajar con ella, de adaptar tu modelo de negocio, o explorar colaboraciones con la gente que está desarrollando esas nuevas tecnologías, las cuales por cierto, te verán como su enemigo. Esto deja la puerta muy abierta a nuevos jugadores que no tienen esas ataduras para romper el mercado y quedarse con el pastel. De hecho, en la gran mayoría de casos, como éste de disrupción drástica de un mercado, lo que ocurre es que para estos jugadores el pastel no es el mismo que para los antiguos (en este caso la música), crean un nuevo pastel (en ese momento nuevos dispositivos que convirtieron la música en un servicio).
En vez de enfrentarte al futuro, créalo
Pues bien, no creo que sea descabellado pensar que las eléctricas (españolas) están haciendo exactamente lo mismo que en su momento hicieron las discográficas, y que el Ministro, en toda su «buena» fe, les está haciendo un flaquísimo favor. Están haciendo enemigos entre sus clientes, no están trabajando en las tecnologías que sin duda son el futuro, y finalmente, tratan a los que sí lo están haciendo como el enemigo (léase Tesla y sus baterías por ejemplo)
El otro día me encontré con una de las páginas del libro que reciben todos los empleados de Facebook cuando entran la compañía. Esa página dice:
«if we don’t create the thing that kills facebook, someone else will»
Es curioso que algo que aprenden los jóvenes que entran en facebook desde el primer día, todavía no lo tengan claro ni los ejecutivos de las compañías eléctricas, ni nuestro Ministro.

Artículo escrito por Roberto Espinosa

Economista experto en tecnología e innovación Bio

2 Comentarios

  1. josemanuel quiñoy

    Totalmente de acuerdo, la ceguera de este Gobierno es sorprendente. La pregunta sería, ¿qué hacemos los ciudadanos para contrarrestarlo?
    jmq

    Responder
  2. Roberto Espinosa Blanco

    Gracias por tu comentario Jose Manuel, yo creo que hay mucha gente haciendo cosas, y mucha otra no haciendo nada, o simplemente ni dándose cuenta de la situación. En todo caso, es cuestión de tiempo que esto sea insostenible en mi opinión.
    Saludos
    Roberto
    @resbla

    Responder

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