Al trabajo del conocimiento le falta innovación

30 marzo 2016

Como parte natural de los procesos de innovación, en ocasiones surge una innovación que rompe radicalmente con los modelos y paradigmas existentes. Se trata de una aportación diferencial que marca una nueva tendencia, no sólo cubriendo necesidades existentes, sino aportando nuevas ventajas a la sociedad. Este tipo de innovación, denominada innovación disruptiva, es tan diferencial que transforma por completo el sector donde tiene lugar, obligando a la industria a adaptarse.

Trabajador Conocimiento

Las innovaciones disruptivas han provocado los grandes saltos cualitativos en la evolución de las sociedades. El ser humano no ha parado de generar innovaciones disruptivas: la rueda, la imprenta, la electricidad o el telégrafo transformaron la sociedades de su momento, al igual que, en el último cuarto del siglo XX, el auge de las tecnologías de la información e Internet impulsaron definitivamente la sociedad del conocimiento en la que vivimos.

Estamos viviendo momentos de importantes cambios sociales y económicos. La transformación del mundo en general, y del trabajo en particular, es evidente. Vivimos en una sociedad en la que las personas, su «saber», y cómo lo aplican, son más importantes que nunca. Hemos pasado de una sociedad basada en una economía sustentada en el trabajo de manufactura, a una sociedad basada en el conocimiento, que ha dado lugar a un nuevo tipo de trabajador: el profesional del conocimiento.

La necesidad de innovar en productividad

Decía Peter Drucker que “La productividad del trabajador del conocimiento es el mayor de los desafíos del siglo XXI. En los países desarrollados, es el primer requisito para su supervivencia. De ninguna otra forma pueden los países desarrollados esperar mantenerse y mucho menos mantener su liderazgo y sus estándares de vida”.

A lo largo del tiempo se han producido innovaciones graduales en la productividad del trabajador del conocimiento: decenas de metodologías de gestión de proyectos, trucos para gestionar el tiempo y las prioridades, modelos organizativos jerárquicos, matriciales y pseudofuncionales,… En definitiva, innovaciones lineales que dan respuesta, en mayor o menor medida, a ciertas necesidades del momento pero que no son lo que necesitamos en el mundo V.U.C.A en el que vivimos.

Fue el propio Peter Drucker quien propuso la innovación disruptiva que ayudaría a superar los desafíos que él mismo se planteaba respecto a la productividad del profesional del conocimiento. Esa innovación disruptiva es la efectividad personal, que plantea un enfoque sustancialmente diferente de los tradicionales, aunando los criterios de eficacia y eficiencia como elementos complementarios e inseparables en el trabajo del conocimiento.

David Sanchez Productividad

¿Qué es un profesional del conocimiento eficaz?

Una de las características que tiene el profesional del conocimiento en su actividad es que tiene más trabajo que hacer que tiempo para hacerlo. La consecuencia de ello es que, de manera irremediable, los profesionales del conocimiento tienen que dejar cosas sin hacer. Para complicar las cosas, en el trabajo del conocimiento, la contribución de valor de cada cosa que se hace es diferente y ello hace que sea crítico decidir qué hacer y, casi más importante, decidir qué no hacer.

Para el profesional del conocimiento, lo esencial es la consecución de resultados que maximicen la generación de valor. Hacer aquello que le acerque a dichos resultados es hacer lo correcto y, hacer lo correcto, es eficacia. Por tanto, un profesional del conocimiento eficaz es aquel que hace las cosas correctas para alcanzar los resultados que se esperan de él.

La manera en que un profesional del conocimiento puede mejorar su eficacia es aprendiendo y desarrollando hábitos que contribuyan a mejorar su proceso de toma de decisiones.

Definiendo eficiencia en el trabajo del conocimiento

El otro gran reto al que se enfrenta el profesional del conocimiento es el de realizar su trabajo con la mejor eficiencia, es decir, con la mejor relación entre recursos disponibles y resultados obtenidos.

El principal recurso del profesional del conocimiento es su atención. La calidad del trabajo dependerá de cómo de eficiente haya sido la gestión de la atención durante la ejecución del mismo. Una atención dispersa es ineficiente. Una atención enfocada, es eficiente.

Para ser eficiente, es indispensable aprender y desarrollar hábitos destinados a mejorar la gestión de la atención y las interrupciones de su entorno. Es cierto que algunas interrupciones son difíciles de evitar, pero es sencillo minimizar su impacto en la eficiencia del profesional del conocimiento.

Conclusión

Las organizaciones y las personas se enfrentan a retos cada vez mayores. La liquidez de la sociedad moderna de la que habla Zygmunt Bauman,  y la realidad de vivir en entornos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, obliga a buscar y desarrollar soluciones que resuelvan los problemas relacionados con la nueva productividad.

Técnicas como la gestión del tiempo, la clasificación de tareas, la gestión, o mejor dicho, la «sobreplanificación» de proyectos y, en general, los métodos tradicionales, han demostrado ser ineficaces para resolver los retos productivos de los profesionales del conocimiento. Por eso, hace falta una innovación disruptiva que logre romper con los paradigmas heredados y proponga una solución que funcione de verdad.

Si queremos dar respuesta a los desafíos del siglo XXI, los profesionales del conocimiento tenemos que innovar radicalmente en nuestra forma de aprender y trabajar, deshaciéndonos de viejos aprendizajes, comportamientos y creencias para sustituirlos por nuevas competencias que respondan a las exigencias reales que se nos plantean.

En otras palabras, como profesionales del conocimiento, para ser productivos, competitivos y felices, aportando valor en nuestro trabajo, hemos de desarrollar la competencia de ser efectivos, aprendiendo a ser eficaces y eficientes.

Por eso, la innovación disruptiva que necesitamos es la efectividad personal.

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Artículo escrito por DAVID SANCHEZ RUBIO

2 Comentarios

  1. Gian-Lluis Ribechini

    Uno de los ámbitos que afectan a los «trabajadores del conocimiento» es la «resolución de problemas» y en la mayor parte de las ocasiones requiere la actividad de pensar (tanto en a nivel consciente como subconsciente).
    En estos casos ¿es adecuado el actual sistema de medición de la productividad?
    ¿son las mediciones estadísticas económico-financieras macroeconomicas habituales adecuadas para determinara la productividad de los trabajadores del conocimiento?
    Saludos.

    Responder
  2. David Sánchez

    Efectivamente, la principal actividad de los profesionales del conocimiento es pensar y aplicar su conocimiento a la resolución de situaciones que aporten valor. Un valor entendido como algo que acerque al profesional a la consecución de los resultados que se esperan por su parte.

    La actividad de pensar ha de ser siempre consciente. Pensar de manera inconsciente es no pensar. El profesional del conocimiento tiene que pensar y decidir de manera consciente evitando «automatismos».

    Con respecto a los sistema de medición de la productividad de los empleados, es evidente que no son adecuados para calibrar la actividad del profesional del conocimiento. Sobretodo porque la mayoría de organizaciones no han tomado conciencia del entorno actual que da lugar el trabajo del conocimiento. Hay un camino de recorrer en esa línea, ya que como decía Peter Drucker, «lo que se puede medir, se puede mejorar». Los sistemas estadísticos actuales están más orientados al cumplimiento y justificación que a la efectividad y a la mejora.

    Un saludo!

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